Ricardo Arranz volvió a nacer hace poco más de un año, cuando sobrevivió a un gravísimo accidente de tráfico. Nacido en Aranda de Duero, lleva ligado a la provincia de Málaga desde antes de cumplir los 20 años. Su carácter emprendedor le ha convertido en un referente empresarial de la Costa del Sol. Su Villa Padierna mantiene su estatus como uno de los grandes alojamientos hoteleros de España. Y pasado más reciente está ligado al apellido Obama.
Usted nació en Aranda de Duero, en la provincia de Burgos. ¿Cómo era el Ricardo Arranz niño?
Ya ni me acuerdo. ¿Qué cómo era? Nosotros vivíamos entre Burgos y Aranda. Estudié el bachiller en Valladolid, que era el sitio que en aquel momento tenía la universidad. Era lo típico que de una persona castellana que hacía su vida en Aranda, donde teníamos el campo, y después los estudios en Valladolid. Después del bachiller me vine a hacer Económicas a Málaga, donde hice el doctorado y a partir de ahí empecé con los negocios inmobiliarios.
¿A qué se dedicaba su familia?
Tenía un campo y se dedicaba al desarrollo de fincas agrícolas.
¿Recuerda la suya como una niñez alegre?
Fue absolutamente de alegría y con unos padres fantásticos, unos hermanos estupendos. La mía era una familia bien posicionada para lo que era Castilla en aquellos momentos.
¿Por qué eligió Málaga para estudiar Económicas?
La universidad estaba en Valladolid, pero para hacer Económicas había que ir a Bilbao. En aquellos años había números clausus, con una capacidad determinada. Y había problemas en Bilbao. Por eso decidí venir a Málaga, donde acaban de abrir la Facultad de Económicas.
¿Hasta ese momento nunca había tenido relación con Málaga?
Absolutamente ninguna.
¿Y cómo recuerda aquella Málaga?
Málaga era un pueblo maravilloso, al que me adapté inmediatamente. La apertura de la facultad fue una cosa novedosa. La gente solía salir a estudiar a Sevilla o a Granada. Disfruté mucho todo aquello. Acostumbrado a lo que era Valladolid o Burgos, en Málaga había muy pocos bares o restaurantes. Estaba Marengo, que es donde nos reuníamos toda la gente joven de Málaga; la Cosmopolita, el sitio donde se reunían los directores de banco, los ejecutivos, en la calle Larios; Vikingo, que era un sitio también donde íbamos a comer. Y punto. Entonces el sitio de diversión era un barrio de Málaga que se llamaba Torremolinos.
"Cuando llegué a Málaga había muy pocos bares o restaurantes. Estaba Marengo, donde nos reuníamos toda la gente joven; la Cosmopolita, donde se reunían los directores de banco y los ejecutivos... El sitio de diversión era un barrio de Málaga que se llamaba Torremolinos"
Es cierto, aún no era municipio propio.
Torremolinos era el barrio divertido de Málaga porque Málaga prácticamente no tenía ninguna diversión. Estaba todo centralizado en Torremolinos, adonde íbamos casi todas las noches que podíamos. En esa época era mucho más importante que Marbella y mucho más importante que el resto de la costa. Torremolinos en ese momento era el lujo.
Aquella Málaga no tiene nada que ver con la actual.
Obviamente. No tiene nada que ver. Ahora ha progresado muchísimo, pero antes era diferente; era una ciudad muy cerrada para los malagueños.
¿Qué hizo que se acabase quedando en Málaga?
Después de la facultad hice la mili en Zaragoza. Ya había tenido un negocio de helados con Avidesa. Cuando terminé la mili, me volví a Málaga, monté un negocio de seguridad, que en aquel momento era un negocio muy novedoso. Y con veintitantos años compré La Quinta, que fue el primer resort que desarrollé.
Usted tenía muy claro su perfil empresarial.
Era un poco la huida hacia adelante. Era más por no estar buscando trabajar para nadie. Y hay un poco de suerte, porque era constituir una empresa sin experiencia. Tuve que labrarme, junto con mis socios, el futuro. Me vine a Marbella, que iba como un tiro y era donde empezaba a ver el desarrollo del lujo que iba a haber en la Costa del Sol. Con Marbella Club, Puerto Banús, que estaba muy de moda…
Hablamos de los años 80.
Si, en esos años.
¿Y le gustaba lo que veía? ¿Le gustaba más aquella Costa del Sol o la que tenemos ahora?
Son diferentes, es indudable. Como esencia, aquello era lo mismo que antes hemos comentado de Torremolinos, que era un una ciudad turística maravillosa, con los mejores hoteles, restaurantes y discotecas. Era una atracción para el mundo nórdico e inglés increíble. Después, Marbella, con la llegada del Príncipe Alfonso de Hohenlohe, el desarrollo del Marbella Club, de Puerto Banús, del Guadalmina… Marbella se convirtió en el lujo mayor que podía haber y que hoy día hay en la costa.
