Estaba en casa con su madre y la pareja de esta cuando vio cómo el hombre comenzó a agredirla. A pesar de que tiene tan solo ocho años, fue capaz de levantar el teléfono y llamar a la Policía Local de Málaga, que se personó en la vivienda y detuvo al presunto agresor.
Ese gesto, que requiere de altas dosis de valentía, pudo salvar la vida de la mujer que, según los testimonios recabados por los agentes, llevaba cuatro años siendo víctima de violencia de género, pero nunca denunció.
Todos los expertos coinciden en señalar la importancia del entorno social de las mujeres maltratadas para quebrar el manto de silencio que cubre todavía muchos casos. La voz de alarma de un familiar, un amigo o un vecino puede ayudar a detectar la situación y evitar que llegue a términos extremos.
De hecho, en este caso, de forma simultánea a la llamada de la menor, un vecino de la zona se personó en dependencias policiales para denunciar que estaban golpeando a una mujer.
La víctima y el agresor mantenían una relación desde hace seis años, pero la convivencia era puntual porque el hombre pasa bastante tiempo fuera del país, según las mismas fuentes.
El día de la llamada, el pasado martes, al parecer, él empezó a pedirle dinero y, al recibir una negativa por respuesta de ella, empezaron a discutir. Según el testimonio de la mujer, el hombre comenzó a agredirla y ella intentó escapar de la vivienda con la niña, pero él las agarró y las volvió a meter en la casa.
Fue en esos minutos posteriores cuando la pequeña y el vecino alertaron casi a la vez y por distintas vías a las fuerzas de seguridad, que acudieron al lugar y, tras aporrear la puerta, consiguieron entrar. Encontraron a la víctima tumbada en el suelo mientras su agresor la agarraba del cuello con las dos manos y la inmovilizaba con una rodilla en el pecho.
El individuo fue detenido y tras ser presentado en dependencias de la Policía Nacional pasó a disposición judicial.