Cuando Michelle Obama (53 años) llegó a España en el verano de 2010 con su hija Sasha (15), pocos sabían que, en un principio, Barack Obama (55) también tenía previsto viajar. Él y su otra hija se quedaron con las ganas. De ahí que tengan en mente repetir la experiencia, pero eso sí, esta vez con la familia al completo.
El hotel Villa Padierna, el mismo en el que se hospedaron madre e hija junto al inmenso séquito de seguridad y a un grupo de amigos con los que suelen viajar los Obama, se prepara ya para la visita del expresidente de Estados Unidos, prevista para dentro de unos meses.
"Quedaron en que cuando acabara el mandato volverían encantados. Aún no hay fecha prevista pero es un deseo que puede hacerse realidad en los próximos meses", confiesa ilusionado el marido de la marquesa de Padierna y dueño del establecimiento, Ricardo Arranz.
El hotel aprovechará la ilustre visita para organizar una serie de conferencias en las que podría participar Obama, ya como ex mandatario. La intención de éste es poder practicar, al fin, una de sus aficiones: el golf.
Y es que el resort con el que cuenta el establecimiento hotelero es uno de los más sofisticados y modernos. Tres campos con toda clase de prestaciones y un servicio personalizado convierten al Villa Padierna en uno de los destinos más apreciados por los amantes de este deporte que, como los Obama, buscan siempre los mejores hoyos.
La tradición de los Obama: un viaje al año
Desde que coincidieran trabajando juntos en un despacho de abogados, Barack y Michelle comparten grupo de amigos y afición al golf. Con ellos suelen realizar al menos un viaje al año para disfrutar de las calles y los campos.
De hecho, la estancia de Michelle y su hija en España respondía a uno de estos periplos, al que finalmente no pudo acudir Barack por la crisis económica e internacional, que se sumó a las críticas por los elevados gastos del viaje.
En aquella ocasión, el ex presidente tuvo que conformarse con celebrar su cumpleaños por videoconferencia con su familia y amigos, que en ese momento se encontraban disfrutando de las instalaciones del Villa Padierna y visitando lugares emblemáticos como la Alhambra de Granada. Días después, Michelle y su hija viajaron a Palma de Mallorca para encontrarse con los reyes.
No era la primera vez que los amigos del matrimonio se alojaban en dicho hotel. La recomendación vino, pues, por esa parte. "Nos tocó la lotería", confiesa Arranz en conversación con EL ESPAÑOL. Ahora esperan un nuevo viaje de los Obama y sus amigos a Marbella, pero esta vez sin imprevistos.