La efigie se adueña del centro de la sala. Los más de dos metros de bronce fundido se erigen sobre una peana blanca, convirtiendo la órbita de la escultura en una pasarela sin modelos. La única musa es ella, una mujer sin rostro (pero sí alma) que parece reencarnar el espíritu de la Venus de Willendorf 30.000 años después.
Se trata de la La dama oferente, la pieza "más importante" (perteneciente al Reina Sofía) de las 60 que recoge la muestra Pablo Picasso, materia y cuerpo, inaugurada este lunes en Málaga con motivo del 50º aniversario del fallecimiento del genio universal y la primera monográfica sobre la prolífica producción del creador dentro de esta disciplina.
"Lleva una mano delante, dando algo, pero la otra está incompleta; no recibe nada. Es una venus monstruosa a la que uno quiere", describe quien fuera la primera directora del Museo Picasso y comisaria encargada del proyecto, Carmen Giménez.
La selección de esculturas reúne la pluralidad de estilos que Picasso utilizó para representar las formas del cuerpo humano, desglosándolo en una diversidad de formatos empleando todos los materiales posibles: madera, hierro, yeso, cemento, metal o bronce.
Giménez explica que esta disciplina, pese a ser inferior en número (700 frente a los 4.500 cuadros catalogados que realizó) ocupa un papel fundamental en la trayectoria de Ruiz Picasso: "La naturaleza fue un tema importante, como podemos ver en las esculturas de animal; sin embargo, el peso del cuerpo humano fue su principal interés", asegura.
El recorrido planteado proyecta un sendero en el que las diferentes etapas de su vida se van enlazando unas con otras. No hay dibujos, ni retratos ni nada que no sea la exploración de los volúmenes en tres dimensiones. Así, el arranque permite contemplar algunas piezas claves de la conocida como edad de hierro del artista francoespañol. Obras como la Mujer de bronce que se expone por primera vez en España consolidan la fuerza de la creación de Picasso.
Las mujeres y la guerra
Pero también hay espacio para la madera. El descubrimiento del arte africano y oceánico en el Musée d’Etnographie de Trocadero en París le reveló la fortaleza con la que, a modo de talismán, se podía dotar a los objetos. De esta forma, el primitivismo en los acabados y las ejecuciones en madera permiten entender la figura de la mujer desde la perspectiva más natural del ser humano.
La maternidad, los cuerpos femeninos... Todo forma parte de un discurso intrínseco al alma de Pablo Ruiz Picasso: "Siempre está presente; él se enamora de las mujeres y tiene muchos hijos. Es como esta otra obra (afirma señalando a una de las expuestas) en las que toda la imagen es de bronce pero la barriga embarazada es de barro", explica.
Su coyuntura personal ha marcado todos y cada uno de los movimientos a los que se entregó en vida. Se puede apreciar en piezas como Cabeza de muerto, realizada en 1943 durante la Segunda Guerra Mundial. Condicionado por la presencia del Reich, Picasso desoye la prohibición de fundir (todo se destinaba a la fabricación de armamento) y siguiendo los consejos de su secretario , pasa de yeso a bronce gran cantidad de obras para evitar que se perdiera por la fragilidad del material.
Aunque esta esfera de su obra empezó a hacerse más evidente y prolífica durante su período cubista, Picasso realizó esculturas casi desde el comienzo de su extensa carrera artística y siguió trabajando en ellas durante toda su vida. Se acercó al medio con la libertad de un artista autodidacta, aunque eso le supuso recibir el rechazo a algunas de sus piezas en vida, quedando guardadas celosamente durante décadas.
Quizás como consecuencia de esta actitud la mayoría de sus hallazgos escultóricos le acompañaron hasta sus últimos días, de lo que dan testimonio las numerosas fotografías de sus estudios y vivienda: "Él se sintió herido, así que muchas permanecieron con él hasta su muerte", relata Giménez.
Picasso escultor. Materia y cuerpo cuestiona los límites entre escultura y pintura, obra acabada y maqueta, así como entre gran obra y obra menor. El recorrido por estos casi sesenta años de esculturas de Picasso conforma una revisión de la historia del arte: el cubismo, la abstracción, lo primitivo y el object trouvé, se muestran en estas sesenta y una piezas centradas en el cuerpo humano que Picasso realizó entre 1909 y 1964.
Chicago en Málaga
Esta exposición exhibe una Maqueta para la escultura del Richard J. Daley Center (1964), destinada a convertirse en la escultura de 20 metros de alto en acero que desde 1967 está situada delante del Civic Center de Chicago.
