Juan Antonio Torres (Málaga, 1972), más conocido entre sus lectores como El Torres, era uno de esos "niños raros" capaces de pasar horas leyendo cómics. Su abuelo le enseñó a leer con tebeos cuando tenía tres años. Entre sus primeras lecturas destacan Mortadelo y Filemón y Luchadores del espacio, una serie de ciencia ficción inspirada en la Saga de los Aznar, o las revistas Pulgarcito y Dossier Negro.
El artista aún sueña con aquella pequeña tienda en Miraflores de los Ángeles donde adquirió sus primeros tebeos. "Alguna vez hasta me escapé del colegio para meterme ahí. Te daban cinco duros y te comprabas dos cómics de segunda mano. Ahora la gente los concibe como objetos de lujo cuando antes tenían un marcado carácter popular", reconoce durante una entrevista con el ESPAÑOL de Málaga.
El malagueño, único guionista español curtido en el mercado americano y una referencia absoluta del cómic en nuestro país, impartirá un taller en La Térmica el 8 de junio. Además, el autor vuelve a las estanterías con una reedición de la demoníaca Roman Ritual, cuya adaptación cinematográfica se canceló muy a nuestro pesar, y ha trabajado recientemente en la película Vampiras de Iván Mulero.
Entre la nómina de dibujantes a las órdenes del maestro del terror se encuentra Gabriel H. Walta (Premio Eisner por La Visión), Jesús Alonso Iglesias, Fran Galán y Joe Bocardo. Para el guionista, "el terror es una forma de enfrentarnos a todo aquello que nos causa inquietud y miedo pero desde un espacio seguro; y a través de él se pueden hablar de muchos temas delicados como el suicidio".
Visita La Térmica para impartir un taller de guion de cómic. ¿Qué se necesita para ser un buen guionista de tebeos?
Lo primordial es haber leído muchos tebeos. El guionista también debe tener en cuenta que trabaja con otra persona, el dibujante. Siempre he comparado esto con un baile o un grupo de rock. Ambos deben trabajar en sintonía aunque la letra y la música sean de cada uno. Si uno quiere destacar más que el otro no funciona. Es un trabajo de equipo. Luego debes tener una historia que contar. No tiene que ser de temática infantil, juvenil o de superhéroes. Puedes escribir cualquier tipo de historia para cualquier público.
Si ya es difícil ganarse la vida como dibujante en España, no me quiero imaginar como guionista de cómics…
Hace tres años nació la Asociación Profesional de Guionistas de Cómic. Eso ya es un paso. Como guionista en España es muy complicado. Estamos trabajando años para sacar una obra que nos va a reportar con suerte 1.000 euros de beneficio. No me he hecho guionista de cómic para hacerme millonario. Yo siempre cuento que soy amo de casa. Mi mujer es la que trabaja. No puedo vivir sólo del trabajo de guionista. Hago colaboraciones aparte.
¿El debate del tebeo considerado como género menor está superadísimo, no?
Sí, pero todavía queda labor de educación por delante. Hay que educar al gran público en la lectura. Ojalá tuviéramos un plan de lectura a nivel nacional, no sólo de cómics. No hace falta que vayan al cine a ver una historia de tiros porque la pueden encontrar en un cómic. Hay multitud de temas tratados en tebeos como el fútbol, la cocina, clásicos de la literatura... El cómic es un medio absolutamente fresco.
Y muy recomendable en un momento donde reinan las pantallas.
Cuando te pones una serie o ves un partido de fútbol eres un espectador pasivo. Tú lo asumes y entras en el juego. El lector de un cómic forma parte de esa historia. El cómic no es lo que está dentro de la viñeta, sino lo que ocurre entre viñeta y viñeta. El lector imagina, juega y hace funcionar partes del cerebro que normalmente no van de la mano: la de la teleimagen y la del texto escrito. Se trata de una experiencia muy íntima y participativa. El cómic es un formato muy dinámico, ágil y fresco. La explosión de películas de superhéroes, de Marvel, está alimentada por la increíble cantidad de creatividad que hay en los cómics.
Es muy crítico con el público español de cómics. ¿Valoramos más lo malo traído de Estados Unidos que lo bueno de nuestro país?
