Curro y Mari empezaron a dedicarse a la castaña asada hace dieciocho temporadas. Tienen un puesto llamado 'Currillo' en la calle La Torre de Alhaurín de la Torre, junto a la Plaza de España, por el que son muy famosos en la zona. Sin embargo, lo que vivieron este jueves, aseguran, "nunca nos había pasado". Sobre las siete de la tarde, la pareja recibió una llamada que les alertaba de que su puesto se había desplomado completamente por culpa del viento. No podían creérselo.
El paso de la borrasca Aline ha sido notorio en la provincia de Málaga. El Servicio de Emergencias 112 de Andalucía ha recibido más de 150 avisos relacionados con la lluvia y el viento. De hecho, Alhaurín de la Torre ha sido uno de los municipios donde Aline ha hecho más estragos. Algunos puntos del pueblo estuvieron sin luz hasta bien entrada la madrugada.
Así, Mari aún no entiende con qué fuerza tuvo que soplar el viento para derrumbar su puesto. "Pesa mucho, para moverlo usamos un camión grúa. Solo lo podemos desplazar desmontándolo y cargándolo poco a poco", expresa.
Este jueves no estaban vendiendo castañas porque ella se encontraba muy mal. A día de hoy, cree que un catarro le ha ayudado a no pasar un "mal rato". "Gracias a Dios no estábamos allí. Yo siempre me pongo detrás del mostrador y me hubiese llevado lo peor. Entre que estaba mala y que el día estaba como estaba, decidimos no montar. Creo que hubiese hecho un daño muy grande, sobre todo a nosotros, que estaríamos allí", relata Mari.
Ambos trabajan en el puesto por herencia familiar. Los abuelos y padres de Curro fueron castañeros y él, tras sufrir una lesión en la espalda cuando se dedicaba a la construcción, decidió seguir el legado de los suyos. "Por necesidad empezamos y al final le hemos puesto mucho cariño y atención a nuestro oficio. Yo aprendí junto a él y cada año vamos a mejor", comenta Mari.
Durante la jornada de este viernes, Curro y Mari van a intentar evaluar los daños y remplazar las maderas dañadas por el viento. Tras compartir las imágenes del 'desastre' en redes, han recibido el apoyo de decenas de alhaurinos, que esperan que pronto puedan volver a la normalidad y que el humo y el olor de su puesto les guíen como en cada otoño.