¿Le gusta cómo ha evolucionado la Costa del Sol en estos años?
La evolución es positiva. No nos podemos engañar de que se ha desarrollado mucho. Se ha unido mucho el Triángulo de Oro, conformado por Marbella, Benahavís y Estepona y se han desarrollado urbanizaciones muy importantes. Y eso es bueno, porque se ha creado muchísima riqueza. Ya es otro tipo de destino. No quiere decir que en aquel momento la esencia fuese otra. ¿Cuál es mejor? Diría que siempre es bonito ver cómo nace un producto y después se desarrolla. Creo que todavía hay mucho más, hay mucho que hacer.
¿Cree que la Costa del Sol sigue siendo un espacio con potencial de crecimiento?
Totalmente. Indudablemente hay que apostar por la calidad y no por la cantidad. Eso es una cosa que a mí me ha costado también aprenderlo, pero que es así. Además del clima, eran clave en su momento las infraestructuras y la seguridad. Últimamente hay un poquito más de inseguridad. Era un lugar que tenía unas infraestructuras maravillosas para ir a Sevilla, para ir a Granada, para ir a Sierra Nevada, para ir a Málaga. Hoy esas infraestructuras, por la falta de sintonía que hay con los gobiernos centrales, se han quedado pequeñas. En pleno invierno hay unas colas tremendas sin tener ningún semáforo. Son cosas que no te caben en la cabeza.
Y eso es una debilidad para el destino.
Claro. Los tres puntos más importantes para un destino glamuroso como Marbella son el clima, que no depende de nosotros; la seguridad, y las infraestructuras. Tenemos que cuidar estas dos últimas para después tener calidad, precio… Es verdad que se necesitan grandes marcas, como ha pasado en Madrid.
Señala como clave el tema de la seguridad. Los tiroteos que se vienen produciendo en los últimos meses no deben ayudar nada…
Eso puede afectar muchísimo. Tenemos muchos destinos competidores, donde la seguridad es muy mala. Y eso nos ha permitido fortalecernos contra los otros. Para la gente que quiere tener una segunda residencia o un lugar para retirarse y disfrutar, es fundamental tener una seguridad clara y no tener que estar todo el rato con guardaespaldas. Parece normal que tengas la duda de si vas a pasear por Barcelona o que si lo haces no vayas con un reloj… Se te quitan las ganas de ir a Barcelona. Eso era algo que tenías asumido cuando ibas a Ciudad de México o a algún sitio sudamericano, pero no en un sitio europeo.
En cualquier caso, la situación de la Costa del Sol no es aún esa…
No estamos en ese punto. Pero es lo que hablabas antes, que si hay un tiroteo, que si hay un arreglo entre bandas… Eso no beneficia absolutamente nada. Igual que no beneficia nada que en pleno invierno tengas esos colapsos.
Hablando de infraestructuras. ¿Cuántos años lleva escuchando hablar del tren litoral?
Toda la vida. Es fundamental, pero a lo mejor hay que hacerlo mucho más arriba, como habrá que desarrollar una o dos autopistas más al norte para darle proyección a todos los pueblos que hay arriba. Si lo comparamos con la Costa Azul, son pueblos en primera línea de playa.
Remarca usted la importancia del ferrocarril.
Es totalmente esencial, pero lo que no se puede es pensar en hacerlo por el litoral; ahora mismo es imposible, a no ser que fuese subterráneo, que sería imposible por el costo. A lo mejor tendría que ir por el norte.
Decía que lleva toda la vida oyendo hablar del tren litoral. ¿Tiene la sensación de que ninguna administración se ha tomado en serio realmente a la Costa del Sol?
Absolutamente. Nos guste o no, Sevilla siempre ha estado distanciada y ya no te digo Madrid, pero es que ahora los dos destinos de Europa de más calidad son Madrid y Marbella. Y Madrid se ha puesto de moda porque han llegado las marcas, como el Four Season, el Mandarin Oriental… Eso es lo que le hace falta a Marbella, que lo tiene todo, pero le falta un poco el glamur de las grandes marcas.
"Madrid se ha puesto de moda porque han llegado Four Season, el Mandarin Oriental… Eso es lo que le hace falta a Marbella, que lo tiene todo, pero le falta un poco el glamur de las grandes marcas"
En estos años se habla mucho también de Málaga capital.
Málaga es un diamante en bruto. Siempre ha tenido y tiene un desarrollo y una calidad de vida maravillosa. Pero indudablemente le falta también lo que estamos hablando. Está, como si dijéramos, en competencia con Barcelona, pero si ahora mismo ves cuántos hoteles de lujo hay en Málaga con respecto a Barcelona, Málaga se queda muy retrasada. No te digo nada en restaurantes o boutiques de lujo. Hay mucho recorrido en Málaga para lograr ser un destino como Dios manda.
