Alemania fue la primera potencia militar en creer fielmente en la guerra submarina, por eso sus U-Boots fueron temidos desde la Primera Guerra Mundial. Hubo submarinos como el U-35 que hundieron en esa contienda 224 buques, y otros tantos rozaron también los 200 hundimientos.
Toda esta experiencia de arma submarina la comenzó a poner en práctica Hitler el 1 de septiembre de 1939 cuando Alemania invadió Polonia. Fue el inicio de la Segunda Guerra Mundial que se había estado gestando durante varios años atrás en el alto mando alemán. Por ello, la Guerra Civil española fue la gran oportunidad para su ejército de probar nuevas armas e instruir tropas aunque oficialmente no estuviese en guerra en España. Aunque en agosto se firmó un pacto internacional de No Intervención en España que suscribieron 27 estados europeos, ni Alemania, ni Italia, ni Portugal lo cumplieron para ayudar al bando franquista. Por su parte la URSS ayudó al bando republicano.
Debido a su apoyo al bando sublevado contra la República, la Alemania nazi envió a España todo tipo de armamento y suministros necesarios para los hombres de Franco. Tras confirmarse el inicio de la Guerra Civil española el 18 de julio de 1936, Hitler dio orden rápidamente de movilizar a su Marina disponible y, en primer lugar, repatriar a los alemanes que vivían en España. Se desplazaron 27 mercantes alemanes para iniciar este proceso de evacuación. El 26 de julio de 1936 oficialmente Hitler comunicó a los enviados de Franco en Berlín que les ayudarían militarmente en lo que fuese posible a ganar la contienda.
Todo transcurrió muy rápido. A finales de agosto del 36 la mitad de la Armada alemana disponible en ese momento operaba en aguas españolas. Y consiguió que llegasen sin problemas los continuos envíos de material militar que requería el bando liderado por Franco. También utilizaron observadores de todo el trasiego marítimo en los puertos republicanos.
En esta estrategia también entró en juego la batalla submarina y el 30 de septiembre de 1936 Hitler ordenó a Erich Hans Albert Raeder, Almirante de la Marina alemana, el envío de dos submarinos al Mediterráneo para atacar de forma secreta a navíos republicano o soviéticos que abastecían a la España republicana. La operación la denominaron “Úrsula” y en ella también participaron 2 submarinos italianos. Según la tesis del doctor Iñigo Gómez García, en noviembre del 36 tanto los alemanes como los italianos temían el envío de tropas a la República por parte de la Unión Soviética. Eso hizo que llegaran rumores del Mar Negro a un capitán de fragata alemán que comunicó al alto mando de la Kriesgmarine la posibilidad de que la URSS tuviese preparadas embarcaciones para transportar 3.000 soldados a España desde Odessa. Algo que no se produjo nunca.
La Operación Úrsula tuvo una duración de 27 días. La Alemania nazi desplegó los submarinos U-33 y U-34 y la Italia de Mussolini utilizó los submarinos Sciessa y Torricelli. Fue una operación secreta ya que oficialmente no estaban en guerra contra España y las embarcaciones no debían izar pabellón ninguno. Las tripulaciones de los submarinos alemanes realizaron un juramento bajo pena de muerte: nadie podía comentar nunca esta misión. Si se descubría el plan el Oberkommando der Marine (OKM) temía una respuesta contundente de Francia e Inglaterra. El 28 de noviembre de 1936 entraron en el Mediterráneo los submarinos alemanes, el U-33 se encargaba de Alicante y el U-34 de Cartagena. Estaban autorizados para atacar objetivos plenamente identificados, y consideraban arma de guerra cualquier barco de la República o Soviético. En cada submarino transportaban uniformes españoles por si ocurría algún incidente izar la bandera española, y tenían orden de huir a Cerdeña en el caso de cualquier problema técnico para no ser descubiertos.
Del 1 al 11 de diciembre los submarinos alemanes realizaron 11 ataques sin éxito contra barcos republicanos, 8 fueron dirigidos contra torpederos republicanos y tres contra mercantes. Todas estas acciones las realizó el U-34, que disparó tres torpedos y en las tres ocasiones no dio con el blanco. El 9 de noviembre los submarinos alemanes recibieron la orden de comenzar a regresar a su base en Alemania en tres días porque se agotaba el combustible. Ese 11 de diciembre los submarinos se rotaron de zona de actuación con los italianos, y el U-34 comandado por Harald Grosse se dirigió a aguas de Málaga.
