"Ya que la historia sigue teniendo interés, vamos a contarla a nuestra manera". Con esta frase en boca de uno de los hermanos de David Guerrero Guevara, el Niño Pintor, termina el tráiler de La exposición, un documental dirigido por el realizador malagueño David Moya que se estrenará este sábado a las ocho de la tarde en el Auditorio del Museo Picasso, en el marco de la sección Documentales Sesiones Especiales.
En esta pieza audiovisual, los espectadores van a poder ver y escuchar la historia de la desaparición de Guerrero como nunca antes lo habían hecho. No se trata de un documental al estilo true crime. No se centra en investigaciones policiales, no hay morbo, ni sensacionalismo, ni hipótesis. Como hilo conductor, simplemente, Antonia, la madre del desaparecido, recorre la exposición Dibujos de una época, celebrada en 2018 en la sala Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Málaga unos días antes de su clausura y uno de sus hermanos, Raúl, restaura un antiguo dibujo de David, algo deteriorado del sol, que había encontrado previamente Jorge, el hermano mayor.
Toda la familia es artista aunque este dato no sea conocido por muchos. Raúl, el hermano pequeño de David, vive en Londres y se ha ocupado de la foto fija del documental, así como del dibujo de David y la pintura que ilustra el cartel de la película. Pese a que ha hecho exposiciones en Reino Unido, para Raúl el verdadero artista de la familia es Jorge, el más celoso de su intimidad. No le gustan las cámaras y prefiere ausentarse mientras restauran el dibujo, pero a través de las palabras de su hermano y Antonia y gracias a los dibujos de su hermano David es fácil imaginarlo. "Durante el transcurso del documental se toca el tema de cuándo alguien debe considerarse artista. Hablamos mucho de eso", indica Moya, el director.
David Moya residió de pequeño en La Luz y estudió primero de EGB en el mismo colegio donde estudiaba David Guerrero en el momento que desapareció, El Divino Pastor. Asegura que se siente próximo a él "en cuanto a origen y familia obrera" e intereses de aquella infancia de los ochenta como "los tebeos de Ibáñez". "Luego me mudé a Rincón de la Victoria, pero para mí La Luz fue ese territorio de la primera infancia. Desde siempre, mi madre, cada vez que salía el caso en los medios, me decía que ese niño había estado en el mismo colegio que yo. Aunque solo pasé un año allí, siempre he tenido muy cercana la historia de David y ese colegio", recuerda Moya, que en cuanto empezó a dedicarse profesionalmente a lo audiovisual, no dudó en adentrarse en una de sus primeras ideas para hacer algo de David.
Para Moya, la exposición de 2018 fue la oportunidad perfecta para acercarse "a David y conocer mejor lo que hacía" entre pinceles, lápices y pinturas. Gracias a los organizadores y un amigo periodista, logró hablar con los familiares para proponerle el proyecto dejándoles muy claro que "no se iba a hablar de hipótesis de lo que le pudo pasar, planteándoles un código ético".
"No sé si sin hacerle ese planteamiento hubieran accedido a hacer el documental o no, la verdad. El proceso de trabajo se ha ido marcando a través de hacerles consultas cada vez que teníamos que tomar una decisión. Me he preocupado mucho porque ellos estuvieran a gusto y por cómo se iban viendo, especialmente Antonia, la madre de David. Les dije que si algo les molestaba, no dudaran en decírmelo", explica el realizador.
David Moya cree que las familias de personas desaparecidas merecen más atención desde los diferentes sectores de la sociedad. "El único objetivo que tienen en la vida es que la gente no se olvide de sus seres queridos y sus historias", manifiesta. La mayor moraleja que se lleva del rodaje de este documental, en sus propias palabras, "haber aprendido a tratar con aún más respeto y empatía a personas que sufren o han sufrido". "Hay muchas formas de recordar a los seres queridos sin basarse en el sufrimiento. Hace poco vi en un programa de televisión a un presentador que preguntaba al padre de una desaparecida que desde cuántot tiempo no sonreía. Ese tipo de cosas no deben darse", zanja.
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