Sí, sí ha vuelto. Por mucho que se empeñe en decir que no, Dani Martín ha traído de vuelta a los escenarios la esencia del Canto del Loco. En el ruido de los gritos del gentío, en la sonrisa picarona que recuerda a aquellos diecisiete años con los que creó el grupo, o en el vacile y la chulería que tuvo con el público malagueño asistente durante las casi dos horas que duró el concierto.
Es su esencia y si la pierde, poca gracia tendría ir a una de sus giras. Ya lo decía el propio Dani al principio: "Esta noche hemos venido a recordar de dónde venimos, nuestros orígenes". Por eso quiso empezar pasadas las diez y diez de la noche con 'La suerte de mi vida', esa canción que todos hemos dedicado a una persona especial con una copa de más (o no). La generación del SMS y la del direct o la storie de Instagram incluidas.
Aparecía por una trampilla en la pasarela principal del escenario dejando a todos sus fans sin palabras. Comenzaba la fiesta, la fiesta de la nostalgia. Sin anestesia, Dani dedica la primera parte del concierto a aquella época donde "se cansó de oír su nombre y se aburrió del falso amor". 'Volverá', 'Son Sueños' o 'Puede Ser' eran coreadas por las 11.000 almas presentes que llevaban dos años esperando hacerlo. Almas de todo tipo: Jóvenes y mayores, partidarios de las canciones lacrimógenas o las más roqueras. Allí todos estaban por el mismo motivo: la esperanza de revivir al Canto. Que, por cierto, se volvió a partir en mil pedazos al escuchar 'No, no vuelve'.
Dani no quiso olvidarse de los más jóvenes, los que lo conocieron en la época en solitario. Aquella en la que cantaba a sus dieciséis años, a la importancia de empezar de cero, a lo bonita que es la vida o a la pérdida de una hermana. Con 'Cómo me gustaría contarte' se vivió, de hecho, uno de los momentos más emocionantes de la noche bajo una tenue luz verdosa y unos destellos en el rostro del artista. "Cómo me gustaría contarte, que en Málaga ya se la saben, que mientras yo se las canto, siempre apareces ahí", cantaba.
"Es un regalo estar aquí. Disfrutar de la música. Ha sido jodido, así que creo que nos merecemos todos un gran aplauso". El cantante hizo varias referencias al 'carpe diem' a lo largo de la noche. A la necesidad de vivir cada momento al máximo acordándonos de los meses que estuvimos en casa. "¡Ahora nos toca bailar a nosotros! ¿Quién quiere bailar?", preguntaba Martín a su séquito.
Así comenzaba la parte más loca del concierto: esa en la que si mirabas al público dudabas si habías vuelto veinte años atrás. No solo por el hecho de que a algunos se les olvidó la mascarilla durante gran parte del espectáculo, sino por el hecho de ver un Martín Carpena lleno hasta la bandera con 11.000 personas saltando de la alegría a la vez. Hacía mucho tiempo que no veíamos tanta felicidad acumulada, como solía pasar en los conciertos del Canto. Y eso que era francamente necesaria.
La noche también tuvo varios guiños 'malaguitas'. "Feliz aniversario a Boris y a Mónica. Borís me lleva acompañando muchos años en el equipo técnico. Los dos son malagueños. Fue mi ingeniero en el Canto, fue mi productor en todos mis discos en solitario y para mí es la verdad más verdadera de toda la industria. Felicidades, pareja", dijo.
"¿Nos vamos ya? Tendréis cosas que hacer, ¿no?", preguntaba en la recta final del concierto Dani a su público, que le devolvió una respuesta negativa. "Pero si podéis iros a cenar algo a la calle Larios. Aún pilláis abierto todo. Oye, sigue abierto aquel garito... cómo se llamaba...", respondía Dani dubitativo hasta que cayó en el lugar gracias al apoyo del público. Se refería al Liceo, donde en su juventud acabó alguna noche junto al Canto del Loco. "En el Liceo hemos tenido algunas que... ¡uf!", comentaba riendo.
Temas como 'Volver a disfrutar', 'Nada volverá a ser cómo antes', 'La Mentira' o 'Los Huesos' o 'Dieciocho' hicieron vibrar el recinto al completo, pero la reina de la corona, la más cantada, la más esperada, fue, sin duda, 'Zapatillas'. Con una camiseta con parte de la letra de la canción, Dani arrasó con todo con la compañía de un mono gigante que salió al escenario. Un punto a sumar al 'macarreo' adolescente al que nos tenía acostumbrados en los 2000.
"Mi madre me preguntó que por qué saco a un mono. No lo sé. El otro día el mono era Fernando Tejero. Hoy no tengo ni puta idea, pero bueno. Somos así de gilipollas", decía partiéndose de risa. Para despedirse, dio unas palabras de agradecimiento a todo su equipo, desde su corista, Cris Méndez, con la que interpretó 'Avioncito de Papel', hasta a los familiares del equipo de las barras. Tras ello, pidió a su público que fueran felices. Nada más.
Descuida, Dani, que pese a que sabemos que la vuelta del Canto es una utopía, con tus versiones, por un ratito, lo hemos tenido más cerca que nunca.