La rehabilitación del entorno urbano de Carretería y Álamos ha dado como resultado el redescubrimiento de un espacio de Málaga que parecía condenado al olvido. Una nueva tribuna de los pobres, una configuración vial pensada en el peatón, menos intensidad de vehículos... Sin embargo, la renovación de este eje clave en la propia definición del casco antiguo se ha encasillado en dos puntos concretos: la plaza del Teatro y la plaza de San Pedro.
La controversia que ha provocado algunas cuestiones relativas al resultado de este enclave forma parte del actual debate público. Distintos actores de la ciudad, con diversidad de opiniones, se han pronunciado sobre la propuesta arquitectónica, su interacción con el entorno o la viabilidad de usos que ofrece para con el ciudadano.
Todo ello sumado a la discusión económica suscitada después de que los fondos europeos, que inicialmente estaban previstos para esta infraestructura, fueran “redirigidos” a la Alameda y sustituidos por una partida municipal.
EL ESPAÑOL de Málaga se ha puesto en contacto con varios arquitectos para analizar, desde una perspectiva técnica, el resultado que actualmente se puede apreciar en el lugar. Ico Montesino, en el equipo de gbp Architekten (en Berlín), explica que el principal punto de confrontación reside en la división del llano en dos partes, algo provocado por la hilera de bancos situada en el centro. Esta pieza ha provocado que la plaza se “parta” en dos, diferenciando el uso “privado”, pensado para dar cabida a las terrazas de la hostelería, y el público.
Las mayores dudas de Montesino se enfocan en los materiales elegidos: “La madera requiere unas labores de mantenimiento importantes, especialmente en la parte que conforma el suelo. Del mismo modo, no termino de entender esa partición de la plaza”, subraya.
Otro de los elementos diferenciadores que se han introducido tiene que ver con el desarrollo de espacios en los que ubicar libros, dotando a la explanada de un carácter cultural tangible. Sin embargo, esta finalidad resulta poco sólida entre los profesionales. Antonio Díaz Casado de Amezúa (de Atrio Arquitectos), experto en rehabilitación de inmuebles, define como “inocente” la idea de pensar que por el hecho de poner libros va a convertir al Teatro o San Pedro en un espacio cultural. “Los libros ya estaban en los jardines de Pedro Luis y no han funcionado”, sostiene.
¿Cómo va a asumir la ciudad esta propuesta urbanística? La respuesta está todavía por descubrir. “No hay referencias al pasado, ni a la recuperación de restos arqueológicos. Tampoco aprovechamiento de materiales como la solería de piedra, bastante interesante, por cierto”, apunta. Toda esta falta de diálogo con los edificios que la custodian hace que se convierta en “una plaza independiente”, según su argumentación.
Entre las cosas buenas, Díaz Casado defiende la desaparición de la escalera, algo que constata la importancia de complejos urbanísticos con menos “impedimentos” para el peatón: “Es una apuesta arriesgada. Lo de poner juegos está bien, porque no hay en muchas plazas, pero quizá en un sitio lleno de bares no sea el lugar óptimo”, incide.
No obstante, la argumentación ofrecida por el jefe del Departamento de Arquitectura e Infraestructuras del Ayuntamiento de Málaga, Javier Pérez de la Fuente, cambia sustancialmente. Defiende como “algo razonable” el hecho de incluir espacios de juego para niños, algo que se venía demandando desde hace tiempo; y más concretamente si se tiene en cuenta que “hablamos de un espacio público”.
La actuación cometida se enmarca dentro del “urbanismo amable”, rechazando la incorporación de elementos disuasorios para colectivos vulnerables (como puede ser el de las personas sin hogar) en favor de la convivencia: “Nuestro punto de vista no está en generar arquitectura hostil ni en enfoques defensivos”, subraya.
Del mismo modo, apunta a que la división de la plaza en dos mitades no se enmarca tanto en separar los entornos, sino en resolver el problema de desnivel de cota que existe en la zona: “Esa diagonal es un punto a favor de la accesibilidad, generando también dos ambientes”, destaca.
Como reflexión final, expone que los cambios “tardan en asentarse”: “Las nuevas situaciones generan nuevos equilibrios y quizá hay que darle tiempo; lleva solo un par de semanas. En caso de darse algún problema, tendrán que actuar desde la seguridad y desde los ámbitos sociales”.