Se trata de un rostro geométrico con volúmenes sugeridos por los contrastes entre vacíos y materia. Lo curioso que tiene esta pieza es que se trata de la única escultura urbana creada por Pablo Ruiz Picasso.
Picasso y la escultura
La escultura es la faceta artística menos conocida de Pablo Picasso, quizás debido a que tenía 85 años cuando accedió a que el Petit Palais de París mostrara por primera vez docenas de esculturas que siempre había guardado consigo. Probablemente, también porque a lo largo de su vida se calcula que pudo hacer unas 700 esculturas frente a los aproximadamente 4.500 cuadros que realizó.
Para Carmen Giménez “no solo fue lo escultórico fundamental para la construcción propia de la obra pictórica, sino que igualmente la pintura le sirvió de aporte a la obra escultórica, en un continuo desplazamiento entre disciplinas”. Así es ya que en cada etapa escultórica, y al igual en que en el resto de sus creaciones, Picasso se reinventaba dotando de nueva energía al medio escogido y creando nuevas conexiones entre toda su obra.
A finales del siglo XIX, la escultura requería el conocimiento de diversas técnicas y el uso de materiales resistentes como el bronce, el mármol o la madera. Aunque de niño Picasso recortaba siluetas en papel, se desconoce si durante su formación como estudiante de arte realizó alguna incursión en este terreno.
Para el artista, la escultura siempre fue algo muy personal, íntimo y hasta cierto punto, improvisado. Su primera pieza de arcilla conocida, Mujer sentada (1902), la realizó en el estudio de su amigo escultor Emili Fontbona en Barcelona. El descubrimiento del arte africano y oceánico en el Musée d’Etnographie de Trocadero en París le reveló la fortaleza con la que, a modo de talismán, se podía dotar a los objetos.
Entre sus primeras piezas, sin duda la cubista Cabeza de mujer (Fernande) (1909) es la más conocida, pero cuando tres años más tarde vuelve a trabajar las tres dimensiones lo hace en otra dirección, introduciendo por primera vez el espacio como material escultórico. Algo que hoy en día nos parece natural, pero que sorprendió cuando en la serie de seis bronces policromados Copa de absenta (1914),
el espacio vacío representaba la transparencia.
Muchos de los trabajos de esta época incluyeron materiales tan cotidianos e innovadores como cordeles, papel, cartón, arena, muelles, hojalata o pegamento; pero en 1924 su escultura Guitarra, formada con diferentes planos de cartones y cuerdas, marcó el final de una era, cuando el impacto del surrealismo en Picasso le llevó a otros trabajos.
Entre 1928 y 1934 modela una serie de construcciones de hierros soldados, cruciales para el futuro de la escultura moderna, fruto de su colaboración con su amigo de juventud y escultor Julio Gonzalez, pero también estilizadas figuras en madera y sensuales formas humanas. Así, el artista se dedicó intensamente al modelado en yeso en su castillo de Boisgeloup, concibiendo figuras curvilíneas y sensuales en las que narices, cuellos, bocas, ojos y pechos se conjugaban recreando voluptuosamente la carnalidad del ser humano. En 1937, en plena Guerra Civil española, el Gobierno de la República le invita a participar en el Pabellón Español de la Exposición Internacional de Paris, en donde mostrará el alegato contra la guerra Guernica y cinco esculturas creadas en Boisgeloup.
Un año de conmemoración
El 8 de abril de 2023 se cumplió el cincuenta aniversario del fallecimiento del artista español Pablo Picasso, evento que marcó la celebración de su obra y su herencia artística en Francia, España e internacionalmente. Los gobiernos de Francia y de España han acordado trabajar conjuntamente en un programa internacional a través de una comisión binacional que reúne a las administraciones culturales y diplomáticas de los dos países.
La Celebración Picasso 1973-2023 gira en torno a unas cincuenta exposiciones y eventos que se celebrarán en instituciones culturales de renombre de Europa y América del Norte que, juntas, abordan un análisis historiográfico de su obra. La conmemoración, acompañada de celebraciones oficiales en Francia y España, permitirá hacer un balance de las investigaciones e interpretaciones sobre la obra de Picasso, especialmente durante el importante simposio internacional en otoño de 2023 que, además, coincide con la apertura del Centre d’Etudes Picasso en París.
Esta exposición se podrá visitar hasta el próximo 10 de septiembre de este año, cuando viajará hasta el Museo Guggenheim de Bilbao.