Así es la vida de Anabel Conde, 27 años después de su paso por Eurovisión: "Aún recojo lo que sembré"
La fuengiroleña sigue teniendo el último mejor puesto de España en Eurovisión (1995) con su tema Vuelve conmigo. Ni Chanel consiguió arrebatárselo.
30 mayo, 2023 05:00Noticias relacionadas
Aunque los malagueños estemos algo acostumbrados a perder títulos con la racha deportiva que llevamos, en el mundo de la música hay una malagueña que sigue revalidando el mejor puesto de España en Eurovisión de las tres últimas décadas. Ni la mismísima Chanel fue capaz de arrebatárselo con su 'jugo de mango'. Se llama Anabel Conde y su vozarrón y su tema Vuelve conmigo encandilaron a toda Europa desde el Point Theatre de Dublín, donde se celebraba el festival en el año 1995. El continente entero la aupó hasta el segundo lugar durante la final pese a que cuando se presentó su candidatura se colocó en el último lugar en las casas de apuestas.
Después de episodios oscuros y difíciles que vivió tras Eurovisión, decidió seguir con el sueño que perseguía antes de iniciarse en la música: la docencia. Dio un paso al lado como cantante en solitario y se puso a estudiar Educación Musical, a la par que se especializó como docente en Inglés. Desde 2006, cientos de niños han tenido la suerte de tenerla, en una materia u otra, como maestra, e incluso han podido emocionarse escuchándola cantar dentro del aula.
Pero que de nueve a tres comparta clase con pequeños terremotos no significa que ella haya abandonado los escenarios, aunque muchos crean que sí. Anabel comparte con Serafín Subiri y su propia hermana, Cristina Conde, un espectáculo llamado Festival Eurovisión, donde repasan las canciones más icónicas del festival en las últimas décadas. Alegre y positiva a rabiar, Anabel no reniega del festival, al revés. Está orgullosa de su paso por él, pues de todo lo que sembró aún sigue recogiendo frutos.
Blanca Paloma no pudo dar el palomazo, quedando en decimoséptimo lugar, pero mirando el lado positivo y barriendo para casa, en Málaga estamos de celebración... una malagueña sigue manteniendo el último mejor puesto para España en Eurovisión, concretamente un segundo, en los últimos treinta años.
Pues mira, desde el año 1979, que quedó Betty Missiego segunda, ha sido el mejor puesto que se recuerda. Yo orgullosísima, todo sea dicho.
Imagino que viste Eurovisión. ¿Cómo viste a Blanca Paloma?
A mí me parece que Blanca Paloma es impecable, porque ella tiene una capacidad vocal perfecta. Pero, más o menos era lo que me esperaba. Yo pensaba que el jurado le votaría más a ella y que el televoto le dañaría, porque creo que es una canción difícil de reconocer en el público.
Menos comercial, ¿verdad?
Exacto, quizá haya sido ese el motivo de quedar los 17, pero que la calidad de Blanca Paloma está fuera de duda, todo vaya por delante.
¿Tú en qué puesto la colocabas?
Yo… entre los diez primeros mínimo. Yo dije que sexta o séptima, más o menos, porque también pensaba que, como era muy original, eso iba a pesar bastante también en la balanza...
Ya casi han pasado treinta años de tu actuación con Vuelve Conmigo. ¿Cómo recuerdas tú aquella noche?
Yo lo recuerdo siempre con mucho cariño, la verdad. Era una noche muy emocionante, fue una semana muy intensa. Aquel día, yo recuerdo que estaba muy concentrada simplemente en hacerlo bien, porque yo no pensaba en el puesto en el que iba a quedar ni nada, porque sabía que no dependía de mí. Sabía que tenía que hacerlo lo mejor posible, pero que el resto no dependía de mí.
Tú no querías quedar última. Era tu único deseo.
Absolutamente. Fue una sorpresa muy grande cuando empezaron las votaciones y yo fui viendo que me estaban votando. Me relajé un poco. Estaba súper contenta. Jamás me hubiese imaginado que al final quedaría segunda. España llevaba muchos años quedando mal y yo decía… "Dios mío, última no". ¡Cómo iba a volver yo a Fuengirola quedando última, qué vergüenza!
