De ellos solo quedan sus rostros en carteles pegados por las calles de Málaga, algo rotos por el paso del tiempo, y los recuerdos en las mentes de sus familiares, que no los olvidan. Málaga tiene un total de 23 denuncias por desaparición activas, siguiendo los datos de la Asociación SOS Desaparecidos. Desde esta asociación o Quien Sabe Donde Global apoyan a decenas de familias que no se rinden en encontrar a los suyos. Desde el primer caso, David Guerrero, el niño pintor, desaparecido el 6 de abril de 1987, a Jhon Stiven Perea Hurtado, que desapareció el pasado 8 de noviembre.
Aunque pueda sonar una cifra descorazonadora, en el último año han sido registradas 20.000 denuncias por desapariciones en España. Cada día, 50 familias se acercan a la Comisaría para alertar de la desaparición de un ser querido y llaman a SOS Desaparecidos o a QSD Global para pedir ayuda. De hecho, en un acto celebrado en Madrid hace unos días, organizado por QSD Global los familiares de personas desaparecidas sin causa aparente pedían "hechos y respuestas" para "combatir la incertidumbre", porque se sienten abandonados.
Las causas de cada una de las desapariciones son totalmente diferentes en España. La mayoría de los casos son personas mayores con alzhéimer o personas con problemas mentales, pero también hay casos desgarradores de violencia de género o conflictos intrafamiliares. Pocos malagueños olvidarán el doloroso caso de Débora Morais, hace apenas unos meses. Pese a que su alerta por desaparición estuvo activa durante seis meses, la Policía localizó el cadáver de la joven bajo cemento en la nave donde trabajaba su pareja sentimental, con la que tenía dos hijos. Él fingió todo ese tiempo con su entorno más cercano haciéndoles creer que ella les había abandonado.
Nombres a la incertidumbre
Analizando los rostros publicados en la pestaña de 'Desaparecidos' en la web de SOSDesaparecidos para poner nombres, como decíamos, el primero es el de David Guerrero, el niño pintor que salió de su casa en 25 Años de Paz para ir a la galería donde exponía por primera vez uno de sus cuadros. Nunca llegó. Aunque se declaró su "muerte legal", es un caso que se ha reabierto en varias ocasiones por el hallazgo de nuevas pistas que no hacen más que llenar de incertidumbre a este caso. David tendría ya 50 años -desapareció con 14-.
La última novedad en el caso fue publicada por Diario Sur. Mediante un estudio fisonómico se ha demostrado que la caricatura del niño que habían estudiado no representaba a Rudolf Eschmann, el 'suizo', máximo sospechoso de la Policía. Tras conocer este detalle que acaba con la hipótesis principal, ahora se ha construido una lista de más de 700 identidades vinculadas al caso para barajar otras. Este sábado se presentará, precisamente, en el Festival de Málaga un documental que habla sobre Guerrero y el arte de su familia, La exposición.
Tras él, los rostros de José Romero (malagueño) y Manuel Ríos. Desaparecieron en noviembre de 2009 cuando salieron a navegar con otro amigo, Juan Pérez. Tampoco volvieron nunca a casa. La búsqueda se suspendió a los tres meses, pero tampoco hay día que la familia no esté pendiente del mar, al que tienen mucho que preguntar, y que pocas respuestas les ofrece sobre aquel puente de Todos los Santos.
Siguiendo con las historias sin desenlace del tablón de SOS Desaparecidos, localizamos la de Juan Antonio Gómez Alarcón, un espeólogo experto que desapareció el 20 de julio de 2010 en la Sierra de Mijas, pese a que se la conocía como la palma de su mano llegando a tener hasta un libro escrito sobre ella y sus cavidades. Su familia cree que descubrió la cueva 55 de la sierra, pero que jamás logró salir de ella.
Tras el joven, el rostro de Francisco Ruiz, un cazador jubilado de 63 años que acudió a su parcela para dar de comer a sus perros y paró en la cafetería de la gasolinera del polígono La Vega de Las Lagunas de Mijas, algo que solía hacer siempre. Allí se encontró su coche hace más de una década, pero nadie volvió a verlo.
Por su parte, Romualdo Erdozain fue un marbellí que salió el Jueves Santo de 2012 y jamás volvió. Su familia declaraba entonces en diferentes medios locales que temían que hubiese sufrido una bajada de tensión arterial y se hubiese desmayado en alguna parte o bien que se hubiese desorientado. Había salido, supuestamente, para llenar el tanque de su coche.
Mariano Segura Guerra es otro de los desaparecidos. No se sabe nada de este vecino natural del barrio moganero de Las Burrillas, pero afincado en El Limonar en Málaga desde el 12 de julio de 2011. Salió a caminar solo sin documentación ni las llaves ni el teléfono móvil y los medios de entonces indican que padecía depresión.
