Muchos españoles decidieron emigrar en los años 60 a Europa occidental y a ciudades desarrolladas a nivel industrial como Madrid o Barcelona en busca de un porvenir. La mayoría, llegados desde distintos puntos rurales de la península, vivieron calamidades y afrontaron numerosas vicisitudes mientras trataban de sobrevivir. Los padres del actor Pedro Lendínez formaron parte de valiente y luchadora generación.
A pesar de tener trabajo, aquella diáspora de españoles no se podía permitir grandes lujos en sus nuevos hogares. El único de la familia del dramaturgo jienense era el siguiente: cada primer sábado de mes, tras cobrar, se tomaban juntos en una terraza de la Casa de Campo la única caña y el único pincho que aguantaba su presupuesto. Esa imagen inspiró Fueron nosotros, la nueva producción de Factoría Echegaray.
La obra de teatro, cuyo estreno tendrá lugar este martes en el Teatro Echegaray, ahonda en las dificultades de la clase trabajadora española en los agitados años 70. "Una de las preguntas capitales que sostiene el espectáculo es cómo hicieron ellos para poder construir una vida y qué decisiones tuvieron que tomar estas personas que venían de la España rural en una ciudad enorme", señala Lendínez.
El padre del artista se fue solo con 16 años a buscarse la vida a Madrid en 1965. Después, se casaría con su madre y esta aterrizaría en la capital. "Sentía que había algo muy cercano al teatro, una potencia dramática y escénica bestial, en esas anécdotas", destaca el director, que recuerda durante una entrevista con EL ESPAÑOL de Málaga que antes "las distancias y las comunicaciones eran otras".
-¿Se pueden establecer claramente paralelismos con el mundo actual?
-Los problemas siguen siendo los mismos: el difícil acceso a la vivienda, el miedo a la soledad, el saber si me puedo permitir tener hijos, las condiciones laborales precarias. Todo dependía y depende de la economía.
Factoría Echegaray estrenará este martes la obra, en la que Noemí Ruiz (Caramala), Álex Franconetti, Elena Moreno y Pedro Lendínez interpretan a las dos parejas protagonistas, dos matrimonios jóvenes de la España interior que subsisten duramente en el Madrid del desarrollismo, con sus esperanzas, sus estrecheces, sus problemas cotidianos y sus momentos de relajación y disfrute.
La pieza, hecha al alimón entre Lendínez y el guionista malagueño Javier Carballo, retrata ese proceso de adaptación y maduración de golpe y porrazo en la capital. Los autores de Fueron nosotros se preguntan cómo esos jóvenes vivieron aquellos difíciles años, cómo eran sus miedos y esperanzas, cómo se pueden contar hoy desde las tablas esos momentos.
Augusto Sánchez ha diseñado la iluminación del espacio escénico, ideado también por los dos autores-directores. Katy Navarro en maquillaje, José Carlos Montesinos en peluquería y el equipo técnico habitual de Factoría Echegaray completan la ficha artística de la producción.
Los hijos de los padres de aquella época, asegura el actor andaluz, se sentirán muy identificados con la obra. "Todos se dedicaban a lo mismo: sobrevivir en un contexto social muy inestable, lleno de incertidumbres. Y a madurar a pasos agigantados de forma casi antinatural. La decisión que mis padres tomaron con 20 años la estoy tomando yo con 40. Cuando tenía 20 años me hubiera visto incapaz de gestionar una vida así", reconoce.
Preguntado por el nostálgico discurso de Ana Iría Simón en su libro Feria donde afirma que antes se vivía mejor, Lendínez responde claramente que no. "La mirada de mis padres con el paso del tiempo le ha hecho borrar lo negativo y al final se han quedado con todo aquello que les aportó felicidad. La vida hace 40 años era como mínimo igual de dura o más que ahora", defiende.
¿Se salía más a la calle a protestar en aquella época? "Con el paso del tiempo la conciencia de clase ha quedado diluida. Estos movimientos ciudadanos que antes eran tan potentes ahora se dan en momentos puntuales gracias al feminismo, o cuando hay un movimiento en favor de la sanidad pública. En el día a día somos una sociedad muy pasiva. Antes había una conciencia de cambiar muchas cosas", recrimina.
"Va a ser rara la persona -arguye Noemí Ruiz- que no se sienta identificada con las historias que se cuentan en Fueron nosotros, porque incluso los espectadores más jóvenes verán reflejados en ella a sus padres o sus abuelos y reconocerán formas de hablar y de relacionarnos entre nosotros que siguen estando muy vivas en la España del siglo XXI". La tercera producción de la temporada de Factoría Echegaray es para la intérprete malagueña "una obra sobre la cotidianidad", "una historia necesaria y muy presente con la que se evoca a nuestros antepasados".
Fueron nosotros es la tercera producción de la sexta temporada de Factoría Echegaray, iniciativa de Málaga Procultura que presenta desde 2018 Unicaja Banco. El Teatro Echegaray acogerá doce funciones de la pieza hasta el sábado 27 de este mes. Las dos anteriores, Los Ignífugos, con texto y dirección de Ruth Rubio, y El arte de perder cada día, coreografía de Fernando Hurtado, se vieron en el Echegaray en septiembre y octubre respectivamente.
Lendínez firma parte de una generación de artistas excepcionales como Pablo Remón, Fernanda Orazi, Pablo Messiez, Juancho Calvo, Antonio de la Torre, Santi Senso, Montxo Armendariz, Vera Kharybina, Pablo Berger, José Padilla, Juan Carlos Sánchez y Rafael Cobos. Como dramaturgo ha estrenado más de diez textos teatrales y como director de escena son ya doce los montajes creados.
"La pandemia ha sido una faena muy gorda para todos. Para mí incluso mayor porque todos mis proyectos se cortaron y no tuve posibilidad de acceder a ningún tipo de ayuda. Ha sido un desierto para mí hasta este 2021", se sincera durante la entrevista, en la que cuenta está intentando recuperar la inversión de un estreno reciente y que ha tenido "la necesidad de seguir adelante".
Lo hace con Fueron nosotros, una obra donde la memoria ocupa un lugar muy importante. "La memoria lo es todo. Decía Alberto Conejero que la memoria siempre lanza hilos al futuro. Me parece un pensamiento muy inspirador. No sólo nos conforma, sino que también nos posiciona ante la vida. Recordar es esencial para poder caminar", señala el actor.
La obra, con un regusto esperanzador, permite dialogar con el pasado y el presente. "El teatro nos salva y nos puede permitir divisar otras posibilidades de vida. Nos muestra las distintas posibilidades de afrontar la vida y de caminar", reconoce. Otra manera de imaginar el futuro es posible.