Todas las caras de la luna: el Museo del Patrimonio municipal de Málaga dedica una exposición al satélite
La muestra se trata de un ensayo poético a través de la mirada de diez fotógrafos, la literatura y los dibujos de Rafael Pérez Estrada y la pintura de Marcos Bontempo.
22 septiembre, 2021 14:41Noticias relacionadas
"Se llama rielar al resultado defectuoso que obtiene la luna cuando intenta posar en el agua para los poetas". Lo escribió el autor malagueño Rafael Pérez Estrada, uno de los muchos poetas que se dejaron seducir por la belleza oculta del satélite. Lorca alude al astro a lo largo de su obra (le dedica un poema en el Romancero gitano y se convierte en un personaje de Bodas de sangre) al igual que Azorín, Unamuno y Valle-Inclán.
El Museo del Patrimonio Municipal (MUPAM) acogerá hasta el 24 de octubre una exposición con el satélite como protagonista. La luna en Málaga reúne un centenar de imágenes, obra de 60 artistas diferentes, acompañadas de la literatura y los dibujos de Pérez Estrada y la pintura de Marcos Bontempo. Un recorrido visual y emocional de cómo los creadores la ven y sienten sobre nuestra ciudad digno de ver.
Entre los artistas están Carlos Castro, José Luis Escudero, Carlos Freire, Silvia J Esteban, Nany Lavado, David Mancebo, Cristina Moreno de Acevedo, Gaby Rodrigo, Carlos Sánchez y Mabel Sánchez. Sus obras dialogan con los textos e ilustraciones del poeta y una intervención pictórica sobre pared de Bontempo. Para todos ellos la luna es cautivadora y misteriosa, les atrae e inspira, les despierta su creatividad y les ilumina.
En palabras de Silvia Guerrero, "estas fotografías dependen del segundo inamovible, del poniente concreto o el olor de las almendras". "De todo aquello que se nos tiende porque la ciudad es una madre que se ofrece pero olvida el cuento. Aquí convergen los que captan lo mágico del astro, apoyándose en el imaginario de los dibujos y la poesía de Pérez Estrada y los paisajes nocturnos y etéreos de Bontempo", explica.
Cómo cazar la luna
"Las lunas de Málaga son un prisma incompleto por lo infinito de quien mira pero con la luz propia del que, como selenita, habita en el objetivo", relata Guerrero. Los autores cuyas imágenes componen la exposición, explican que el proceso creativo de cazar la luna, de salir a fotografiar la luna, es mucho más que portar una mochila con todo el equipo, abrir el trípode y hacer click.
Cazar la Luna, así lo describen, es estar atentos y seguir su ciclo, si está en gibosa creciente o menguante, o en qué fase de su cuarto se encuentra; es dedicar tiempo a ver predicciones meteorológicas para saber si las nubes se interpondrán entre ella y nosotros, a las vez que se buscan localizaciones que puedan resaltar más aún su belleza.
En días clave los mensajes por Whatsapp son el anticipo de lo que viviran en sus encuentros, una explosión de sensaciones y emociones, entusiasmo, dudas, reflexiones, y hay que concretar donde quedan para salir juntos y recoger a compañeros.
En ocasiones hacen bastantes kilómetros para ir a su encuentro y durante ese tiempo de "carretera y manta" repasan y comprueban que lo llevan todo. Dependiendo de la época del año, todo incluye abrigo, paraguas, protección para las cámaras (por increíble que parezca nos puede llover a nosotros y no hacerlo por donde sale la luna o por donde se pone), y sobre todo, que el termo de chocolate caliente no se derrame.
Como lo aconsejable es llegar con tiempo suficiente, así lo hacen. En ocasiones van a lugares que no conocen y deben inspeccionar el terreno. Si es en el campo, han de comprobar que no haya zanjas, por ejemplo. Si la noche se leviene encima, deben estar a punto sus linternas.
Para los fotógrafos, la exposición es su "forma de rendirle el homenaje que se merece a nuestro único satélite natural que, de una u otra forma, rige nuestras vidas". "Somos conscientes de su influencia sobre nuestros mares y océanos. Recordemos, por ejemplo, que la atracción gravitatoria de la luna es fundamental para nuestro planeta, ya que produce una deformación sobre la Tierra creando corrientes marinas necesarias para los peces, su alimentación y por ende la nuestra", explican.
Cuando fotografían la luna, dicen, sienten que vivien un momento único: "Nos sentimos en comunión con lo que nos rodea, tomamos mayor conciencia de lo que somos y de cuánto cuidado, mimo y respeto debemos tener". Si la muestra sirve para poder transmitir de alguna manera, aunque sea mínimamente todo lo que sienten y vivien ya con eso les vale, aseguran.