Gordon Simm era un senderista que desapareció en el Río Chillar el 21 de julio de 2012. Fue una jornada con mucha neblina y muchos pensaron que pudiera haberse despistado. Jamás trascendió ninguna novedad sobre él. Unos meses más tarde desapareció José Melgar en Ronda. Es un anciano que salió el 17 de octubre para hacer unas compras, algo desorientado, por sus trastornos de memoria. Pese a que fueron decenas de vecinos los que le vieron el día que desapareció, nadie notó nada. Jamás ha vuelto a ser visto.
José Abraham López es otro de los nombres de la lista. Desapareció el 11 de diciembre de 2012 en Arroyo de la Miel (Benalmádena). Cuando sus padres se levantaron esa mañana, el hombre ya no estaba en casa. Lo único que se llevó fue la tarjeta médica y su DNI.
El 27 de junio de 2014, el legionario Joaquín Espinosa Ruiz desaparecía mientras probaba una embarcación junto a una vecina de Vélez Málaga, a la que le iba a comprar el barco. Salieron de Torrox, según El faro de Ceuta, pero su madre, con alguna intención, ha luchado durante años porque el caso se conociera también en Marruecos.
Algo más mediático fue el caso de la letona Agnese Klavina, la joven que en septiembre de 2014 salió de fiesta. Según se puede ver en las grabaciones de las cámaras de seguridad del local, salió de este junto a dos británicos. Fueron sus últimas imágenes. Los investigadores declararon al Diario Sur que a la chica se la notaba con miedo. Nadie sabe con firmeza qué ocurrió con la joven pese a las informaciones recabadas.
Tampoco hay que olvidar el caso de Jesús Gutiérrez Galeote, el anciano que salió el 7 de agosto de 2020 de su piso en el Barrio de La Paz de Málaga y que jamás volvió a ser visto, pese a la cantidad de personas que transitan por sus calles. Su nieta confesó en este periódico que cree que el cuerpo de su abuelo puede estar en la Desembocadura del Guadalhorce, "donde no se buscó lo suficiente".
A Juan Carlos Aluz, como a Jesús, tambiénparece que se lo tragara la tierra aquel 13 de junio de 2021. Su familia ha peinado cada zona de Málaga capital con ímpetu de encontrarlo, pero sin éxito. La familia contó en este periódico que quieren una cita con el alcalde de Málaga para tratar el tema de las desapariciones en Málaga, porque se sienten especialmente "olvidados".
Dos de los cuatro únicos menores de la lista son hermanos. Se trata de Leonardo (7 años) y Stéphanie Centeno Ostenko (8 años), desaparecidos en Estepona desde el 29 de enero de 2021. Ese día fue cuando su padre los vio por última vez después de que su madre los recogiera del colegio. Denunció el caso como sustracción parental, pero desde entonces no ha habido novedades respecto al caso.
Otro caso sobre menores de edad es el de Daniel Ángel Allaberenov Pérez. Su padre denunció, al igual que el de la familia anterior, la sustracción parental. Según su versión, su pareja se llevó sin su permiso de Málaga capital a su hijo, de origen ucraniano, después de varios conflictos familiares. La última vez que vio a su hijo fue el 15 de agosto de 2021.
La última menor desaparecida, concretamente en Mijas, es Sara Belmonte, cuya madre declaró a EL ESPAÑOL de Málaga el pasado mes de julio que está convencida de que su hija está retenida por su hijo, que también se marchó de casa en la misma fecha que ella. La Guardia Civil aseguraba entonces que había una investigación abierta y que no descartaba que los jóvenes pudieran estar en Portugal -el hijo hizo una retirada de dinero en este país vecino-.
La última desaparición de la lista es la de Jhon Stiven Perea Hurtado, que desapareció el pasado 8 de noviembre en Torre del Mar (Vélez-Málaga). Dejó sus llaves y su móvil en casa, pero le vieron ese mismo día con una mochila en un centro comercial. Aunque la principal hipótesis es que se trataba de una desaparición voluntaria, la denuncia sigue puesta y su alerta por desaparición activa.
Hay otros casos de los que se sabe muy poco. De Michael Owen, que desapareció en Manilva tras ser visto por última vez en el centro de Sabinillas el 21 de junio de 2019. De Allan Penn que tenía 64 años en el momento de la desaparición, el 4 de octubre de 2019 en Málaga. Conducía un Peugeot oscuro 6982 FVX y portaba en el interior del vehículo una bici de montaña. De Majid Chiguer, de 32 años, que la última vez que se le vio fue en Marbella el 4 de noviembre de 2019. De Francisco José Agüera que desapareció en Coín en pleno confinamiento, el 28 de abril de 2020. Todos tienen algo en común: nadie sabe nada de ellos.
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