Pedro Marín Cots es uno de los grandes protagonistas de la gestión municipal de las últimas décadas en Málaga. Su labor ha sido clave en la obtención de fondos europeos que han permitido la recuperación del maltrecho Centro Histórico y el impulso de otros proyectos de regeneración como el Paseo del Parque, entre otros. Un papel al que ha sumado su trabajo de análisis como responsable del Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU), un ente que ha sentado las bases de la estrategia urbana de la capital de la Costa del Sol y ha dado forma al ambicioso Plan del Clima.
Ahora, tras separar su camino del organismo municipal, está presidiendo un foro de nueva creación, el Instituto de Estudios Urbanos y Sociales (IEUS), que está llamado a convertirse en punto de encuentro y debate esencial en el día a día de la capital y el entorno provincial.
¿Qué es el Instituto de Estudios Urbanos Sociales y por qué nace?
Lo que estamos tratando o deseamos es promover el debate ciudadano sobre cuestiones urbanas, sobre el modelo urbano de la ciudad y, de manera inseparable, sobre su cohesión social, íntimamente relacionada. Viene a ser un centro de debate, que queremos enfocar en un contexto académico. En la web ya se recogen estudios, artículos con referencias bibliográficas. Es importante señalar su carácter académico.
Nace en un momento en que no parece que haya muchos foros de este tipo.
No es que haya muchos, pero me viene a la cabeza la Asociación Teatinos, que también plantea una reflexión urbanística. En nuestro caso no solo es eso. No podemos dejar de lado las referencias a la crisis climática que hoy en día estamos teniendo. Creo que las próximas reuniones que tendremos estarán relacionadas con la crisis climática y todo lo que tiene que ver con el modelo de crecimiento-decrecimiento. Cuando me dieron el premio Málaga Viva, de la Diputación provincial, dije que la Administración pública está fomentando el crecimiento por el crecimiento, el aumento del PIB por el PIB. Pero no estamos en ese momento, eso es un tanto obsoleto, es típico de los años 60 y 70.
En un momento en que en Málaga tenemos problemas de recursos naturales muy dramáticos, como es la falta de agua, plantearse nuevas promociones turísticas, nuevos campos de golf, en algunos casos con atentados al paisaje de la costa, me parece fuera de lugar. Hay que plantearse que el bienestar y la alegría de los ciudadanos no pasan por el continuo crecimiento. Vale la pena pararse a pensar si debemos seguir creciendo o estabilizarnos con los recursos que tenemos y con la diversificación, con el equilibrio territorial que nos da el suelo del que disponemos.
Tenemos una conurbación fantástica de casi 100 kilómetros entre la Costa del Sol Oriental y la Costa del Sol Occidental, que es una de las referencias turísticas del mundo, y conservarla y mejorarla es importante. Seguir creciendo más hacia el interior, con más autopistas, no tendría fin. Este verano, por ejemplo, el calor que ha hecho en julio y agosto ha sido brutal. Prácticamente, de las 62 noches, en 56 hemos sobrepasado los 25 grados por la noche y de día, de los 62, hemos superado los 29 grados de temperatura.
"Una agenda urbana puede servir para impulsar cambios urbanos sociales en una ciudad o ser guardada en una estantería, como un florero"
Por lo que da a entender, el modelo ahora mismo establecido no coincide con la necesidad de reflexionar y abordar una estrategia diferente.
Desde que empecé a trabajar hace 42 años, siempre ha habido un modelo teórico y uno real. Por ejemplo, el PGOU del 83 fue un modelo muy imitado en toda España, que fue Premio Nacional de Urbanismo de 1985, pero quien lo ejecuta no son los que lo elaboran. Hay una diferencia entre la Agenda Urbana, que fue la primera de nuevo diseño hecha en Europa, y su desarrollo, que tiene que ver con diferentes áreas municipales, con diferentes políticos… Pasa también con el Plan del Clima, que estuvo aparejado con la declaración de emergencia climática, que fue un paso adelante con cierto valor. Como decía Joan Clos hace muchos años, una agenda urbana puede servir para impulsar cambios urbanos sociales en una ciudad o ser guardada en una estantería, como un florero.
