La tragedia ocurrida la semana pasada en Barbate, en el que una narcolancha embistió una pequeña zodiac de la Guardia Civil y mató a los agentes David Pérez y Miguel Ángel González e hiriendo de gravedad a otros dos guardias, fue un hecho más que alertado por quienes cada día se están jugando el pellejo contra el tráfico de drogas. Ha vuelto a poner en el foco mediático al narcotráfico, algo sobre lo que sólo se debate si ha acontecido una desgracia.
Se hablará una semana más de la dimisión de Marlaska, del desmantelamiento de OCON Sur, de la legalización del hachís, pero el problema seguirá. Porque tenemos al sur de nuestras fronteras al principal productor mundial de hachís, y un lugar con unas tasas de desempleo superiores al resto de España que permite más permeabilidad al crimen organizado.
Municipios como La Línea de la Concepción, el mismo Barbate, Chiclana o Vejer de la Frontera han tenido periodos en los que se ha superado hasta un 40% de paro. El mismo día en el que 2 agentes morían a manos de narcos el ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska presidía la reunión del Plan Especial de Seguridad del Campo Gibraltar.
Allí destacaba que desde 2018 se han detenido por contrabando o narcotráfico en la zona a 19.907 personas, también se incluyen provincias como Málaga, Sevilla y Granada. La única causa para que la delincuencia común no se dispare es beneficiarse directa o indirectamente del tráfico de drogas.
Y todo plan político para remitir estos delitos debe estar acompañado de un proyecto económico y social especial para toda esta zona de la provincia de Cádiz. El doble asesinato ocurrió en el puerto de Barbate por la casualidad de que a ese grupo de varias gomas le interesaba resguardarse allí del mal tiempo, pero podría haber sucedido en cualquier otro punto del litoral español.
Lo que no se habría producido en muchos más lugares fueron los vítores de los vecinos a la tripulación de las narcolanchas mientras cometían el hecho delictivo. La Fiscalía emitió una nota de prensa afirmando que se investigarán esos gritos de apoyo. Sería extraño que la mayoría de quienes jaleaban a la goma no tengan relación con el crimen organizado.
El mal tiempo
En el anterior temporal se vieron imágenes similares en otro punto caliente: un grupo de hasta 9 narcolanchas permanecieron días en el río Guadalquivir, llegando incluso hasta Coria del Río. Los delincuentes grababan desde sus propias lanchas al helicóptero de la Guardia Civil que les sobrevolaba, y luego lo posteaban en Tik-Tok.
También, el 19 de enero, 3 narcolanchas se refugiaron precisamente en el puerto de Barbate. Y en los vídeos de los vecinos, se podía ver a dos guardias civiles grabando esa escena porque no había posibilidad de detenerlas en pleno puerto.
No tenían medios para detener a esos narcos, y aún siguen sin tenerlos porque las embarcaciones que están operativas son mínimas. Pero eso lleva ocurriendo desde hace meses. La ruta de contrabando del Guadalquivir ha estado más activa que casi nunca.
Y hay que recordar que ahora también es un lugar por el que se introduce cocaína, como se detectó hace años, y que las mismas organizaciones que transportan hachís lo hacen con personas.
Precisamente, un clan mató en noviembre a 4 personas que se ahogaron por las fuertes corrientes marinas, y que querían introducirse en España. Los lanzaron al mar desde una narcolancha antes de llegar a la orilla de una playa de San Fernando (Cádiz), que tenían como destino. No murieron más inmigrantes porque salieron a su rescate alumnos de Náuticas Garri que se encontraban en ese lugar en una clase de surf.
Los antecedentes
Desde 2018, las narcolanchas se consideran un género prohibido tras la aprobación del Real Decreto-ley 16/2018, de 26 de octubre, que tiene implicaciones directas en la tenencia de estas embarcaciones, pues se castiga como un delito de contrabando de 1 a 5 años de cárcel.
La imagen de la semana pasada ya era repetida, como se dijo antes: tripulaciones de narcolanchas en medio de un puerto cometiendo un delito grave a la vista de todos y durante horas. Con la mar que hacía, no era viable conseguir que una patrullera llegase allí.
Algún mando decidió que era buena idea para disuadir a los narcos llevar una pequeña zodiac con 6 agentes. El resultado quedó a la vista de todos: dos agentes muertos y otros dos heridos. Y todo grabado, quedando en evidencia el Estado ante unos criminales.
Quizás si este mismo hecho hubiese ocurrido antes de 2016, habría cambiado el resultado. Probablemente, tras ver la zodiac de la Guardia Civil, las narcolanchas habrían huido sin enfrentarse, pero eso ya no ocurre en una gran parte de las persecuciones. No hay que irse muy atrás en el tiempo para otra advertencia.
