La impresionante historia de Sira Quiroga llegó el pasado 1 de septiembre al Teatro Cervantes de Málaga, y allí podrá disfrutarse hasta el día 10 gracias al musical de El tiempo entre costuras. Sin embargo, aunque el telón baje en la última función del domingo, los actores marchen y el atrezzo salga en el camión, embalado hasta su próximo destino, hay algo de este bellísimo y espectacular musical que se quedará impregnado en el ambiente del Teatro Cervantes para siempre.

El musical de El tiempo entre costuras se conforma a través de dos horas y veintitrés minutos de constante emoción. No da tiempo a pestañear, aunque sea un tópico. La historia te atrapa y sientes muy adentro todo lo que le ocurre a Sira como si te pasara a ti, en cierta medida, gracias al impecable trabajo de Alba Cuartero, quien la encarna a la perfección, logrando representar la dulzura, pero también el coraje y la valentía de un personaje tan especial como ella.

Para quien no conozca su historia, Sira es una joven modista que abandona Madrid en los meses previos al inicio de la Guerra Civil arrastrada por el amor desbocado hacia un hombre que apenas conoce y que la abandona tras instalarse en Tánger, una ciudad exótica y mundana en los tiempos que corrían. Llena de deudas y totalmente sola, se Traslada a Tetuán, la capital del Protectorado Español en Marruecos.

Con argucias inconfesables y ayudada por amistades de dudosa reputación, forja una nueva identidad y logra poner en marcha un selecto atelier en el que atiende a clientas de orígenes remotos. Acabada aquella guerra, el destino de la protagonista queda ligado a un puñado de personajes históricos y acaba siendo empujada hacia un arriesgado compromiso en el que las telas, las puntadas y los patrones que solían ser su día a día se transforman en algo más peligroso.

Fiel al libro

Para los fans de la serie donde Adriana Ugarte era la protagonista y la novela de María Dueñas, no teman. Ambas piezas son respetadas a la perfección, más allá de la necesaria adaptación al teatro. Los más frikis reconocerán párrafos de la novela a lo largo de la obra, e incluso en las canciones, lo que denota la siempre interesante labor de Félix Amador, que se ha encargado del libreto. Por su parte, Iván Macías se ha encargado de la música --muy llamativo es el uso de la guitarra española durante prácticamente todo el musical--.

Son necesarios musicales que cuenten, aún desde la relativa ficción, la historia de España, pero también musicales que se hagan desde España. Beon es de las pocas productoras que exporta desde Andalucía en lugar de importar desde el extranjero. Así, mantiene en sus diferentes obras a esos actores que no les defraudan proyecto tras proyecto con el fin de afianzar su conjunto, como es el caso de Cuartero, que ya ha trabajado en varias obras con ellos.

Así, también miran el talento de la tierra. Sin ir más lejos, hay tres malagueños en el elenco de El tiempo entre costuras, entre ellos, la actriz que, sin desmerecer al resto, se come el escenario y el mundo entero cada vez que sale actuar. Ella es Teresa Alba e interpreta a Candelaria, una malagueña que encarna a otra malagueña llena de gracia, valentía y coraje en unos tiempos complicados. Su punto humorístico y su tema Ni rojos ni azules, de lo mejor del conjunto junto a la interpretación de Noemí Mazoy como Dolores, madre de Sira. Su rostro y su garganta son capaces de mostrar el sufrimiento de cualquier madre en los años de la Guerra Civil. Hay un momento, sin hacer spoiler, en el que no lograrán aguantar las lágrimas viéndola en escena. Brilla.

El musical de El tiempo entre costuras no tiene nada a medio coser. No tiene ningún retal sin rematar. Si antes hablábamos de voces e interpretación, misma sensación deja la escenografía y el diseño de vestuario. Se nota mucho la mano de Caprile en la veintena de cambios que experimenta Sira a lo largo del musical. Todo te traslada a la época.

Respecto a la escenografía, es uno de esos musicales en los que el telón no baja en ningún instante. Si lo ven, pongan ojo en esto. La dirección de arte ha logrado que el espectador pueda ver cómo Sira cambia de país en apenas unos segundos y con solo unos movimientos del mobiliario del escenario en apenas unos segundos. Todo fluye casi de manera impercibible. 

Hay emoción. Hay lágrimas. Hay risas. Hay un gran equipo y mucho trabajo detrás. Vayan al teatro. Disfruten de la magia tan bella que casi 80 personas hacen entre bambalinas y sobre las tablas. Están hasta el 10 de septiembre en el Teatro Cervantes de Málaga y puedes comprar las entradas aquí.

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