¿En Málaga pasa eso?
Creo que sí. Tanto la Agenda Urbana como el Plan de Clima han tenido seguimiento mientras he estado trabajando allí. Este mes de junio se tendría que haber celebrado el tercer comité de seguimiento del Plan del Clima y no ha ocurrido. La disolución del OMAU ha sido una mala noticia. Si Málaga ha sido conocida durante años fuera era por el OMAU. El alcalde me ha llamado un sábado o un domingo para decirme que estaba con una gente de la comisión y que les habían hablado del OMAU. Me llamaba orgulloso.
¿Nunca le llamó para tirarle de las orejas por determinados análisis?
Nunca. Francisco de la Torre se ha caracterizado por ser una persona amable, educada y respetuosa con las cosas que hemos hecho en el OMAU. En los años 2000 teníamos un vínculo mucho más cercano. Defendía mucho lo que era la Agenda Urbana y el Urban. Eran años en los que impulsó el Plan Estratégico, la Agenda Urbana… Era una cultura que venía de Pedro Aparicio, en la cual la referencia del Plan General de 1983 era muy potente a nivel de planeamiento urbano y a nivel cultural.
Era importante en aquella época tener referencias teóricas académicas para intervenir en la ciudad. Y el Plan Estratégico de 1995 y la primera Agenda Urbana de 2005 fueron eso, una estrategia de ciudad consensuada. Eso es importante. El PGOU del 83 fue consensuado. Ejemplo de ello es que el 60% del planeamiento que estaba aprobado fue revisado. Eso hoy sería imposible.
Se propició un campo de juego en el que todo el mundo sabía cómo tenía que intervenir. Hubo un acuerdo social. También lo fue el Plan Estratégico y la Agenda Urbana de 2005 y 2015, donde participaron más de 200 personas y entidades. Estuvimos dos años de debate continuo. Ese acuerdo social te da fuerza para llevar la ciudad por un camino determinado.
Si empiezas a dejar de lado las referencias estratégicas, aparecen lo que denomino ocurrencias, que no tienen detrás un pensamiento elaborado y contrastado, una participación o un debate ciudadano. Eso es lo que diferencia una ocurrencia de la Agenda Urbana, que no tiene nada que ver con decir 'ahora se puede hacer esto'. Pero ¿eso dónde ha aparecido? No está en el plan estratégico ni en el plan general. Si es tan importante, ¿por qué no hacemos una modificación de la Agenda Urbana y la introducimos en el Plan General y de esa manera damos posibilidad al debate?
Deduzco de lo que dice que en Málaga estamos funcionando mucho a base de ocurrencias en los últimos años.
Absolutamente, sí. Estamos dejando de lado las referencias estratégicas y esto está dificultando que la ciudad tenga un recorrido más amable, más equilibrado. Los planes lo que procuran es establecer un campo de juego equilibrado. Si los rompes, estás rompiendo el consenso social. Una cosa muy importante es cuando a veces haces referencia a la necesidad de la participación ciudadana en una actuación que va a significar un cambio urbano considerable. No vale que se diga bueno que ya se hicieron unas elecciones municipales. Eso no es entender nada. La participación ciudadana no se da a través de las elecciones generales. Se da cada día de cada semana en la participación que tenemos con los vecinos en el debate. Con Carretería y Álamos la gente de Arquitectura y del OMAU nos dejamos los dientes y debatimos las cuestiones. No había ningún político.
"La participación ciudadana no se da a través de las elecciones generales. Se da cada día de cada semana en la participación que tenemos con los vecinos"
Dicho así, si por una calle hubo un debate profundo y de meses, ¿porqué no se hace en grandes proyectos que están tomando forma?
Efectivamente. La participación ciudadana de Carretería fue ejemplar. Y si se hace por eso una participación es elemento crucial de la democracia que se haya para cuestiones más importantes.
