Ambos nacieron en Málaga y comenzaron a preparar sus respectivas carreras en la Escuela Superior de Arte Dramático de la capital. Ahora la vida, o más bien Antonio Banderas, les ha unido en Godspell, la nueva producción musical del Teatro del Soho junto a Estudio Caribe, la productora de Emilio Aragón, que también dirige la obra.
Raúl Ortiz y Nuria Pérez forman parte del primer proyecto del Teatro del Soho en el que Banderas no está sobre las tablas, pero sí que está presente como productor y anfitrión. "Es una persona maravillosa", aseguran ambos, que se sienten "unos privilegiados" por poder volver a casa "por la puerta grande" con un musical como Godspell.
Los dos llevaban meses viviendo fuera de la capital y la obra supone su vuelta a la ciudad por unas semanas, algo que les hace muy feliz. "Estás acostumbrado a vivir en comunidad con el entorno del teatro y no te crees que tengas a tu gente a 15 minutos de coche. Es maravilloso", confiesa Pérez.
"Cuando me comunicaron que estaba en la compañía dije "¡Por fin!" Tenía muchísimas ganas de un proyecto en casa, desde que salí de la escuela tenía ganas de trabajar en un musical en Málaga y sin duda ha sido la mayor alegría de mi vida profesional", cuenta Ortiz.
Nuria asiente con la cabeza y a las declaraciones de su compañero añade además que "para colmo Málaga se ha convertido en una ciudad que abraza al teatro". "Que viene y lo llena, pero que también lo promociona. Antonio ha hecho un trabajo duro y muy valiente por el teatro en nuestra ciudad", prosigue.
El último año ha sido difícil para Nuria con una lesión en las cuerdas vocales sin poder cantar apenas. Por su estado, solo audicionó para Godspell. "Me lo jugué todo al rojo y salió aunque el proceso de audición con mi lesión fuese todo un estrés. Cuando me dijeron que sí lloré mucho", dice.
Nuria y Raúl interpretan en la obra, aunque suene raro, a Nuria y Raúl. Todos los actores interpretan a personajes que tienen su nombre a excepción de Pepe Nufrio, que es Cristo y Víctor Ullate, que interpreta a Juan Bautista y Judas. "Los personajes nacen del actor que los interpreta. Emilio lo ha querido mantener así para que tengamos libertad para crear a partir de nosotros mismos", explica Raúl.
Málaga se ha convertido en una ciudad que abraza al teatro
Otras producciones le dan un papel prestablecido, pero en Godspell, según Nuria, se crea "todo desde cero", lo que realmente le complica el trabajo, puesto que ella es swing, cubre los papeles de tres actrices en caso de que ellas lo necesiten en alguna actuación. "Aunque sea difícil de entender, la manera de trabajar los personajes ha sido desde mí misma, pero cogiendo energía de los rasgos que cada una ha trabajado: la fuerza, la dulzura o la empatía, por decir algo. Vamos adaptando mi tripolaridad", bromea Nuria.
Raúl cree que es más difícil trabajar desde la libertad que siempre desean a un papel prestablecido. "Cada uno somos muchas cosas diferentes y tienes que elegir por donde tirar. No es nada sencillo", confiesa.
Al malagueño le costó bastante entender el concepto del musical por sus pensamientos y creencias personales. Cabe recordar que Godspell es un musical desenfadado que celebra la vida y las enseñanzas de Jesús a través de parábolas y relatos del Evangelio de San Marcos, representados en una serie de sketches, aunque Banderas asegura que en la práctica no es del todo "un musical religioso".
Sin embargo, la última parada antes de llegar a Godspell de Ortiz estaba en las antípodas de este nuevo musical. Venía de The Hole X, uno de los espectáculos más picarones y gamberros de la actualidad. "No fue fácil. Yo venía del ambiente que se crea en The Hole y con el mensaje de 'abre tu mente en todos los aspectos'. Pero realmente con el trabajo con Antonio y Emilio me di cuenta de que el mensaje de Godspell no era específicamente religioso, tenía otras lecturas. Igualmente, sin duda, es un cambio radical", explica.
Cuando se le pide que defina el musical, Nuria responde que "va sobre el amor y sobre traspasar todas las barreras aunque ello suponga romper con todo". "Toca algo que está en el ADN de cada uno, unas creencias que tenemos muy arraigadas aunque no creamos, por nuestra cultura. Habla del querer creer y confiar, de querer al de al lado y ayudar al prójimo", añade.
Por su parte, Raúl invita a todos los públicos a disfrutar de Godspell. "Tiene una parte tradicional, pero solo por la música, que es maravillosa y la cantidad de recursos teatrales que se utilizan merece la pena. Además, repito que Godspell tiene mil lecturas diferentes, el mensaje está desprovisto de aspectos religiosos", explica.
Del Tivoli al Soho
Echando un vistazo en el currículum de Raúl Ortiz encontramos la curiosidad de que hace casi una década trabajó un verano en el desaparecido Tivoli. "Del Tivoli al Soho, totalmente", dice bromeando el actor, que recuerda con mucho cariño sus principios.
Más allá de la broma, cree que los parques de atracciones como el Tivoli deben verse como los primeros pasos de un actor. "A mí estar en el Tivoli me dio muchísimas tablas. Gané algo dinero, trabajé muchas horas, pero aprendí muchísimo aunque parezca una experiencia poco teatral", explica.
A ambos les encantaría que Tivoli reabriera, "porque ya es historia, como la Torre Mónica". "Allí aprendí sobre todo a cambiar de personaje en minutos. Diez minutos eras Peter Pan, cinco después tenías que ser la momia en el Pasaje del Terror... Una maravilla", zanja el actor entre risas.