Adil El Abib, de nacionalidad belga y con 25 años, tomó a las 10 de la mañana de este pasado martes un autobús en la Avenida Hermanos Blánquez de Marbella para dirigirse a Madrid, pero no era un pasajero normal pese a que pagó como todos los 23 euros que cuesta el billete. Fue detenido por la Brigada Móvil de la Policía Nacional en la estación Méndez Álvaro de la capital de España, aunque no llamaba la atención por su apariencia. Iba bien vestido y arreglado, acorde al tren de vida que se puede permitir alguien que es buscado por Bélgica por homicidio, robo y secuestro.

Cuando eres fugitivo de un Estado por esos tres delitos, es porque perteneces al crimen organizado. En este caso a la Mocro Maffia, esas organizaciones criminales nacidas entre Países Bajos y Bélgica que acaparan una gran parte de la entrada de cocaína por Amberes y Rotterdam.

Antes de iniciar su viaje con escala en Madrid, y final en Nantes (Francia), realizó un equipaje especial. Introdujo en su maleta varios objetos que son fácilmente detectables si hubiera optado por viajar en avión o tren. Y habría tenido esa opción para ir a Nantes desde Málaga porque hay compañías aéreas que ofrecen el trayecto directo.

A las 11:25 de la mañana podría haberse subido en un avión, pero no lo hizo.  Preferió estar un día en carretera porque trasladaba entre sus pertenencias un fusil de asalto modelo G-3 del calibre 7.62mm, tres cargadores, una bolsa repleta de balas junto a una pistola del calibre 9mm y tres chalecos antibalas.

Se debe investigar su implicación en los distintos tiroteos que han ocurrido en la provincia de Málaga este año, no hay que olvidar que la semana pasada ocurrieron dos en la misma noche en Las Lagunas de Mijas contra un local y una vivienda.

Pero sería una torpeza demasiado grande la de transportar un equipo de ese calibre, si ya se hubiese utilizado en algún momento en la Costa del Sol. Lo normal entre grupos criminales si se va a dar actuar con fusiles de asalto, o con cualquier arma de fuego es tener pensado deshacerse de ellas lo más rápido posible. La clave de todo la tiene Nantes, una ciudad que sufre la violencia del narco constantemente.

Lo más previsible es que Adil estuviese encargado de hacer llegar este armamento a un comando de la ciudad por la que discurre el Loira, ya que allí que es constante la utilización de fusiles de asalto entre enfrentamientos de grupos criminales. Más de 200 tiroteos han sucedido en Nantes en los 4 últimos años, y sobre todo los acaparan barrios como Bellevue y Malakoff.

En esta ciudad estos últimos años han muerto niños de 15 años por balas de AK-47, se han liberado a detenidos mientras se encontraban curándose de las heridas en un hospital, o el pasado septiembre se salvó a 4 personas que fueron torturadas y dos de ellas violadas en su domicilio porque un familiar debía 10.000 euros a unos narcotraficantes. El clima del narco en Nantes ha copiado lo peor de Marsella.

Serie de ficción sobre estos grupos criminales.

El arma que consiguió Adil en Marbella dice muchas cosas, y la primera es que hay traficantes de armas que te pueden conseguir el encargo que quieras. Ese fusil de asalto Heckler & Koch G3, es manejable y es utilizado para cometer asesinatos yendo en moto.

Los traficantes de Nantes suelen usar fusiles Kalashnikov con culatas plegables, este G-3 tiene similares características al CETME español, pesa poco más de 4 kilos y puede disparar sin problemas más de 500 balas por minuto. Es más preciso para disparar a cierta distancia, y hace pensar que lo haya solicitado un comando de sicarios con más experiencia. Y en Nantes hay varios de estos.

Vuelta al día de la marmota

La detención de Adil no ha sido la única noticia de la semana que relaciona a la Costa del Sol con la Mocro Maffia. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha ordenado que uno de los sicarios de esta organización criminal se vuelva a sentar en el banquillo para ser juzgado del asesinato de Marco Yaqout en 2019 en San Pedro de Alcántara (Marbella) tras ser absuelto en Málaga por un jurado popular.

Se trata de Badr K, que fue condenado a 25 años de cárcel el año pasado en Países Bajos por la ejecución a tiros de Shaquille Goedhart en 2019. De este criminal, también se sospechaba que estuvo involucrado en el asesinato del abogado de Derk Wiersum en Ámsterdam.

Era el abogado del principal testigo del caso Marengo, una investigación que ha derivado en la condena a cadena perpetua del principal narcotraficante de los Países Bajos. Y se temía su participación en otras dos ejecuciones, en Holanda siguen investigando.

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