La miniserie La chica de nieve (tiene seis capítulos) ya está disponible en 30 idiomas y 190 países y Milena Smit lo tiene claro: "Espero que todos se sienten a verla y disfrutarla en Netflix. No se van a poder levantar del sofá de lo que engancha". No le falta razón. El tándem periodístico que su personaje, Miren, hace con Eduardo, al que interpreta José Coronado, es verdaderamente hipnótico.
Se trata de una adaptación a la pequeña pantalla de la cuarta novela del malagueño Javier Castillo, La chica de nieve. El escritor ha trabajado como asesor en el proceso de guion -aunque no ha escrito nada-, pero está "muy contento" del resultado que llega hoy a las pantallas. "Creo que todos tenemos la esperanza de que podamos seguir dándole vida a Miren, Belén Millán y Eduardo. Ojalá. No depende de nosotros, pero ojalá pueda ser así porque la gente responda bien", expresa el malagueño a este periódico. Por su parte, la sonrisa cómplice de Smit parece indicar que ella estaría dispuesta a volver a encarnar a Miren, su primer personaje protagónico.
Miren Triggs también es la personaje principal de El juego del alma -su quinta novela-, pero el escritor ha confirmado que su historia tendrá una tercera novela, que está a punto de entregar a su editorial, con “un final apoteósico” para la periodista. Hasta que se publique, estará entretenido promocionando El cuco de cristal, su próxima novela, que sale el 1 de febrero y cuya trama es totalmente independiente a la de Miren.
Sobre la adaptación de sus dos primeras novelas, El día que se perdió la cordura y El día que se perdió el amor, que se anunció en los medios en 2020, el escritor ha explicado que "los derechos están vendidos a MediaPro y a DeaPlaneta y siguen en preproducción continua porque es una adaptación muy complicada y estamos aún en esa fase previa, pero hay buenas noticias y espero que pronto pueda contar cosas".
Málaga
Castillo, Smit y Coronado nos reciben en la Sala Biznaga del Gran Hotel Miramar, todo muy en clave malaguita. Incluso los dulces que Netflix les ofrece a los invitados de la première son locas y palmeras de Kiki, otro clásico para los golosos nacidos en Málaga. Todo ello no es casualidad. Málaga es la localización principal de la serie. Pese a que Castillo siempre ambienta sus libros en América, el propio autor y Netflix vieron adecuado trasladar la trama a esta ciudad de la Costa del Sol para hacerla “más local y así llegar con más facilidad al espectador nacional”.
Pese a que parezca que rodar un thriller es más complicado en Málaga, donde luce el sol y predomina el buen rollo a diario, Milena cree que no lo han tenido tan complicado porque se ha conseguido mostrar "la Málaga más oscura" con ambientes muy "grises y tenebrosos". “Se ve una Málaga de invierno lluvioso, creo que ha sido bastante acertada la forma en la que se ha retratado”, ha explicado Milena.
Sinopsis
Miren, periodista en prácticas que fue víctima de una violación, se obsesiona con el caso de la desaparición de Amaya, una niña a la que sus padres pierden de vista mientras ven la Cabalgata de Reyes de Málaga, en plena Plaza de la Constitución. En el transcurso de la serie vemos dos investigaciones del caso paralelas, la de la Policía Nacional, a cargo de Chaparro y Belén Millán y otra de la propia Miren en el ámbito periodístico.
Castillo se muestra satisfecho porque la serie muestra su forma de contar historias, con "muchos giros temporales" y una mezcla de "emoción e intriga", lo que supone “una ventana” a sus libros. Los espectadores podrán ver la evolución de la desaparición de la niña Amaya entre los años 2010, 2016 y 2019 con muchísimos saltos en el tiempo. Pese a que por este motivo Milena Smit ha tenido que actuar en un día de rodaje como una joven universitaria, y en otros como una periodista reputada, para ella lo más complicado de la serie han sido las escenas en las que Miren recuerda su pasado traumático, la agresión sexual que le marcó para siempre. "La escena de la violación fue muy dura. A ello había que sumarle que las condiciones climatológicas fueron complicadas. Rodamos por la noche, a la una de la mañana, lloviendo, en plena orilla de la playa en febrero. Es incómodo rodar así, y más una escena como esa, donde estás pegada a la arena, sufriendo. Nada acompañaba para que fuera agradable. Recuerdo aún cómo Lolita, la maquilladora, se emocionaba cada vez que venía a retocarme. Era una escena en la que absolutamente todo el equipo lo pasaba mal; había quien se apartaba para no verla", explica Milena, algo emocionada.
Admiración
Pese a la dureza, Coronado admite que es una escena "bestial y magistral". "No es fácil saber contar bien una violación en el cine y en esta ocasión se hace con mucha elegancia y con una violencia soterrada tremenda. La escena está muy bien hecha", sostiene. En una entrevista otorgada a EL ESPAÑOL de Málaga durante el rodaje, Coronado asumió que llegó a la serie como "padrino" para dar apoyo a Milena en su primer papel como protagonista, pero en las primeras tomas ya se dio cuenta de que era todo un animal escénico.
Algo similar ocurre con Eduardo, su personaje, quien trata de ser el mentor de Miren en el periódico donde trabaja. "Es cierto que en ocasiones no tenía claro quién hablaba. Si el personaje o yo. Pero es que era así como lo entendí en el momento que me subí a este tren en marcha. Me atrapó esta historia respaldada por Netflix, siempre me había apetecido trabajar con Milena y de alguna forma es cierto que en la vida real hago de padrino de una serie a la que apoyo como en la ficción hago de mentor de un ser humano al que adoro por las razones que sean", expresa.
En un momento de la serie, sin hacer spoiler del contexto, Castillo hace un breve cameo muy especial junto a su hija Gala, algo que le hizo mucha ilusión. “Yo tenía claro que no quería estar dentro de lo que es la trama. Hay tanto suspense y dolor entre líneas que no lo veía adecuado porque rompía el clímax. Yo lo disfruté un montón y creo que en el momento que salimos es el adecuado. Y mi hija alucinó”, cuenta.
¿Y si tuvieran que quedarse con algo en concreto de la serie? Coronado lo tiene clarísimo: "Yo me quedo con la primera escena, que dura cuatro o cinco horas", zanja riendo, feliz con el resultado completo de su enésima obra.
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