En esta 26º edición del Festival de Málaga se respira más Málaga que nunca, puesto que tenemos piezas audiovisuales rodadas e interpretadas por malagueños hasta en la sección que está fuera de concurso, la Sección Première. Este lunes, la malagueña Elena Martínez paseaba orgullosa por la terraza del AC Hotel by Marriott Málaga Palacio con una sonrisa de oreja a oreja atendiendo a la prensa presente estos días en la ciudad. "Venir aquí es siempre un regalo, pero si es con proyectos, más aún", confiesa a EL ESPAÑOL de Málaga.
La actriz recuerda con cariño los primeros festivales que vivió. "Me acuerdo que decía, sería en la quinta edición, que ojalá yo algún día pudiera estar aquí presentando películas y cumpliendo mi sueño... y aquí estamos. Como siempre cuento, yo crezco profesionalmente de la mano de este festival, cierro ciclos con él y es una suerte", detalla.
En esta ocasión, la malagueña presenta Devoción, una película intimista rodada íntegramente en Málaga junto al actor argentino Joaquín Furriel y bajo las órdenes del director catalán Rafa Russo, que no dudó en apostar por ella para su nuevo proyecto, fiel reflejo del significado del cine de autor. "Ha sido un reto total en todos los sentidos. Tengo mucha curiosidad por cómo lo recibe el público", cuenta.
Devoción narra los encuentros entre Fernando (Joaquín Furriel), acusado de homicidio, y Ruth (Elena Martínez), una mujer que se enamora de él y que hace de su defensa y absolución una cruzada personal. A través de varios encuentros íntimos (vis a vis) a lo largo de varios años se va desentrañando la intriga del crimen del que se le acusa.
Martínez cree que en ocasiones puede dar la sensación de que es una obra de teatro porque el 90% del guion recae en dos personajes, Fernando y Ruth. "Gran parte de la película transcurre en el interior de una cárcel, eso provoca más aún esa sensación. Pese a que hay algunos exteriores en Antequera y en la capital, todo lo demás está rodado en la productora de Ezekiel Montes", relata.
Para construir a su personaje agradeció el hecho de tener un par de semanas de ensayo y meses de preparación de la mano de Rafa Russo, el director, que la aconsejó desde el principio. "Me llevó de la mano y se lo agradezco mucho. Además, fue un lujo tener ensayos, que yo siempre pido más ensayos. Fueron muy fructíferos", manifiesta.
"Esta película empezó casi como un chiste, con un catalán al mando, un argentino y una andaluza. Venimos de puntos diferentes del mundo y me resultó muy interesante el hecho de ver cómo poníamos todo en común una vez que nos plantamos en los ensayos para analizar cómo podíamos sacar más jugo a la historia de Rafa", sostiene entre risas.
Para muchos actores y actrices este festival significa volver a casa. Ella nunca se ha ido. Pese a que ha hecho varios rodajes últimamente en su tierra, detecta "la falta de tejido industrial" en la ciudad. "Málaga siempre ha exportado talento, pero que la industria se genere aquí nos está costando. Festivales como este sí que es cierto que ayudan a hacer conexiones para vender proyectos. La Escuela de Cine de Málaga, por su parte, trata de enseñar para que salgan líderes desde aquí que hagan producciones de aquí para todo el mundo. Eso es cierto que tenemos que seguir trabajándolo", expresa.
Por su parte, está deseosa de que una directora le dé la oportunidad de trabajar en sus filas. "Me apetece trabajar con mucha gente, pero me encantaría trabajar con una visión femenina. Ahora están pisando fuerte. Como actriz me interesa que haya directoras que hagan que nos pasen cosas a nosotras y no seamos en las películas simplemente "mujer de", "hija de" o "madre de". Es muy necesario que se apoye más a directoras y guionistas para que no seamos un simple complemento. Yo solo digo que todas las que dan el paso, llegan y arrasan. Mira a Carla Simón... Las mujeres tienen mucho que contar", zanja.