El mes pasado, agentes de Vigilancia de Aduanera del patrullero Águila II acabaron heridos tras una persecución contra unas gomas, y en el mismo mes, los agentes del Patrullero Fénix III tuvieron que abrir fuego tras abordar una goma cargada de petacas.
Como ahora los narcos navegan en convoy, las demás narcolanchas auxiliares intentaron embestir a la embarcación de Aduanas para liberar a la tripulación detenida. Esto era algo impensable antes, ahora es el pan de cada día.
Y todo esto se agudiza tras la muerte el 30 de enero de un narcotraficante de un clan de la Línea en una persecución con su goma que tuvo un encontronazo con la patrullera de la Guardia Civil, precisamente en la desembocadura del Guadalquivir. En Tik-Tok, personas cercanas al narcotráfico pedían una venganza por esto, porque justifican que la Guardia Civil mató adrede a esa persona. Y esa vendetta se ha consumado.
Mucho dinero en juego
Cuando se creó el OCON, Organismo de Coordinación del Narcotráfico, la situación mediática en 2017-2018 fue similar a la de ahora. Una decena de narcotraficantes aliados de los Castañas, una de las principales organizaciones criminales del Estrecho, liberaron a un detenido del hospital de La Línea el 6 de febrero de 2018.
Esa persona que arrebataron de las manos de la policía era Samuel Crespo. Un lugarteniente de Antonio Tejón, capo de los Castaña y condenado a 6 años el mes pasado. Fue un punto culminante de la sensación de impunidad que estaban sintiendo las principales organizaciones criminales del sur de España.
A Crespo lo detuvieron agentes de la Guardia Civil a finales de mayo de ese mismo 2018 en una finca de Jimena de la Frontera (Cádiz) en compañía de miembros de un clan de la Ndrangheta calabresa, la principal mafia italiana actualmente.
Junto a otros narcos, estaban decidiendo una alianza de los Castañas con este clan mafioso radicado en Milán. Denis Sarro, uno de los mafiosos detenidos intentó desde la cárcel de Alhaurín de la Torre que su organización lo liberara en helicóptero con la ayuda de un funcionario.
Con estos clanes tenían relación los Castañas. Por esto, y por la violencia que se estaba produciendo contra las autoridades se creó por parte de la Guardia Civil el OCON que empezó en el Campo de Gibraltar y acabó ampliado a casi toda Andalucía.
Pero en 2022 se desmanteló este grupo de élite, y la presión policial volvió a su estatus inicial. Los narcos lo celebraron, y por ello como dice la memoria de la Fiscalía antidroga las aprehensiones de droga han disminuido sustancialmente en la provincia de Cádiz.
Esta misma semana han podido navegar sin problemas por el río Guadalquivir varios grupos de narcolanchas porque las embarcaciones de la Guardia Civil siguen averiadas. Eso sí, la Guardia Civil pudo incautar 1.500 hachís a una goma que navegaba por la desembocadura del río.
El ojo en Marbella
Mientras toda España estaba indignada con el doble asesinato en Barbate del viernes 9 de febrero, el sábado 10 de febrero sobre las 23 horas le dispararon en la urbanización Nueva Andalucía de Marbella en dos ocasiones a una persona. Le dieron en el brazo, y otra bala acabó en la pierna.
La víctima pertenece a una de tantas bandas de narcotráfico del sur de Estocolmo (Suecia). Esas que introdujeron en España el narcoterrorismo, y que se aliaron con mafias que tienen la posibilidad de poseer mas de 50 millones de euros en inmuebles de la Costa del Sol.
En estas semanas todo se centrará en la costa de Cádiz, pero el narcotráfico es una cadena que necesita de mucho más personal especializado que unos traficantes que traen la droga a nuestras costas.
Esos, que tienen mayores ingresos ilícitos, respiran tranquilos si no se dotan de medios judiciales y policiales para poder seguir el rastro del dinero como está exigiendo el Fiscal Jefe de Algeciras entre otras muchas voces.
Porque si el principal acusado del doble asesinato de Barbate, Kiko el Cabra, estaba allí en el puerto gaditano es por una sola razón. Las mafias marroquíes se valen de tipos como él para traer la droga a España, y otras mafias internacionales les compran los estupefacientes una vez que llegan a una guardería de droga en territorio español.
Giovanni Falcone lo tuvo siempre claro, el dinero debe ser lo principal. La narcolancha de 14 metros de eslora que pilotaba Kiko el Cabra portaba 4 motores de 300cv, un radar Garmin, y una antena Starlink que les permitía tener cobertura en cualquier lugar donde se encontraran.
Es de las primeras veces que se incauta una goma con este sistema tan avanzado de la empresa de Elon Musk. Para adquirir todo ese material se necesitan más de 200.000 euros, mientras la Guardia Civil llevaba una zodiac de 5 metros. Le toca al Estado mover ficha.