El hundimiento
El 12 de diciembre de 1936 amaneció Málaga tranquila sin conocer lo que a las 14:19 iba a suceder. El submarino C-3 leal a la República se encontraba en la bahía de Málaga con sus 40 tripulantes emergido porque tenía una avería y su rendimiento no podía ser el que debería para esas circunstancias de la guerra. Por el periscopio del U-34 Harald Grosse vio claramente y de casualidad su objetivo y sabía que debía atacar con un solo disparo de torpedo sin errar el tiro, porque en el Puerto de Málaga estaban dos pesqueros, el guardacostas Xauen, la lancha I-4 y el destructor británico Acasta que saldrían en su búsqueda tras una explosión.
Pero recientemente se ha descubierto que el torpedo que impactó en el submarino C-3 no detonó, por lo que es más que posible que incluso ayudara al submarino alemán a no ser detectados. Murieron 37 tripulantes españoles y solo tres pudieron salvarse porque se encontraban en el puente de mando. El torpedo alemán alcanzó la parte más sensible del C-3 y lo hundió rápidamente. Para Alemania fue un éxito, el U-33 y U-34 volvieron a sus bases y no fueron detectados. Para la marina alemana la operación sirvió para una gran instrucción, y pudo llevar su experiencia de combate para sus flotillas en la Segunda Guerra Mundial.
No fue hasta 1997 cuando, gracias al empeño del abogado malagueño Antonio Checa, se descubrieron los restos del submarino C-3, y se comenzaron a realizar estudios y homenajes a unos marinos en un acto de piratería de la Alemania nazi.
Tanto la República como la España franquista trataron de oscurecer estos hechos por diferentes causas. Por ello estuvo tanto en el olvido este pecio, que ahora se considera tumba de guerra. Gracias al profesor de la universidad de Virginia Willard C. Frank Jr se logró probar el plan secreto de la Alemania nazi. Fue quien encontró los archivos de la Marina alemana en los que se detallaba el plan. Incluso se descubrió el telegrama del U-34 confirmando al alto mando alemán la baja del submarino C-3, y por ello fue condecorado el comandante Harald Grosse. Ahora que el torpedo alemán se identificó en aguas malagueñas ya queda poco misterio de este asunto.
Ojalá se reflote y se pueda exponer en el lugar que corresponda.
La lista de desaparecidos en el submarino C-3
Alférez de Navío D. Antonio Arbona Pastor
Auxiliar 2º Naval D. Francisco López Lozano
Auxiliar 2º Electricidad y Torpedos D. Enrique Más Ayala
Auxiliar 2º Electricidad y Torpedos D. Manuel Pacheco López
Auxiliar 2º Radio D. Francisco Carrillo Mira
Auxiliar 2º de Torpedos D. Francisco Martín Portugués
Auxiliar 2º de Torpedos D. Carlos Sánchez Bernal
Auxiliar 2º de Máquinas D. José García Paredes
Auxiliar 2º de Máquinas D. Fulgencio Conesa Pérez
2º Maquinista D. José Sastre Gabarrón
3º Maquinista D. Miguel Palmer Bonet
3º Maquinista D. Antonio Asensio Martínez
3º Maquinista D. Juan Baamonde López
Cabo de Marinería D. José Rodriguez Ruiz
Cabo de Marinería D. Esteban Berenguer Robert
Cabo de Marinería D. José Sánchez Velasco
Cabo Electricista D. Pedro Saura Galindo
Cabo Electricista D. Joaquín Ruiz Baena
Cabo Electricista D. José Martínez Ponce
Cabo de Artillería D. Hipólito Rodríguez Anido
Cabo de Artillería D. Ismael Conte Aviño
Cabo Radio D. Constantino Blanco Sánchez
Cabo Enfermero D. Francisco Fuentes Quesada
Cabo de Fogoneros D. José Samper Torregrosa
Cabo de Fogoneros D. Francisco Torremé Sevilla
Marinero Carpintero D. José Carrión Luján
Marinero de 1ª D. José Caparrós Rubio
Marinero de 1ª D. Antonio Jiménez Saura
Marinero de 1ª D. Diego García Llamas
Marinero de 1ª D. Salvador Caparrós Rubio
Marinero de 1ª D. José Fernández Martínez
Marinero de 2ª D. José Limón García
Marinero de 2ª D. Pascual Martínez García
Marinero Cocinero D. Francisco Ros Nicolás
Fogonero Preferente D. Gabriel García García
Fogonero Preferente D. Benito Pardillo Bruno
Fogonero Preferente D. Bartolomé López Cobo
Harald Grosse no vio el final de la guerra. Ascendido a capitán de corbeta, obtuvo el mando del U52 que fue hundido en el mar del Norte en 1940 por el destructor británico Gurkha. Grosse se hundió con sus 42 hombres. Tampoco el U34 alcanzó los tiempos de paz ya que se hundió en Memel en el verano de 1943 al colisionar con su propio buque nodriza (Revista General de Marina, Ministerio de Defensa, Madrid, agosto-septiembre 1999, p. 351)