Pese a que todos lo encasillan en el papel de malo de la película -y eso que quisiera hacer más comedia-, en el trato cercano y tras esa mirada azul algo desafiante hay mucho de una persona buena que solo tiene un objetivo: hacer cine cueste lo que cueste. Pedro Casablanc (Casablanca, 1963) vuelve a reinventarse a sus 59 años y llega al Festival de Málaga, no como actor, sino como director, para presentar su cortometraje Sacrilegio, un corto que habla de los bandoleros andaluces en la Serranía de Ronda allá por el siglo XVIII. Es su debut en solitario en este sentido -ya codirigió Burbuja en el año 2009-.
Felipe García Vélez encarna a 'El Sordo' siendo el único actor del cortometraje de fuera de Andalucía. Le acompañan otros grandes actores como Héctor Meres, Miguel Ángel Martín, Aky Gamazo, Luis Centeno, Rafa Castillo Romero, Alejandro Morales y el propio hijo de Casablanc, Pedro M. Ortiz, quien pese a su juventud ya apunta maneras.
"Sin desprestigiar al cine social, a mí me empieza a cansar pese al enorme mérito que tiene. Hay mucha gente que cuenta cosas de la gente normal, por eso me apetecía hacer algo que recuperara tradición histórica en el cine, como puede ser el western. Basándome en una obra de Valle-Inclán, pensando que tenía el guion perfecto, he decidido embarcarme en este sueño que llevaba en mi cabeza mucho tiempo y por fin junto a la gente de Nevera Azul, Paula Bello, Jorge Rivera y el Ayuntamiento de Casares, así como muchos más, he podido llevarlo a la realidad", cuenta el actor en una entrevista que tiene lugar en la ajetreada terraza del AC Hotel by Marriott Malaga Palacio.
Hace algo más de un año contaba a este periódico que quería respetar al máximo el lenguaje de Valle Inclán y de Andalucía. Ya finalizado el rodaje, ¿cree que lo ha conseguido?
Sí. El lenguaje de Valle era difícil de respetar totalmente porque la obra es más larga y he hecho una adaptación. Para mí era importante que fuera en andaluz. El lenguaje es de esa época, del siglo XVIII, gente de campo que no tienen ningún tipo de cultura literaria o alfabética. Su cultura es mitológica. Hablan mucho de la religión al mismo tiempo que eran asesinos y ladrones. Eran personas que tenían mucho miedo de irse al otro barrio sin todos los pecados absueltos. De eso va la película.
Más allá de la localización, Casares, hay mucha Málaga en su corto: del productor a algunos actores. Hasta usted ha vivido aquí ¿Es casualidad?
No. Yo he vivido aquí y mi hijo Pedro, que anda por ahí escondido y que sale en la película también. Todos los actores son malagueños, yo quería que fueran de aquí. Todos menos el condenado, que no es andaluz y que lo ha interpretado un gran actor como Felipe García Vélez, que vino de Madrid. Adoro Málaga, tengo familia aquí, me encantaría volver a rodar aquí, tengo que decirlo.
¿Lo tenía tan claro desde el principio?
Sin duda. Estuve rodando la serie Toyboy aquí y conocí trabajando a César Hernando, que ha sido nuestro director de fotografía. Fue en ese momento cuando se lo propuse y todo fue rodando.
¿Cómo llega a Casares y qué le encandila de ella para rodar allí?
Pues mira, conozco a Paula Bello, que también está por ahí escondida, conozco a los integrantes del colectivo Nevera Azul y a David García Ahumada, que me llevan allí. Pero realmente el principal motivo es que está cerca de la Serranía de Ronda, algo genial para contar la historia. Está rodeada de montañas, otro punto a favor. Yo ya conocía Casares por haber estado antes en el Festival de Cine y había rodado un corto allí como actor. David me llevó a Casares a localizar, estuvimos un día entero allí localizando y viendo que el ayuntamiento de la localidad nos ponía tantas facilidades pensamos que qué mejor opción que hacerlo allí. ¡No hay que dejar de hablar de Casares! ¡Es un sitio de cine!
Mi generación -soy del 1999- le recuerda por primera vez en Hospital Central. Ahora, después de haber codirigido en 2009 ‘Burbuja’ se estrena como director en solitario. ¿Cómo ha dado la vida esa vuelta? ¿Por qué ahora un corto?
Es muy difícil poner en pie una película, aunque sea un cortometraje. Cuesta mucho dinero y a veces no tienes de dónde sacarlo. Este corto nos ha costado alrededor de 40.000 euros. Hasta que yo no he encontrado una persona de confianza que apueste por mí -no la he buscado mucho porque mi carrera como actor me ata demasiado, mucha tele, mucho teatro-. No había llegado el momento hasta que no hice Osario Norte con Jorge Rivera, que me lo puso todo muy fácil. También sumó mucho que conocía el lugar donde queríamos rodar. Mi equipo me abrió un camino por el que yo solamente tenía que transitar. Ponerme yo a buscar por mi cuenta subvenciones y financiaciones, me daba mucha pereza, prefería seguir haciendo mi trabajo como actor. Sin embargo, eso no significa que no le haya cogido yo el gustillo a esto de ser director y creo que seguiré haciendo películas.