Aquellos que defienden que con la Torre del Puerto hubo un periodo de alegaciones…
Hablamos de un proceso administrativo que legalmente es obligatorio porque se modifica un plan especial. Cuando hablo de participación hablo de otra cosa, de debates ciudadanos en los que analizar cuestiones paisajísticas, económicas, de movilidad, de la necesidad de sustituir un espacio público por un uso hotelero con un volumen importante. La participación ciudadana ahí es esencial. Es un elemento democrático y sin una participación democrática, la ciudad pierde gran parte de su contenido. El Ayuntamiento ha hecho un ejercicio importante de participación ciudadana. Tiene el Consejo Social y debería ser más activo. Y no serlo solo en las cosas que le interesan.
¿Tiene la sensación de que este proyecto puede ser frenado en el Consejo de Ministros?
Tiene muchos informes desfavorables de instituciones como ICOMOS, la Academia de San Telmo, el Colegio de Arquitectos. No sé si Puertos del Estado o el Consejo de Ministros son capaces de pararlo. El exministro de Cultura Miquel Iceta tuvo una metedura de pata bastante importante, demostrando que su ignorancia era absoluta en este tema. Al final será un criterio político. Por el color del gobierno de coalición progresista podría pararse la modificación. Aunque al final la cuestión no es tanto de si me gusta o no o si el paisaje se perturba o no, es una cuestión jurídica, como ha ocurrido con el Bosque Urbano. El espacio que hay en el morro de levante es público y entre tener un espacio diáfano y una torre hay una diferencia importante.
La semana que viene se celebra la primera mesa de debate del Instituto y sobre la mesa el PGOU del 83 como ejemplo de planeamiento.
El proceso para montar esta jornada no ha sido fácil. Hemos estado un mes y medio trabajando la metodología de trabajo. Queríamos que la reflexión que vamos a hacer fuera muy académica. Más que en cuestiones sobre ocurrencias o actuaciones un tanto indeseables, queríamos una visión general de lo que es el urbanismo que la carencia de urbanismo que tenemos en las últimas décadas. Hay dos mesas redondas. La primera está formada por Damián Quero, Pepe Seguí y Salvador Moreno Peralta y después una mesa de tres mujeres jóvenes arquitectas con la que compensar el peso de la primera mesa.
El plan del 83 significó un cambio absoluto respecto al del 71. Los planes del 97 y de 2001 han sido hijos; en el caso del plan de 2011 más que un plan general ha sido un plan general contable por los convenios urbanísticos que empalagan el diseño urbano. El urbanismo a veces es algo aburrido porque tiene lenguajes que hacen que sean muy tecnocráticos. Pero también hay un urbanismo más poético, con más referencias a la ciudad como historia, como geografía, sobre la manera de mirar la ciudad. Cada uno en la ciudad tiene su función. Si algo podemos recuperar del 83 es esa función del campo de juego en el que cada cual tiene su lugar.
Resulta complicado imaginar esos consensos en un escenario político y social como el actual.
Efectivamente, los tiempos que corren no son propicios para los consensos, porque las disensiones son a veces muy grandes. Pero es importante recuperar la idea de plan, ya sea urbanístico como marco de referencia de la ciudad. Málaga ha cambiado de manera rotunda. A esta ciudad, si le hace falta algo, es equilibrarse. Es la única ciudad española de cierto nivel que no ha regulado los usos turísticos. El turismo es una fuente de riqueza y de empleo importante, pero no a costa de cambiar la ciudad, de crear un parque temático o de expulsar a los vecinos del Centro. En Barcelona han disminuido a la mitad en los últimos cuatro años las viviendas de uso turístico. Tienen un sistema para regular los usos. En San Sebastián hay un plan especial de usos, igual que Bilbao, donde se creó jurisprudencia con una sentencia del Tribunal Supremo.