En realidad hay veces que quedas último y no te lo mereces. Nunca sabes lo que va a pasar. Por ejemplo me acuerdo cuando la pobre Lydia quedó última. Eso es muy duro y difícil. Mi miedo era ese, sin duda.
Encima eras jovencísima. Tenías 19 años. ¿Eras muy madura? ¿O aquella experiencia te hizo madurar? Ir a Eurovisión es un gran reto, sobre todo mental.
Ambas cosas. Yo creo que sí era bastante madura para la edad con la que fui. Tenía algo que siempre agradeceré: los pies en el suelo. Creo que sí era muy madura para la edad que tenía. Me puse nerviosa, pero no en exceso. Una vez que empecé, todo fue rodando.
Iba muy concentrada, pero no era sencillo enfrentarme a más de 200 millones de espectadores, de repente. Yo solo había cantado a Fuengirola.
Tremendo apoyo sentirías de parte de tu gente fuengiroleña, ¿no?
Totalmente, mis padres estuvieron conmigo en Irlanda, pero mis hermanos, que somos cuatro hermanos, me contaron que pusieron una pantalla gigante para verme en el puerto deportivo de Fuengirola, donde la gente estaba como loca conmigo. Yo no lo viví, pero siempre que me lo cuentan alucino, porque fue una pasada. Y ya cuando yo llegué… aquello fue muy fuerte. Me pasearon de un lado para otro en un coche descapotable, tuve que saludar desde el balcón del Ayuntamiento… Un recibimiento por todo lo alto, vamos.
Cuando se habla de Eurovisión, muchas veces nos dejamos llevar demasiado por las apuestas, como ha ocurrido este año, y al final nos hemos dado el batacazo. ¿Cómo fue en tu caso?
(Ríe) Yo cuando llegué a Irlanda iba última en las apuestas. Sin embargo, cuando empecé a ensayar la cosa comenzó a mejorar, hasta el punto de convertirme en una de las favoritas. En mi caso acertaron, porque quedé segunda, pero la realidad es que no siempre aciertan.
De hecho, yo recuerdo cómo decían que yo llevaba un montaje, que sonaba demasiado a estudio y que esa no podía ser mi voz. Cuando luego sales al directo, o lo haces mejor, o lo empeoras… Y parece que lo mejoré. La canción creció mucho, llevaba los mejores coristas de España y el director me hizo unos arreglos alucinantes, porque en ese momento había orquesta. Cuando vieron todo esto, en Irlanda sacaban noticias que me hacían ganadora, pero me quedé a las puertas.
Tú ya cantabas mucho antes de llegar a Eurovisión y que España supiera de ti más allá de las fronteras de Fuengirola.
Sí, yo empecé a cantar con solo dieciséis años. Yo cantaba en la Feria del Veraneante de Fuengirola y ellos a cambio me pagaron una maqueta. Era como un trueque. A raíz de esta maqueta que me pagaron, me escuchó un tío mío de Madrid que se enamoró de mi voz y empezó a moverla hasta que me contrató un mánager cuando yo solo tenía 17 años.
A partir de este momento, grabé una maqueta en la que estaba la canción Vuelve conmigo. Sin decirme nada, este hombre me dijo que yo iba a tener mi momento, pero que había que esperar una oportunidad importante. Y yo lo que hice fue cantar aquí en Fuengirola, en algunos eventos que me llamaban, pero nada más. Cantaba en la feria, tenía mis pequeñas actuaciones, pero la realidad es que esperaba ese salto que no llegaba... Yo acabé muy mosqueada.
Tuve que esperar dos años hasta que, sin ellos haberme avisado antes, ojo, me llegara que era la representante de España en Eurovisión. Me habían apuntado sin decírmelo. Me acuerdo que estaba viendo una peli y mi madre empezó a gritar diciendo que me habían elegido. Fue tremendo... Se puede decir que lo que me llevó a Eurovisión, al final, fue el Ayuntamiento de Fuengirola (ríe).
¿Qué le dirías a la gente que dice que no has triunfado por dar un paso al lado tras Eurovisión?
