Román perdió el 26 de septiembre de 2023 a su otra mitad, Paquita. Con ella ha pasado 69 años de su vida hasta que una enfermedad los separó para siempre. La pasada Nochevieja, cuando llegó el momento de tomar las uvas con las campanadas, decidió comerse 24 en honor a ella, junto a una de sus fotografías y una vela. "Es imposible olvidarla, ha sido muy difícil para mí", cuenta el anciano, que tiene 89 años, a EL ESPAÑOL de Málaga.
Este vecino de la barriada malagueña de Cruz de Humilladero pidió a su hija que comprara las uvas más pequeñas y sin hueso, a poder ser, para llevar a cabo su cometido. Aunque algunos familiares le dijeron que no lo hiciera por miedo a que pudiera ahogarse, Román les dejó claro que no sería así y que se tomaría también las uvas de su Paquita. "Todo me salió fenómeno", dice.
Su nieta Maura, emocionada ante lo que estaba viviendo, decidió compartir en Twitter una fotografía de las 24 uvas para presumir de la bonita e impresionante historia de amor de sus abuelos, que ya ha alcanzado cinco millones de impresiones y ha logrado miles de retuits. "Yo no soy consciente de nada. Mi nieta me ha dicho que lo ha visto una barbaridad de gente, pero yo es que con las redes sociales no me llevo", expresa con una sonrisa el protagonista del tuit viral.
Román conoció a Paquita cuando ambos eran muy jóvenes. "En aquella época uno se paseaba por calle Larios, por el parque... en busca de una pareja. La vi con dos muchachas, la miré por delante y me gustó, la miré por detrás... ¡Y me gustó! La acompañé hasta Capuchinos que vivía, al día siguiente volví a ir... Y así empezó la cosa. Ella, al principio, me dijo que era muy pesado, pero acabé hablando con la madre... Y ocho años y pico nos tiramos de noviazgo", explica.
El anciano lamenta no recordar los días y horas exactos que pasaron de novios. "Ella lo sabía con mucha más exactitud", dice con una sonrisa. Después vinieron la boda, los nacimientos de sus dos hijos y sus seis nietos y decenas de momentos felices juntos. "Pese a los malos momentos, que todos los tenemos, lo hemos pasado muy bien... Aunque nos ha pillado mayores, esto sigue siendo un palo muy fuerte. La he querido tanto, y la sigo queriendo tantísimo...", cuenta con emoción.
"Mi familia ha sido clave para pasar estos meses. Mis hijos no me sueltan, mis nietos tampoco... Aguanto a mi nieta [Maura, la artífice del tuit], que es muy pesada... Es broma, se me cae la baba con ella, tengo una familia muy unida", reconoce Román entre risas, que ha estado muy arropado desde que Paquita se fue para siempre.
A aquellos que pasen por una etapa similar a la que está viviendo él, les advierte de que "la vida sigue para delante" y que hay que sacar fuerzas de donde no las hay para "salir y entrar". "Cuando me quedo en casa solo, pienso más, me cuesta mucho trabajo... pero es que hay que pensar que esto ya no tiene arreglo, ya no hay remedio", declara.
Él sale bastante a caminar para mantenerse en forma vitalmente, tanto a nivel psicológico como físico. "Mis análisis dicen que estoy muy bien afortunadamente", presume Román, que tiene un cutis y un pelo que ya quisieran muchos treintañeros.
Las claves de tantos años de amor, que le han otorgado, a su vez, semejante bienestar, son quererse "bien", "no llevarse demasiado la contraria" y "respetar las aficiones de cada uno". "Ella ha ido de público a muchos programas de Canal Sur y yo no he ido porque no podía o no tenía ganas, y ella ha ido. Yo he jugado hasta siendo mayor al fútbol y ella lo ha respetado. He sido cazador y pescador y he salido algún fin de semana y también me ha dejado, igual que yo a ella", explica.
Como cualquier relación, ambos han discutido, es honesto, pero asegura que es fundamental "no guardar rencor" y solucionar todo hablando. Aunque parezca que en tiempos de relaciones fugaces las historias de amor verdadero solo existen en las películas, la de Román y Francisca supera la de cualquier protagonista de Disney.