En España empezamos a valorar a los creadores cuando hacen cosas y triunfan fuera. Ya hay mangakas (palabra japonesa utilizada para designar a un creador de cómics en Japón) españoles que publican en Japón. Algo que hace unos años era impensable porque era un mercado muy hermético. A Gabriel H. Walta, David Rubín o Bruno Redondo se les han ninguneado cuando han empezado a hacer cosas en España. O han pasado un poco desapercibidos. En Estados Unidos han alcanzado el estrellato porque son terriblemente buenos. Aquí hay una cantera de autores de cómics como no existe en otra parte del mundo. Los primeros espadas en Marvel y DC son españoles. También pasa en Francia y ahora en Japón. Fíjate en los Premios Eisner. Es raro que no haya un español nominado. Eso quiere decir algo. Soy muy crítico con el público español porque veo que es muy hiriente con cualquier obra española y, sin embargo, con obras muy menores, publicadas de la mano de franquicia, no. El público español valora más un episodio de un Batman malo que una buena obra de un autor español.
¿Qué debería hacer España para tener una industria del cómic grande y solvente como Francia, Estados Unidos o Japón?
Se lee poco. Hay que hacer que la gente lea más. La venta de cómics ha crecido tras la pandemia. Ahora en las ferias del libro ya no tienes que rebuscar hasta llegar a una pequeña caseta con tebeos. Las grandes cadenas editoriales ya incorporan los cómics dentro de su catálogo. No es una labor que se pueda hacer de la noche a la mañana. Hace falta un plan nacional de lectura y enseñarles a la gente que la lectura, incluida la de cómics, proporciona al ser humano algo indescriptible.
Ha trabajado con El Rubius en su cómic, Virtual Hero, como guionista y después en la serie que produjo Movistar+. ¿Fue bien la experiencia con el famoso youtuber?
Esa fue una de las ocasiones en las que llegué a tener un buen sueldo (ríe). Fue un proyecto muy curioso porque no se había hecho un cómic sobre un youtuber hasta entonces. Toda la trilogía alcanzaría el millón de copias vendidas. El reto era escribir un cómic para gente que normalmente no lee tebeos. El Rubius tenía claro cuál era su público. Lo conoce muy bien. No podíamos hacer un Watchmen. Él nos dio algunas indicaciones, pero muchísima manga ancha y libertad. Tuvo bastante éxito y se adapta a la serie de televisión donde estuve en el desarrollo de los guiones. Fue una experiencia magnífica y mágica para mí. La pena es que se suspendiera en la mitad de la segunda temporada y no una tercera.
Ha escrito un guion para la película Vampiras, un thriller de Iván Mulero rodado en Andalucía. ¿Qué tal ha ido?
A mí el cine me tenía escamado. Ha habido varios intentos fallidos de adaptar mis obras a la gran pantalla. Iván lo hizo con Camisa de fuerza y quedó un corto maravilloso. Aún así, estaba muy cansado del mundo del cine porque se mueve bajo unos códigos que a mí me desestabilizan. No me gustan ni me siento cómodo. Pero es cierto que no hay que generalizar. Iván me llamó. Estaba con una película entre manos y me envió el guion para que lo revisara. Le dije: "¿Lo puedo escribir desde cero?". Él me pidió que mantuviera los mismos personajes. Escuchar tus diálogos en boca de actrices hispanas, con ese acento, fue algo curiosísimo. Es una película de acción que va a suscitar cierto interés en Estados Unidos. Es muy gamberra y disparatada. La protagonizan las novias de Drácula en la época actual. Se enfrentan a narcos. También ha sido mi primera vez en un rodaje. Todos deberían asistir a uno para ver el proceso. Se curra muchísimo. A veces echan un día para 30 segundos.
Antes hablábamos de dibujantes españoles en gigantes del cómic. Uno de ellos es Gabriel H. Walta, autor gráfico de La Visión. Firmó a medias con él El Velo y El bosque de los suicidas. ¿Para cuándo una segunda parte de El Velo?
Gabriel ahora es una persona muy solicitada. Me encantaría volver a hacer un tebeo con él. Cuando nos vemos surgen las ideas y hablamos de retomar esa historia, entre otras. Su ritmo de producción es muy alto. Hemos hablado de sacar a Chris Luna, el protagonista, en otras historietas. Lo mismo algún día hacemos una campaña de micromecenazgo y publicamos algo.
Ha hecho el guion de cómics con Gaudí, Goya y Galdós como protagonistas.
Cuando me propusieron hacer algo sobre Gaudí pensé que una biografía iba a resultar muy aburrido. Entonces pensé en un thriller de asesinato (El fantasma de Gaudí). Ahora preparo junto a Alberto Beamonte el segundo volumen sobre Galdós donde contaremos lo que representa el escritor dentro de un drama propio del autor. Siempre hago trampa porque me llevo los personajes a mi terreno. El cómic sobre Alonso de Salazar, el famoso inquisidor, lo llevo a un terreno del terror y lo detectivesco.
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