Cada uno puede pensar lo que quiera. Para mucha gente, la felicidad a lo mejor está en la fama, no lo sé... Yo, desde luego, viendo a mis artistas favoritos, los he visto muy desgraciados. Todas eran personas muy desgraciadas. Mis artistas favoritos son Michael Jackson, Whitney Houston, Amy Winehouse... Personas muy talentosas y exitosas, pero a la vez muy desgraciadas.
A mí me dicen mucho: "Ay, qué mala suerte tuviste". ¿Mala suerte por qué? Yo he viajado por todo el mundo y sigo viajando incluso gracias a Eurovisión. Disfruto mucho lo que hago, hago lo que quiero. Para mí lo importante es tener el don y yo el don lo tengo. A lo mejor para otra persona la clave está en ser famoso o algo. No lo sé, pero para mí no.
Para mí la felicidad está en disfrutar de lo que tengo, que no cambio por nada. Ahora a finales de junio me voy a Holanda a currar a una fiesta privada gracias a Eurovisión, y tengo un espectáculo muy importante con Serafín Subiri, con el que estamos girando también por toda España. Son cosas que a lo mejor la gente no aprecia porque piensa que la felicidad está en eso. Pero no, no, la felicidad está... no lo sé. Depende también de la persona. Yo ahora mismo soy feliz yendo a la playa, dando un paseo con mi hija, yendo al cine...
Dándole clase a tus niños...
Por ejemplo, me encanta mi profesión como docente también.
¿Cómo se inicia esa parte tuya de la docencia?
A mí siempre me había gustado Magisterio. Siempre estuvo en mi cabeza. Entonces, antes de ir a Eurovisión me explicaron que yo no podía seguir estudiando porque iban a lanzar mi carrera y tal. Solo terminé COU y, la verdad, siempre fui una niña a la que le ha gustado estudiar y no quería quedarme yo con eso ahí. Hubo un momento después de Eurovisión donde yo noté que hubo algo así como una especie de parón. Me dije: "Esta es la mía". Y me puse a estudiar lo que a mí me apetecía, concretamente Educación Musical. Y ya empecé a trabajar de eso y me saqué también los estudios para ser profesora de Inglés.
Llevo trabajando desde 2006 como docente, pero llevo un total de cuatro años en Marbella. El año que viene me ha tocado aquí en Fuengirola, en un cole. Ahora mismo soy especialista de inglés y el año que viene me toca música. Voy cambiando... Aunque quiero que llegue el día que todo se asiente.
Virgencita déjame como estoy... ¿no?
Eso es. Yo no pido más que me quede quieta ya en Fuengirola. Es algo que la gente no ve de los maestros. Es una profesión preciosa, que todos amamos, pero tenemos que hacer mucha carretera y hubo un año que me enviaron muy lejos.
¿No has estado trabajando solo como profe en Málaga?
No, yo vivía en Castilla-La Mancha, en Guadalajara. Estuve siete años allí y luego ya me vine aquí. Incluso un año me enviaron a Trevélez. Yo tenía una niña pequeña y no podía negarme. Lo llevaba fatal. Me tuve que ir también a un pueblo de Cádiz y ese año para mí fue el más duro, pero vamos que es lo que viven los maestros... O aceptas, o te quedas sin trabajo. Hay quien está pagando su hipoteca y un alquiler fuera, que tiene que dar de comer a sus hijos y no puede, pero bueno hacemos lo que se pueda.
Ya llevo cuatro años en Marbella, ahora en un cole de Puerto Banús, y estoy contenta, pero las casi dos horas de coche no me las quita nadie, porque esa carretera es terrorífica. Creo que es la peor que tenemos en Málaga ahora mismo.
¿Tus niños son conscientes de todo lo que tú has movido en el mundo eurovisivo?
Saben que yo he cantado en Eurovisión y que canto, pero no creo que sean conscientes de lo que supuso mi actuación. El otro día les conté que tengo una plaza en mi pueblo con mi nombre. Se quedaron con la boca abierta... Y cuando les canto les gusta mucho. ¡Algunos lloran!
