Bajo el lema Spain is different, Fraga promovió una campaña en los años 60 con el objetivo de atraer turistas e inversores de fuera. Los extranjeros visitaban un lugar que vendía sol y playa, bajo una falsa imagen idílica y exótica de nuestro país, sin ser conscientes de las condiciones políticas reales en las que vivían los ciudadanos de a pie. Las primeras suecas en biquini desembarcaban en las costas españolas.
Vanesa Benítez Zamora (Osuna, 1980) ha retratado la Málaga de aquella época, inmersa en el boom turístico y el desarrollismo, en su película La vida chipén. El cine Albéniz estrenará el largometraje, a caballo entre la ficción y el documental, este viernes durante un coloquio con parte del equipo. El público conocerá de primera mano cómo se concibió el nuevo modelo económico del país y sus terribles consecuencias.
La directora tenía en mente rodar un documental sobre la nula sostenibilidad del turismo de sol y playa a largo plazo, pero la pandemia lo cambió todo. "La idea era entrevistar a fotógrafos conocidos y anónimos que trabajaran en esa época en la Costa del Sol, y contarlo a través de la iconografía que se creó en torno al turismo. Una buena manera de contarlo era a través de ellos", señala.
La santísima trinidad
La productora sevillana habla de los fotógrafos contratados por el Ministerio de Información y Turismo en pleno franquismo, encargados de tomar las imágenes propagandísticas de esa nueva España llena de color, bloques de apartamentos turísticos y atractivas suecas en biquini. "Les pedían que en el posado apareciera tres elementos fundamentales: las chicas rubias, la piscina y la torre de edificios. Era la santísima trinidad", recuerda.
"Este turismo ha derivado en lo que ya conocemos: problemas ecológicos, de convivencia, corrupción. Queríamos reflexionar sobre ese modelo económico insostenible, ya que en algún momento iba a pasar algo que hiciera que se quebrara del todo, si no estaba ya resquebrajado", explica. Tres días antes de iniciar el rodaje en Torremolinos saltaron las alarmas por la crisis sanitaria.
Benítez reconoce que al principio no quería continuar con el proyecto. "La vorágine del covid nos absorbió. Se acabó el turismo, se acabó la vida. Parecía que ya nada iba a continuar como antes. Casi todas las personas que iban a participar en el documental tenían bastantes años. Eran señores muy mayores, es decir, población de riesgo. Algunos estaban en residencia", rememora.
Inspirado en las vivencias de Pérez Siquier
El equipo de La vida chipén incluso tenía concertada una entrevista con Carlos Pérez Siquier, el fotógrafo del antiturismo de masas reconocido con el Premio Nacional en 2003. "Lo llamé por teléfono. Murió sin ver la película. Decidí que su testimonio y el de tantos fotógrafos lo íbamos a concretar en un personaje de ficción", relata.
La película está protagonizada por Paco Foto, paparazi accidental de turistas y famosos. El hombre, interpretado de forma soberbia por el actor Antonio Reyes, inicia un viaje episódico y surrealista por los momentos felices que marcaron su vida desde aquel día que llega a la recién inaugurada Costa del Sol. "Este era el mejor sitio donde se podía estar en España en los años 60", asegura el personaje.
Él da pie al espectador a conocer cómo se orquestó desde el régimen esa campaña de propaganda que vendía la nueva España y que buscaba a gente como él: afable, ingenuo, deslumbrado por el color y la libertad y que supiese ganarse la confianza de las extranjeras y los famosos que pululaban por los hoteles, piscinas y playas para retratarlos en aquella Costa del Sol pop.
Desde Sinatra borracho a Bardot y su burro
La película está salpicada de anécdotas graciosísimas intercaladas con imágenes de playas vacías en plena pandemia. El equipo recrea la archiconocida historia de Frank Sinatra en el hotel Pez Espada de Torremolinos. "Vino a un rodaje al Chorro. Estaba borracho y cuentan que había una actriz compinchada con un fotógrafo que quería hacerse unas fotos con él. Sinatra se cabreó, le pegó al tipo y le rompió la cámara. Acabó en la comisaria y soltó improperios contra Franco: "Nunca volveré nunca más a este puto país de fascistas", cuenta.