"A Málaga, si le hace falta algo, es equilibrarse. Es la única ciudad española de cierto nivel que no ha regulado los usos turísticos. Seguir diciendo que el mercado lo regula, es una broma un poco pesada"
¿Se podría haber intervenido y no se hizo?
Seguir diciendo en 2023 que el mercado lo regula, es una broma un poco pesada. El mercado es rígido que si no es intervenido produce estas situaciones. Aproximadamente 8.500 viviendas en el Centro se han convertido en turísticas. Ha habido una sustitución del uso residencial por el turístico y eso ha provocado una expulsión de la gente que vive ahí. Eso es una cosa tan clara como el agua. El caso Málaga es de nivel extremo. El Tribunal Supremo en la sentencia de Bilbao de 2019 lo dejaba muy claro.
Hay una masificación también de hoteles. Cuando hablo de masificación turística no me refiero solo a la vía turística, hablo del conjunto. Hoteles, apartamentos y pisos turísticos que ocupan cada vez más todo tipo de espacios… Y hostelería. Hemos hecho las calles peatonales para llenarlas de terrazas. Está bien que haya terrazas, pero no con esta masificación. No era lo queríamos los planificadores de Urban. Ha sido una cosa sobrevenida por una cierta dejadez del poder político.
Durante los años en los que ha puesto sobre la mesa estos asuntos, ¿se ha sentido solo?
Había mucha gente que estaba de acuerdo conmigo. Lo que pasa es que el único que hablaba era yo. Cada uno tiene sus motivos para hablar o no. Podía ser un funcionario calladito, fiel servidor de su amo, que se queda callado cuando no se cumplen los objetivos de la Agenda Urbana, pero me hubiese ido antes que dejar de decirlo.
De la evolución de la Málaga del 83 a la actual, ¿con qué se queda?
La transformación más grande se ha dado en los barrios. La diferencia principal en estos 40 años son los barrios. Barrios que en los años 80 tenían muchas calles y plazas de terrizo, que no tenían ni aceras, con carencia de zonas verdes generalizada, sin equipamientos… Esa ciudad rota, hecha a trozos de los años 80, no tiene nada que ver con la Málaga actual. Hoy los barrios tienen una actividad comercial, equipamientos, hay una vida en la calle… Siguen teniendo problemas que hay que mejorar, pero la diferencia básica de estos 40 años se puede ver en los barrios.
¿Cuáles son las principales amenazas a las que se enfrenta Málaga, no solo la ciudad, sino el conjunto del territorio?
Hablar de la ciudad como tal no tiene mucho sentido. Ya somos una conurbación de casi 100 kilómetros. El tema de los recursos naturales o la falta de ellos es un tema importante. El agua es capital, diría que dramático. La imprevisión de los gobiernos que han pasado por la Junta de Andalucía con el tema del agua es importante.
"Es importante que los momentos de éxito de Málaga no supongan que la población se tenga que ir; establecer regulaciones para que no se expulse a la gente"
El cambio climático nos va a afectar al Mediterráneo y a Málaga de manera especialmente dura. Las ciudades deben echar una mirada a lo que estamos haciendo, apostar por una ciudad mucho más verde y más protectora con la salud de las personas.
Y una tercera cuestión es trabajar por la cohesión social. La segregación espacial en Málaga sigue siendo muy grande. Málaga sigue teniendo en torno al 85% de la renta familiar disponible de la media española. Pero no avanzamos. Los porcentajes de familias vulnerables son elevados. Deberíamos pensar menos en cosas que no existen.
Es importante que los momentos de éxito de Málaga no supongan que la población se tenga que ir. Eso es un error. Málaga puede acoger gente que venga con referencias tecnológicas, industriales o turísticas, o simplemente que quiere venir a venir por nivel de renta, porque están más a gusto que en Londres o en Hamburgo. Pero eso no puede suponer que haya que echar a la gente de aquí. Es importante establecer regulaciones para que no se expulse a la gente. Es verdad que el precio de la vivienda sube por muchos motivos, pero que haya 12.000 pisos turísticos es uno de ellos.