Problemas de ruido
Entre algunos vecinos, existe malestar por el ruido que se genera en la plaza. Es la crítica que expresa Joaquín Navas, perteneciente a la Asociación de Vecinos del Centro Antiguo. En conversación con EL ESPAÑOL de Málaga, este residente de la plaza de San Pedro protesta de los problemas de acústica que ha generado la reforma.
Así, subraya que la gran tarima central es una “caja de resonancia enorme” que se nota especialmente cuando algún usuario de los bares de la zona se pone a zapatear de madrugada, como pasó la noche del martes. Misma situación que también se da ahora con los juegos para niños, pensados para generar ruido cuando son movidos.
“Se dice mucho que en el Centro de Málaga no vive nadie, y no es cierto. Somos 4.500 los que estamos empadronados aquí. Pero aunque hubiera uno solo, tendría todo el derecho del mundo a tener los servicios mínimos que paga con sus impuestos. Y entre ellos, el derecho al descanso”, enfatiza.
Pero Navas insiste en un punto que ha generado polémica en el debate político de la ciudad: la participación ciudadana. Este malagueño subraya que el proceso de configuración de Carretería, Álamos (y Trinidad Ground) contó con una mesa ciudadana (celebrada la última el 9 de septiembre de 2019) en la que se proyectaron las dudas y desacuerdos que había en torno a la rehabilitación propuesta.
Sin embargo, asegura que ese proceso -imprescindible para la concesión de fondos europeos- no se dio en las mismas condiciones para la plaza de San Pedro y la plaza de San Pedro. “Ya había empezado la pandemia, por lo que nos convocaron individualmente a una reunión online pidiéndonos sugerencias, en vez de seguir la dinámica anterior. Lo llamativo de todo es que no nos hicieron caso a ninguna”, se queja.
Fuentes municipales insisten en que sí que se desarrollaron los mecanismos participativos correspondientes atendiendo a que inicialmente la obra estaba contemplada dentro del marco Edusi. También defienden que ese dinero se ha destinado al proyecto de la Alameda, el cual contó con todos los cauces necesarios y con la mayor intervención ciudadana de todos cuantos se han acometido por el consistorio.
Estas mismas fuentes valoran positivamente el resultado de interacción cultural que ha generado el bookcrossing, consolidando a la plaza como un punto de encuentro para lectores.
¿Qué pasó con los fondos europeos?
Ya durante el proceso de ejecución de las obras de Carretería se puso sobre la mesa la necesidad de cumplir con los plazos establecidos para estar en tiempo con el calendario fijado por la Unión Europea y así justificar la financiación aportada a este proyecto, que iba a cubrir hasta el 80% del gasto.
De hecho, así constaba en un cartel situado en la acera junto al vallado “hasta el último día”. ¿Qué ha ocurrido en todo este momento? El coste inicial se fijó en los 598.764,20€, pero en septiembre de 2021 se corrigió tras las objeciones recogidas en el informe del Servicio de Programas Europeos, reduciéndose hasta los 528.364,71€.
La obra, adjudicada a UTE Actúa infraestructuras s.l pavimentaciones morales al. se firmó en agosto de 2022, produciéndose varias peticiones de prórroga y un aumento de 16,6% después de que se localizaran restos arqueológicos, fijándose el último el 15 de diciembre de 2023.
Argumentando que no estaría “a tiempo” para esta fecha, el Ayuntamiento de Málaga optó por asumir este coste con fondos municipales y derivar la partida Europea a la obra de la Alameda, ya realizada y sin el proceso de participación correspondiente al que obligan estos fondos.
Esta situación fue denunciada por la propia Asociación de Vecinos y por el edil socialista Mariano Ruiz Araújo, quien pidió la comparecencia del responsable de urbanismo por la “pérdida” de estos fondos. En declaraciones a este periódico, Ruiz Araujo explica que la respuesta que recibieron de la presidenta de la comisión de peticiones del Parlamento Europeo, encabezada por la exministra del PP Dolors Montserrat, recogía que había informes de la Comisión desde mayo en los que el Ayuntamiento ya comunicaba que no llegarían a terminar las obras en plazo.
Ante estas críticas, el edil responsable de los fondos europeos, Carlos Conde, incidió en que ese dinero no se pierde, sino que se consigue canalizar a otro proyecto que ha entrado en fondos Edusi.