Málaga

Los murales de Dadi Dreucol en el centro de Málaga han desaparecido. El artista anónimo ha decidido borrarlos porque no quiere formar parte del "decorado artificial" del distrito, rendido al turismo masivo y a la gentrificación. "La intervención urbana local es la instalación masiva de candados de llaves para apartamentos turísticos. Esta es la realidad. No quiero compartir espacio con nada de eso", ha reconocido en un texto subido a su página web. 

Desde Capuchinos a calle La Victoria, Dreucol había llenado el centro de ingeniosas obras contra el turismo masivo, la especulación inmobiliaria y la gentrificación. "El pensamiento crítico que he intentado construir con mi trabajo no puede germinar en un entorno así", ha asegurado en un artículo donde lamenta la evolución del barrio en donde ha pasado de hablar con los vecinos a que turistas borrachos le ofrezcan limosna.

Para el creador malagueño, "pintar hoy murales en un lugar como este es hacerlo en un parque temático". "Todo lo que antes era arte urbano espontáneo e independiente hoy es desactivado automáticamente por el propio contexto donde se presenta. El transeúnte (casi siempre un turista) recibe el muralismo local de la misma manera que consume un souvenir de Picasso", ha criticado.

Dreucol ha dejado claro que no se trata de "un adiós, ni una queja vacua". De hecho, "en cierto modo, es un disfrute, encuentro en el autoborrado de murales un placer personal y estético difícil de explicar", ha admitido. También ha asegurado que no dejará de pintar, ni de buscar grietas en el arte. "Simplemente dejo de hacerlo en estos espacios porque ya no son aquello que yo pensé que eran", ha argumentado.

El malagueño dejó de participar hace tiempo en eventos nacionales e internacionales de arte urbano, cuya idiosincrasia le impedía conocer el lugar donde iba a intervenir. "Me sentía un impostor pintando formatos monumentales en un contexto que desconocía", ha señalado. Así que desde 2018 se centró en investigar y trabajar en la ciudad donde vive y apostó "con humildad por lo local". 

Desde entonces, el artista ha intervenido sobre todo en el centro pintando paredes. "Lo he hecho así porque es el lugar que mejor conozco, donde transito y vivo, y porque entendía que era un punto de encuentro que nos pertenecía a todos", ha manifestado. "A pesar de tratar de escapar de un muralismo complaciente, el monstruo en el que se ha convertido el modelo de mercado de la ciudad neoliberal, y una de sus consecuencias, la gentrificación, ha provocado que considere que este tipo de acciones no sean ya efectivas para mis motivaciones", ha zanjado.

La situación en el centro de Málaga no es exclusiva de aquí, sino que también afecta a "tantas otras ciudades, casi todo es instrumentalizado para fines turísticos, para extraer, en definitiva, un rendimiento económico a costa -y no en cooperación- del otro", hace hincapié el muralista, que opina que "la etiqueta street art cumple la función creativa que este modelo de ciudad demanda". 

Lagunillas

El grafitero puso el ejemplo de Lagunillas, un barrio que en el último lustro se ha llenado de murales y espacios autogestionados, y se ha convertido en un lugar de reunión para el sector alternativo. "Hoy, y como sostuve desde un inicio, va efectivamente camino de convertirse en un Soho, es decir, un barrio gentrificado donde se expulsa a los vecinos e inauguran periódicamente más apartamentos turísticos", se lamenta. 

Al final del texto, Dreucol ha dicho que sobre sus obras semiborradas verá crecer el musgo, al grafiti salvaje, tags y throw-ups felizmente incomprendidos. "Espero que así sea. Confío en que esta imagen de vacío y caos pueda conformar algo interesante", se ha despedido. 

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