Hábleme de Villa Padierna y cómo se gestó su desarrollo.
Es un poco lo mismo que hice con La Quinta. Era una finca que se llamaba El Rojo, muy lejos de lo que era Puerto Banús y del centro de Marbella. Se gestó haciendo los campos de golf y haciendo un destino. A los seis meses de empezar a desarrollarla, ya tuvimos un éxito tremendo. Cuando compramos la finca para Villa Padierna no tenía ni un árbol. Todo el lago de los campos de golf, el hotel… se desarrolló en paralelo a la urbanización. Y se creó el destino, como ocurrió con La Zagaleta o Sotogrande.
Sus productos están claramente asociados al lujo. Pero ¿cómo convive usted con el lujo?
El objetivo es crear un producto para una clientela que demanda eso. Es copiar todo lo que se ha desarrollado en el resto del mundo.
En todos estos años, ¿cómo ha cambiado el perfil de cliente de turista?
Respecto al poder adquisitivo ha cambiado mucho. Ahora hay muchísimo más que antes y tenemos una apertura mayor a todo tipo de clientela. Indudablemente, desde el punto de vista de modales, de educación, pues el mundo va cambiando. Pero no podemos criticar tampoco lo que tenemos. Hay que estar orgullosos de lo que somos capaces de atraer.
"La visita de Michelle Obama fue un antes y después por el tema del marketing y de la publicidad; el éxito fue que eligieron el Villa Padierna para la primera vez que salieron fuera"
¿Qué significó para el Villa Padierna la visita de Michelle Obama?
Fue un antes y un después por el tema del marketing y de la publicidad que produjo sin quererlo. Quien iba a venir era Barack Obama. Pero al final su mujer con la hija y con los amigos. Todos los años hacían un viaje de golf y siempre en Estados Unidos. El éxito fue que eligieron el Villa Padierna para la primera vez que salieron fuera. Todas las cadenas de televisión americana, europeas y españolas estuvieron durante dos semanas transmitiendo… Tuvimos que poner cuartos de baño por la cantidad de periodistas.
Ese primer contacto cómo se produce. ¿Descuelga usted el teléfono y le dicen le llamamos de la Casa Blanca?
Así fue. En el mes de enero nos llamaron de la Casa Blanca para reservarnos 52 habitaciones, 40 para el servicio y 12 para ellos y sus amigos. Y luego para la seguridad personal y la militar.
¿Eso les permitió ganar espacio ante el turismo americano?
Cuando el turista americano tiene el pensamiento de venir a España no piensa en veranear. Es como si me dices que vas a ir a Miami a tomar el sol. Si ya tienes sol aquí para qué vas a ir a Miami. Tiene más atractivo ir a Nueva York o ir a cualquier sitio de esos. Lo mismo pasa con los americanos. ¿Cuál es el atractivo que buscan? Pues a lo mejor venir a Madrid o Granada para ver la Alhambra. Venir a un sitio de golf cuando tienen miles de campos de golf… No ha sido tanto un atractivo para los americanos como para los europeos.
Usted sufrió hace algo más de un año un gravísimo accidente de tráfico. ¿Le incomoda hablar de ello?
No, porque no me acuerdo de nada. No recuerdo ni el momento en el que tuve el accidente. Lo único que recuerdo es que estuve almorzando en Burgos y salí para la boda de un amigo. Cuando estábamos mirando a ver dónde era la salida para San Sebastián, un camión, por detrás, nos arrasó.
Ni sentí el accidente, ni sentí nada. Tampoco recuerdo el tiempo que estuve en el hospital de Burgos, que por lo visto ha sido maravilloso, porque me salvaron la vida. Estuve tres semanas intubado y no me acuerdo absolutamente de nada. Después me trasladaron a Madrid, y tampoco me acuerdo. Ni me acuerdo del accidente, ni me acuerdo de haber estado en Burgos, ni de cómo era el hospital, ni de cómo eran los médicos. Vamos, de hecho, vamos a hacer un almuerzo el 2 junio para conocer a los médicos que nos salvaron la vida.
"Ni me acuerdo del accidente, ni me acuerdo de haber estado en Burgos, ni de cómo era el hospital, ni de cómo eran los médicos"
Pero ha visto las fotografías posteriores…
No, no he querido ver nada. No conozco nada.
Y tras el accidente, ¿cómo se toma la vida?
Ahora hago ejercicio, aquagym y trabajo, trato de tener un poco de vida social. Intentas reintegrarte a tu vida para disfrutar.
Usted que ha sido una persona muy viajada, ¿le queda algún lugar por descubrir?
Absolutamente ninguno. Lo que quiero descubrir son sitios en mi país, que hay maravillosos. Me apetece mucho más pasar un fin de semana en Córdoba, en Granada, en Cádiz, que irme a Filipinas. Ya he ido a bastantes sitios. El disfrutar de lo que tenemos al lado, que nunca lo disfrutamos, es mucho más.