Los vecinos de Canillas de Aceituno están consternados por las noticias que salieron a la luz este miércoles respecto a Roberto José B., el párroco de 38 años de este pequeño y tranquilo pueblo malagueño de apenas 2.000 habitantes. El cura está siendo investigado por un presunto delito de coacciones. Al parecer, el hombre acosó presuntamente a una mujer que decía ser su pareja, tanto a nivel telemático (con llamadas, correos y mensajes) como físicamente, persiguiéndole con su propio coche por la autovía.

Roberto José B. tiene 38 años y es de origen venezolano, al igual que la mujer supuestamente acosada. Fue ordenado sacerdote en 2015 y llegó a Málaga en 2018, cuando ejerció en Archidona. Las fuentes consultadas aseguran que lo llamativo de su llegada a Canillas de Aceituno, en el año 2021, es que llegó a la casa parroquial con un grupo de personas, de seis concretamente, entre las que se encontraba la denunciante, todas ellas, según relatan las fuentes, latinas. Así, siempre manifestaba que todas formaban parte de su familia, en concreto, que eran “primas” suyas.

Según los vecinos, el padre Roberto tenía una actitud absolutamente normal cada vez que pasaba por el pueblo, pues también ejercía sus labores en Sedella y Salares, municipios malagueños cercanos a Canillas de Aceituno. Algunos feligreses manifiestan que se ha portado muy bien con todos, que era un chico normal y que solía ir a comprar a diferentes establecimientos locales, así como a comer a restaurantes del pueblo.

La sensación es que gran parte de los vecinos se agarran a la presunción de inocencia y no terminan de creer que el padre Roberto, así le llaman, hubiese sido capaz de haber cometido algo así. En una de las tiendas locales, aseguran que solía comprar lo básico, pero como un cliente más. “La verdad es que tampoco tenía muchísima relación con la gente. O eso se veía. De puertas para dentro, él sabrá”, cuentan en uno de los establecimientos de Canillas de Aceituno, que no llega a 2.000 habitantes.

Pese a que la defensa del sacerdote ha recalcado en varias ocasiones que no va a comparecer públicamente ante ningún medio, sí que ha reconocido que la mujer que ha denunciado al párroco vivió en la casa parroquial un tiempo porque este ayudaba a personas “con problemas habitacionales”. 

"Está todo 'sub iudice' y no vamos a decir nada. Se verá en el juicio si no se archiva antes", aseguró el abogado del investigado. A la par, la defensa ha negado rotundamente todos los hechos denunciados por la chica, incluso la persecución por la autovía, manifestando, además, que las denuncias fueron cruzadas. Primero le denunció ella, y luego él.

El origen

Según manifestaron a EFE fuentes cercanas a la investigación, la mujer manifestó ante las autoridades que convivía con el sacerdote extradiocesano -que reside y ejerce su ministerio fuera de la diócesis en la que está incardinado- y que, debido a sus desavenencias, decidió irse a Madrid.

Fue a partir de entonces cuando el cura la acosó presuntamente con llamadas de teléfono, mensajes y correos electrónicos para pedirle que volviera a Málaga. La mujer denunció el acoso en una comisaría de Madrid de la Policía Nacional, unas diligencias que después amplió la Policía Judicial de Vélez-Málaga.

Las fuentes han explicado que la mujer también denunció, esta vez en Málaga, que en una ocasión, cuando conducía su vehículo por la autovía A-7, el sacerdote la rebasó a la altura del kilómetro 978 y se rio de ella. Después, se puso delante del coche de la mujer, redujo la velocidad y ella le adelantó. Pero él volvió a acelerar, se colocó delante de ellas y le dio las luces largas a menos de dos metros. Una actitud que mantuvo un tiempo.

Lo hizo, según las fuentes, cuando ya tenía una orden de alejamiento por el acoso previo. De hecho, tenía prohibido acercarse a menos de 300 metros del domicilio de la víctima o de cualquier otro lugar que ella frecuentara.

En total, la mujer denunció en seis ocasiones al hombre, que fue detenido la primera semana de septiembre cuando la Guardia Civil le detuvo por el quebrantamiento de la citada orden de alojamiento.

Obispado

Tras prestar declaración, pudo hacer vida normal y volvió a casa. De hecho, el alcalde de Sedella ha asegurado en Canal Sur que lo vio el pasado sábado por el pueblo. El alcalde de Salares, por su parte, ha informado a EL ESPAÑOL de Málaga de que estuvo por su localidad el martes. 

Las parroquias de ambas localidades donde ha sido visto recientemente el párroco, junto a Canillas de Aceituno, dependen de él, pero el Obispado de Málaga asegura que le ha pedido al sacerdote “que siga de retiro” hasta que se esclarezcan los hechos. Hasta el momento, no se le ha apartado de la Iglesia.

En este sentido, el Obispado de Málaga ha incidido en que han tenido conocimiento de esa orden de alejamiento cuando ha salido a la luz en los medios de comunicación esta misma semana. Así, en un comunicado, han pedido que se les desvincule “de un litigio entre dos personas adultas” pues “desconocían la gravedad de los hechos”.

Lo único que sabían, según manifiestan, eran de las desavenencias entre ambos y les advirtieron de que “resolvieran ellos sus problemas personales como adultos que eran y que no implicaran al Obispado en sus asuntos", puesto que no contaban con pruebas, alegan. Este detalle es importante, pues todo apunta, según la versión del Obispado, que el sacerdote omitió el detalle de que tenía una orden de alojamiento en vigor.

En estos momentos, el Obispado está analizando toda la información que dispone del caso para tomar “medidas oportunas” en relación al cura, así como para encontrar un párroco sustituto mientras está "retirado".

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