También reproducen otras historietas como cuando la imponente Brigitte Bardot se enamoró de un burro durante un rodaje en Mijas y se empeñó en meterlo en su habitación y dormir con él. Manu Sánchez aparece de forma estelar en el filme haciendo de Jaime de Mora y Aragón antes de ser el rey de Marbella (cuando se encontraba en Torremolinos y ya pensaba en un turismo más clasista al que sólo accediera la jet set). Además, Ava Gardner, el duque de Windsor y Jean Cocteau aparecen en momentos muy surrealistas del largometraje.
-¿Qué queda del glamour, las fiestas y el champán de aquella época?
-Últimamente vivimos una época donde está de moda los discursos nostálgicos. No creo en ellos. Decoran un pasado donde había libertad para los turistas; el resto de los españoles seguían viviendo bajo una dictadura y había muchísima represión. A la vista está viendo lo que pasó en el pasaje Begoña. Para los extranjeros, España sería un destino muy exótico. Las extranjeras venían en minifalda y biquinis. Estaba todo permitido al turista. Los españoles pudimos disfrutar de ciertas cosas aquella época. Pero debajo de todo ese colorín, bronceado y esos nuevos aires de libertad, aquí se vivía en una dictadura.
La directora recomienda ver la película con banda sonora de Paloma Peñarrubia porque "todos somos un poco Paco Foto". "La vida chipén habla de nosotros, de nuestra identidad como país, de cómo el franquismo movió los hilos y nos convirtió en lo que somos ahora: un país de servicios. Está está ya está en nuestro ADN, y cuando llegó la pandemia nos dimos cuenta de que no había un plan B. Habla también de unos que se llaman a sí mismos muy españoles y son unos mangantes, unos corruptos", sostiene.
Caso Sofico
El modelo de turismo de sol y playa en Málaga también atrajo a serpientes con trajes de santurrón, que diría Carlos Cano en su canción. En la película aluden de forma directa al escándalo financiero de Sofico, la estafa piramidal protagonizada por Eugenio Peydró Salmerón en pleno franquismo.
"Tenía como objetivo la construcción, venta y alquiler de apartamentos en la Costa del Sol. Se quedaron con el dinero de muchos españoles. Les prometían que si invertían en edificios en construcción en Málaga se llevarían un tanto por ciento de intereses. Al final fue un fraude", critica la directora.
-¿Cuánto hemos cambiado desde entonces?
-No hemos cambiado nada. Tampoco hemos aprendido de la pandemia. Esto está en nuestro ADN. Nos identificamos con eso y hacemos que nos identifiquen con eso. El régimen tiró de estas imágenes para vender un país y que vinieran los turistas en masa a dejar su dinero. Hay una permisividad tremenda con aquellos que vienen a disfrutar del turismo de sol y playa. La gente viene al bar de Europa a comer y a emborracharse. Mucho ole, flamenco, toros y paella. Seguimos tirando de esos tópicos porque no sabemos identificarnos con otra cosa.
Según la guionista, "el flamenco se ha secuestrado y se ha prostituido" en favor del turismo, y se ha construido "una imagen distorsionada de lo que somos los españoles". "Te das cuenta cuando viajas al extranjero. Es muy complicado defender tu trabajo o tu identidad sin que alguien te diga 'un paella, sol, sangría'. Perciben el país como un país de vacaciones donde emborracharse es muy barato", sentencia.
Benítez quiso contarlo desde la Costa del Sol porque es uno de los gérmenes del turismo. "Aquí nació ese nuevo concepto de país en el que seguimos inmersos. El germen de cómo se concibió el nuevo modelo económico del país. No hay manera de cambiarlo. Nos estamos cargando las costas, el ecosistema... Los trabajos serán cada vez más precarios. Como no repensemos un modelo más sostenible a la larga las consecuencias serán irreversibles", señala preocupada mientras apunta a la problemática de la Manga del Mar Menor y los miles de peces muertos.
"La gente se tiene que marchar de su barrio porque están haciendo hoteles. Está pasando en toda España. Ahora hay más terrazas. Cada vez hay menos espacio para las personas y más para el turismo. Muchos sitios son ya no lugares, parques temáticos", advierte a la par que recuerda que "todavía hay luchas vecinales en barrios que quieren mantener su idiosincrasia e identidad". Si usted quiere conocer cómo se convirtió España en el bar de Europa, no duden en ir a ver La vida chipén.