Seguramente algunos taxistas atesoren grandes historias y anécdotas tras noches en vela trasladando a unos y a otros. El gremio, criticado y maltratado a partes iguales, siempre ha gozado de buena fama por tener las orejas bien abiertas. Jesús Báez Alcaide (Málaga, 1979) ha sido capaz de escribir el 80% de su novela debut entre carrera y carrera. El autor de El flautista en el camino atiende a EL ESPAÑOL de Málaga precisamente con el manos libre mientras lleva a una de sus clientas.
"Mis relatos los redacto en el taxi de noche con la luz de dentro. Tiene un punto muy romántico eso de escribir a mano, estar ahí con la libreta e intentar sacar una línea medio a oscuras. Lo difícil luego es pasarlo a ordenador", reconoce entre risas el conductor amante de la literatura de Edgar Allan Poe y Stephen King, que a veces encuentra personajes para sus libros entre las personas que lleva.
Báez, reconoce, es "un gran lector" desde pequeño. "Las primeras gafas me las pusieron a los siete años porque tenía la vista quemada de tanto leer", cuenta. En su infancia le influyó mucho la figura de un familiar poeta, Miguel Gámez Quintana, que tiene hasta una calle en la ciudad. En los años 70 y principios de los 80 era un agitador cultural. Incluso montaba casetas alternativas a la de la Feria del Libro.
Gámez, abiertamente homosexual en una época de represión, lo mismo se codeaba con gente de los barrios bajos que con intelectuales del Ateneo. A Jesús lo llevaban siendo un niño a sus recitales de poesía. "Aquello era una reunión de hippies", recuerda irónico. Este seguidor incondicional del suspense, el terror, la ciencia ficción y el género negro quedó profundamente marcado por aquellos encuentros.
El licenciado en Psicología ama los personajes atormentados que usan el monólogo interior para expresarse, ya sea al estilo de Poe, de Cortázar, de King y Auster. Lo demuestra con su primera novela (El flautista en el camino), una misteriosa y perturbadora ficción protagonizada por un vigilante de seguridad con bastante cosas en común con él como la música, la psicología y trabajar de noche.
El bajista de rock reconoce que la novela tiene mucho de autoficción. "El onanismo literario del siglo XXI está de moda y todos caemos en él. La verdad es que resulta difícil contar algo que no he experimentado o de lo que no tengo una referencia emocional para describir esa situación. Luego la situación no tiene porque ser la misma ni yo haber pasado por esa vivencia", admite.
"Quizá en el camino me he enrollado como una persiana con la voz interior del protagonista y lo que le pensaba. Habrá gente que no le guste una literatura tan compleja y densa. Quería reflejar la vida interior de un chico que vive aislado de todo contacto social, no tiene muchos amigos, vive de noche y escucha a su propia voz constantemente", precisa.
El libro actúa como una pequeña denuncia ante esa sociedad individualista con el móvil como extensión del cuerpo. Báez no lo pensó de una forma evidente, pero uno lo intuye en cuanto lee las primeras líneas. También hace una concisa descripción de la España de la crisis de 2007, del ladrillo y la burbuja inmobiliaria. El personaje se para ante edificios a medio construir, los mismos que lleva viendo el autor desde la ventana de su casa desde hace 10 años.
El flautista en el camino (Editorial Anáfora), según su autor, es "una historia a mitad de camino entre el suspense heredero de Hitchcock y la introspección de Auster o Murakami, siempre con la voz personal del protagonista como hilo conductor de una historia llena de déjà vus, eventos extraños y casualidades". "No es el típico thriller con unas gotas de suspense y romanticismo. He querido hacer un libro denso. Me resulta más gratificante que haya gente que lo ame y otra que lo deteste", señala.
Su sinopsis reza lo siguiente: ¿Alguna vez has vivido una situación que creíste haber soñado anteriormente? ¿Qué harías si te encontraras contigo mismo? Jaime parece una persona introvertida, con una vida tranquila y aislada, hasta que un día, un sueño, un encuentro y una alucinación trastocarán su realidad y le harán iniciar una búsqueda donde realidad, sueño, pasado y presente se confundirán en un juego de espejos y posibilidades.
Este amante del relato corto ha seguido escribiendo pequeñas historias y también ha empezado su segunda novela. "Mi pareja me dice: "Te gusta escribir libros para arriesgarte, no para venderlos". Tiene una estructura bastante curiosa, como de muñeca rusa. He querido meter un libro dentro de un libro. No sé cómo va a salir", dice el escritor, al que le ilusiona jugar con la estructura y con los lectores porque "todas las historias ya están contadas".
El autor malagueño presentará este lunes en la Feria del Libro su estreno novelístico (en concreto en la caseta de la Librería Proteo a las 18:00). Quien sabe si podrías ser tú el protagonista de su próximo relato. Por si acaso mira siempre por el espejo retrovisor del taxi: podría ser Jesús Báez Alcaide.