Málaga

El violín de Ara Malikian, su virtuosismo y su forma de tocarlo como si fuera un miembro más de su cuerpo, consiguieron hipnotizar al Starlite de Marbella. El público asistió a un recital mágico que les llevó desde la euforia más enérgica a los momentos más íntimos, solo con las notas del instrumento que maneja de manera magistral.

Después de tres piezas introductorias, el libanés expresó su agradecimiento a todos los asistentes con una gran dosis de humor: "Muchísimas gracias por estar aquí. Estamos muy emocionados, felices y contentos de volver a estas tierras, a este festival maravilloso, que es Starlite. Dada la situación que estamos viviendo, estamos más emocionados de estar con vosotros porque somos conscientes de que uno se lo piensa dos veces antes de ir a un concierto".

"Justamente por eso queremos decir que desde la organización se están tomando todas las medidas necesarias para volver a casa sin estar infectados de ninguna porquería. La única infección que queremos que haya es que nos infectemos de música, arte y cultura", defendió entre las risas de los asistentes.

Vídeo: Ara Malikian emociona en el Starlite de Marbella

El músico advirtió de que "estar ante un público maravilloso, en un lugar maravilloso, puede que hagamos un concierto que dure unas 18 horas o algo así". De esta manera, desatando una y otra vez la carcajada del público, Malikian continuó diciendo que tocarían "cosas que sabemos, que no sabemos, que quepan, que no, todo".

El artista se atrevió a interpretar una pieza sin título, que a priori había compuesto para sus abuelos, que toda su vida fueron inmigrantes, como sus padres y el propio músico. "Como no tiene título, vamos a llamarlo Sonata Starlitino y Marbellino. Para vosotros", explicó antes de enseñársela al público.

 

Ara Malikian emocionó al Auditorio de Starlite en su segunda actuación en el festival boutique más importante de Europa. El violinista libanés afincado en España tenía los sentimientos a flor de piel y provocó la misma sensación entre sus seguidores, que se mostraron encantados con su música y sus numerosas anécdotas biográficas a partes iguales.

 

Las habilidades de Malikian con el violín quedaron patentes desde el primer momento, y en el repertorio se encontraron temas muy diversos como Taline NanigAy Tikar Tikar o Calamar Robótico, entrelazados con piezas de Chopin y Dvorak, que hicieron del concierto una delicia de concierto que el público recibió como un auténtico regalo en forma de música.

 

Life on Mars o Allien's Office fueron los últimos temas que el artista interpretó antes de la traca final, la Nana Arrugada que fue tocando entre sus fieles seguidores. "La compuse durante el confinamiento para que de alguna manera sirviera de acompañamiento a esas personas mayores que lo pasaron tan mal".

 

Así, el músico bajó y paseó por la Platea, portando una mascarilla negra. Después de tomar el pulso de sus seguidores se dirigió al escenario para dar cierre a una noche apoteósica, a una auténtica de hipnosis a través de la música en la que, durante casi dos horas, los espectadores se abstrajeron de cualquier otro pensamiento que no fuese la alegría que infunde la música.

 

Malikian toca el violín con todo su ser, con el cuerpo que no para quieto y con el alma, que traspasa las cuerdas del instrumento hasta tocar el corazón de los espectadores. Todo en el espectáculo es poético, desde la iluminación hasta la complicidad entre él y sus músicos acompañantes, haciendo de la noche una de las veladas más estremecedoras de la décima edición del Starlite.

 

Entre los asistentes se encontraba la pareja de Antonio Banderas, Nicole Kimpel, y el humorista y actor Raúl Sénder.

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