Como lloraron algunos representantes con el trato de las delegaciones en Eurovisión... Dicen que vosotros anduvisteis sobre espinas para que Blanca Paloma y Chanel pudieran correr... ¿Tú que opinas sobre esto?
Más allá de los puestos que hemos obtenido, el cambio se ha notado. Cuando te dejas dinero en la puesta en escena, dedicas tiempo a un proyecto o idea, se nota. Yo creo que gracias al Benidorm Fest se ha aliviado el sufrimiento, gracias a Dios. Creo que era el camino para lograr algo positivo que nos va a llevar, creo, que dentro de muy poco, a ganar Eurovisión. Es la forma de hacer las cosas. Yo por ejemplo nunca entenderé que cuando yo fui no querían que fueran mis padres conmigo, me dijeron cosas muy desagradables y negativas (no RTVE, sino gente con la que yo iba), ni se dejaron un duro en lo que es el proyecto.
Luego, por otro lado, también estaban los eurofans, que eran los que más energía positiva me daban, estaba mi equipo, o sea, además de Eduardo Leiva, el director de orquesta, estaban todos los que se subían al escenario conmigo, un equipazo.
Me quedo con la parte humana, porque en mí, por supuesto, no se gastaron absolutamente nada. Por no pagar, no pagaron ni el estudio donde yo grabé... con eso creo que lo digo todo. Yo no he recibido nada. Cuando digo nada, es nada de ese disco, pero es que veo que siguen vendiéndolo por Internet y me siento totalmente desprotegida, es que no recibo nada de eso... Yo misma he podido comprobar que siguen vendiéndolo por ahí. No sé...
"Yo no he recibido nada por el disco que veo que se sigue vendiendo por Internet"
Te he oído decir alguna vez que todo lo que vino después de aquella actuación, hasta que iniciaste tu nueva vida, fue bastante turbia...
Lo conté hace poco, sí. Tuve un problema con una persona. Me acosó. Yo nunca he llegado a decir su nombre por respeto a la familia. Fue tanto lo que me supuso que yo llegué a un momento en el que no quería cantar. Me sentía muy mal, fatal. Era una niña muy joven y quizá si me hubiese pillado más mayor quizá las cosas hubiesen sido distintas, pero era difícil.
Tras aquello, solo quería apartarme del mundillo. Ponerme a otra cosa, a estudiar, que fue lo que hice. A mí me gustaba cantar, pero no estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por hacerlo. Eso lo tenía yo clarísimo.
¿Tú crees que ese cambio de vida que decidiste dar realmente vino por culpa de ese acoso directamente? ¿O hubo otros factores? ¿Sin él quizá hubiese seguido tu carrera como artista consagrada?
En gran parte sí. Aunque fueron varios factores. Yo quería estudiar, como te decía, sí o sí. O sea, que yo tenía claro que iba a acabar haciéndolo, pero sí. Fue aquel episodio lo que me hizo salir espantada de aquello.
Ya me cuesta menos hablar de ello. Antes no podía ni hablar al respecto. Yo sabía que me estaba pasando y solo me atreví a contárselo a mi hermana, que es la persona a la que le cuento todo, y al final acabé contándoselo a mi padre. Me costó mucho. En ningún momento se llegó al abuso sexual, tengo que dejarlo totalmente claro, solo fue una situación de acoso; pero yo entiendo a las chicas que aparecen en los medios hablando de estas problemáticas. Las entiendo de veras, porque te sientes culpable e indefensa cuando realmente no tienes la culpa, como me he dado cuenta con el paso del tiempo. A mí me pusieron hasta un detective privado para que me siguieran a todas partes. No estaba dispuesta a entrar en juegos innecesarios.
No reniegas nunca de donde vienes pese a lo que has pasado. Sigues orgullosa de haber ido a Eurovisión. Te honra.
Yo siempre. Yo sigo recogiendo lo que aquel día sembré. Y mira que esta aventura empezó con una canción que a mí de inicio ni me gustaba, pero la hice mía. En aquel entonces yo escuchaba mucho a Whitney Houston y traté de meterle subidas a mi rollo. Me inventé todo el final. Cuando la canto siento que esa canción es muy mía, me siento bien, y sé que a cada sitio que voy tengo que cantarla.