¿Vamos a tener más Casablanc como director?
Yo espero que sí, yo creo que si estás enamorado de tu profesión como es mi caso y la disfrutas tanto desde un lado como del otro, creo que hay que seguir haciendo cosas...
Esta última apuesta podría calificarse más de cine independiente ¿Está harto de lo comercial?
Cine comercial hay que hacer. De hecho, el cine tiene que ser comercial, alguien tiene que pagar por ver esas películas y que estas recauden en taquilla. No estoy en absoluto en desacuerdo. ¡Para nada! Pero es cierto que hay un cine que responde a unas reglas más artísticas y otro que solamente tiende al entretenimiento y a que sea puramente comercial. Yo pretendo que el cine que hago como actor y como director tienda más a un cine independiente en el sentido ideológico y en el sentido artístico porque, sobre todo, no sabría hacer un cine comercial. No sé qué le gusta a la gente, no sé qué pagarían por ver. ¿A algún influencer de TikTok? Pues no me interesa.
Su trayectoria está repleta de cosas diferentes: teatro, televisión, cine… Blanca Portillo le contó a los compañeros de Sur que la premiaron por su trayectoria que solo ha echado una vez en su vida el paro. Tienen edades y trayectorias similares ¿Y usted?
¿Blanca ha estado en el paro? Pues será lo único en lo que la gano (ríe) Nunca he estado en paro. Si me quedara ahora sin trabajo tendría bastante acumulado. Siempre temes que se pare el tema, pero tanto ella como yo tenemos una trayectoria muy larga y a mí particularmente no me preocupa demasiado eso. Fíjate que me preocuparía más si fuese una persona más joven que está empezando en el cine tal y como están las cosas.
¿Está diciendo que las nuevas generaciones lo tienen más complicado ahora que antes?
Sí. Muchísimo más. Hay muchísima más competencia. No se valora tanto la calidad y la experiencia. No se valora el buen hacer y se premia más el número de seguidores que tienes en Instagram. Se valora más lo mediático, el vestido que te pones en la alfombra roja... Es algo patético y que jamás voy a entender.
Mariano Peña reivindicó el viernes la necesidad de que los actores con mucha experiencia no vayan siendo olvidados del cine. Lo comentó al ser cuestionado por la excesiva juventud que había en la alfombra, donde por cierto, ya que los menciona, casi hubo más influencers que actores. ¿Qué piensa usted de esto?
(Ríe) Me imagino por donde iría la respuesta de Mariano. Estoy de acuerdo con su reivindicación. Debe haber historias de gente mayor. Hace poco vi la película Living de Bill Nighy, un magnífico actor inglés que tiene ya 80 años y que es el protagonista absoluto. Yo, si soy director, lo voy a reivindicar y voy a hacer ese tipo de películas de gente a la que le ha pasado algo y tiene algo que contar.
El enfoque de las productoras y de los comerciantes hacia un cine hecho solo por gente joven viene por el simple hecho de que son los que dominan -o domináis- las redes sociales, tanto Instagram como TikTok. Lo mismo ocurre con los streamers. Son los que los productores creen que van a llevar frente al cine. Creo que no están muy acertados en ese sentido. Efectivamente, un cuerpo joven va a ser siempre más atractivo que un cuerpo mayor, pero es que no quiero comentarlo ya, porque me parece tremendo.
Antes hablaba de esa pereza de tener que estar constantemente casi mendigando ayudas para la creación audiovisual. Yolanda Díaz anunció ayer que estaba preparando mejoras en el sector. No sé si le parece una noticia a festejar. Parece que la balanza en la industria cinematográfica es positiva tras la pandemia. Málaga concretamente tuvo 257 rodajes el año pasado. ¿Cómo ve la industria?
¿257? ¡Qué barbaridad! Yo veo la industria bastante animada y muy bien. Creo que la eclosión de las plataformas audiovisuales ha marcado un antes y un después. También es destacable la gran labor de la Unión de Actores de Madrid y otras comunidades. El hecho de haber conseguido esas ayudas y que el gobierno se implique en lo que estamos haciendo, es labor de esa Unión de Actores donde todos deberíamos estar afiliados. ¡Hay pocos afiliados, deberían ser muchísimos más!
De hecho, vosotros estáis aquí gracias a la ayuda de este festival.
Totalmente, gracias a esta ayuda también pudimos empezar a movernos para hacer este corto. También gracias a ellos tenemos este escaparate tan lujoso como es el Festival de Málaga.
¿Qué le queda por hacer a Casablanc?
Yo con una película sola no me quedo satisfecho. Yo creo que me queda dirigir mucho más cine.
¿Y cómo actor?
He hecho tantas cosas... Como actor la verdad es que no lo sé.
¿Más papeles de bueno? Se empeñan en ponerle de malo.
Pues mira, sí. Más papeles de bueno y más comedia.