Esta semana se ha resuelto la investigación penal más importante de los últimos años en los Países Bajos y que ha finalizado con la condena a cadena perpetua de Ridouan Taghi, el principal narcotraficante del país y capo del clan con más poder de la Mocro Maffia.
Si desde 2021 han viajado a Ámsterdam, es probable que en algún momento de la mañana se cruzasen con un convoy de vehículos con lunas tintadas, sin reseñas policiales y con sirenas. Eran coches del Equipo de Apoyo Especial de la policía neerlandesa con miembros de los Servicios de Intervenciones especiales. Cada día de juicio, y fueron 142 sesiones, transportaban a los 17 acusados. Lo hacían desde la cárcel de máxima de seguridad, donde se encuentran, a un Tribunal bunkerizado en Osdorp (Ámsterdam).
Las autoridades neerlandesas se obsesionaron con la seguridad porque se detectó por parte de sus servicios secretos que Ridouan Taghi pretendía comprar las voluntades de GEOS holandeses y de equipos especiales de su ejército. No se fiaban de una fuga espectacular, y por ello muchos traslados hacia el tribunal han sido custodiados también desde el aire por un helicóptero. E incluso militares han reforzado el perímetro de seguridad. Suena a película de ficción, pero ha sido una realidad en el centro de Europa.
El llamado caso Marengo, que juzgaba 6 asesinatos de la Mocro Maffia ocurridos entre 2015 y 2017, 4 intentos de homicidio y más preparaciones de ejecuciones, ha cambiado la estrategia de seguridad interna de Holanda. El conflicto entre clanes de narcotráfico que operan principalmente entre Países Bajos y Bélgica, se le fue de las manos al Estado. En el transcurso de esta investigación asesinaron al hermano del principal testigo del juicio, que ha sido clave para que todo llegue a buen puerto.
El arrepentido es Nabil Bakkali que ha sido condenado a 10 años gracias a la colaboración con las autoridades, pero le ha costado mucha sangre. Después de la ejecución de su hermano, fue su abogado Dirk Wiersum al que ejecutaron en la cabeza en 2019. Y en 2021 mataron a Peter R. de Vries en el centro de Ámsterdam, uno de los periodistas de investigación holandeses más conocidos del país. De Vries asesoraba a Bakkali, y en 2019 recibió una nota de Ridouan Taghi en la que le decía que no pretendía matarlo. Taghi aún no está encausado en este asesinato, pero es vox populi que él ordenó este crimen.
En Holanda las mafias desde 2017 aumentaron su nivel de violencia y presión hacia al Estado de Derecho. Han atacado con un lanzacohetes un medio de comunicación, el Panorama. O abandonado un coche en llamas frente al edificio del periódico Telegraaf. Hay periodistas que necesitan escolta 24 horas como John van den Heuvel, y un 1/3 de los jueces admiten que trabajan de otra forma por culpa de la criminalidad organizada. En el caso Marengo, los fiscales y jueces del caso no actuaban nunca con su nombre y a los medios de comunicación del país se les indicó que bajo ningún concepto revelasen esos datos. No ha sido una situación normal.
El exprimer ministro Mark Rutte fue obligado por el servicio secreto a cambiar su rutina porque averiguaron que sicarios de Ridouan Taghi le estaban realizando seguimientos cuando iba en bicicleta. Rutte siempre circulaba en bici para acercarse a su puesto de trabajo, y por culpa de la Mocro Maffia no lo ha podido realizar más.
Aunque la amenaza de la Mocro Maffia más sonada a nivel internacional fue contra la Princesa Amalia de Holanda, la heredera al trono. Los servicios de seguridad advirtieron de amenazas serias contra su vida, y tuvo que abandonar la residencia de estudiantes de Ámsterdam en la que se encontraba para vivir de nuevo en el palacio real de La Haya. Aquello ocurrió en 2022, este mes ha vuelto a vivir con sus compañeras de estudio. Y todo lo relatado causa aún más pavor cuando se intuye la corrupción institucional que ha provocado esta situación. Desde los puertos donde se introduce la cocaína, hasta la administración local, nacional y judicial.
Cuando se instalaron en la Costa del Sol
Y también la Mocro Maffia traspasó fronteras, desde Torremolinos a Benahavís hemos sido testigos de ello con varios asesinatos y varias muestras de poder. Debido a ello hay un fiscal holandés permanente en España que sirve de enlace entre estados. Tras haber comenzado esta guerra de la Mocro Maffia en 2012 en Países Bajos, luego se extendió a más países. Bélgica primero, luego España.
En 2014 fue el inicio de su periplo de acción en la Costa del Sol, la ejecución de Samir Bouyakhrichan en la terraza de un bar Benahavís durante una reunión de clanes de la Mocro Maffia al máximo nivel. Patricia Ortega, de El País, informó de más nombres de narcos conocidos que estuvieron presentes ese agosto de 2014. Y esos eran Koalid Jermouni, Mohamed Benali y el chileno Richard Rico. Se conocía la presencia de Naoufal Fassih y de Najib 'Ziggy' Himmich, todos estos hombres han sido clave en el crimen organizado holandés en la última década. El pasado enero fue detenido en Marbella el hermano de Samir, Karim Bouyakhrichan, el capo de su clan que clamó venganza por el asesinato de su hermano. Por eso era uno de los mayores enemigos de Ridouan Taghi.
Ejecuciones como la del narco holandés Hamza Ziani en un restaurante en el Bajondillo en Torremolinos, o sicarios detenidos que estaban realizando fiestas en Torremolinos, coches que han explotado en Puerto Banús, intimidaciones tras incendios de vehículos en toda la Costa del Sol, o narcos que iniciaron un tiroteo en la discoteca Opium de Marbella. Sólo son un ejemplo de que en el crimen organizado no hay fronteras. Y por eso hay que mirar a Países Bajos, su mafia autóctona ha logrado un poder inimaginable. En España por ahora no tenemos a grupos que quieran tomar ese poder, pero no es descartable. El Estado debe estar preparado para ello.