Ni Pablo Ruiz Picasso, uno de los más universales nombres en la historia del arte, estuvo libre de sospecha. Esa que pesa como una losa sobre quienes llegan a un país con la categoría de migrante. Y eso es justo lo que era el joven Pablo cuando, tras partir de Barcelona, cruzó la frontera de Francia en 1901. Un paso que resultó esencial en su transformación como pintor, pero también como ser humano.
Unos primeros años en París marcados por el descubrimiento de un universo creativo indispensable en la gestación del artista, pero en los que su condición de extranjero y "anarquista" lo convirtió en objetivo de las miradas de la Policía gala.
Un detalle probablemente desconocido por una mayoría de seguidores de su obra, que queda fielmente reflejado en Un extranjero llamado Picasso, un libro que recoge la ardua y profunda investigación realizada por la profesora e historiadora Annie Cohen-Solal.
Para quienes tengan la curiosidad de conocer más sobre esa parte de las vivencias del malagueño en el vecino país galo, tienen la oportunidad de asistir el próximo 28 de noviembre a la presentación del libro por parte de su autora en el salón de actos del Museo Casa Natal Picasso, en la Plaza de la Merced.
Un acontecimiento cultural que permitirá poner luz sobre ciertos aspectos más ocultos de la figura del creador de El Guernica. Porque justo eso es lo que desde hace meses viene haciendo la Casa Natal Picasso con las actividades organizadas con motivo del 50 aniversario de su muerte: poner luz sobre el Picasso menos conocido.
Y buena parte de lo que cuenta Annie Cohen-Solal es reflejo de ello, al tiempo que representa un tiempo de duda, que más de un siglo después se repite de manera casi mimética en muchos puntos de Europa.
El libro, reconocido con el Premio Femina de Ensayo en 2021, nos revela las razones que llevaron a las autoridades policiales francesas a investigar de cerca a Picasso, al que llegan a considerar "anarquista" dadas sus amistades con catalanes afincados en Montmartre y los temas de sus cuadros. Así consta en los archivos oficiales en los que ha buceado la historiadora para encontrar respuesta a muchas de las preguntas existentes en torno a la presencia de Picasso en Francia.
"Hay tres motivos por los que era sospechoso", ha verbalizado la autora en algunas entrevistas. El primero de ellos era su condición de extranjero; la segunda que era señalado como anarquista; la tercera, era vanguardista en un tiempo en el que lo que mandaba era la Academia de Bellas Artes.
Otra de las particularidades en las que incide el libro es el motivo por el que Pablo Ruiz Picasso, finalmente, convertido en una especie de hijo adoptado por Francia, nunca obtuvo la nacionalidad gala. Y ello pese a que lo solicitó formalmente. Lo hizo el 3 de abril de 1940.
Pese a las virtudes numerosas que avalaban la reclamación de un Picasso que ya era reconocido como uno de los grandes artistas del siglo XX, un informe emitido por el inspector general adjunto de la Prefactura de la Policía echó por tierra la propuesta: "Este extranjero no tiene ningún título para obtener la naturalización; se le debe considerar como sospechoso desde el punto de vista nacional", llega a recoger el documento. Es uno de los muchos archivos "no publicados e inéditos" recuperados por Cohen-Solal, como las 4.000 cartas que su madre le escribió de 1900 a 1938.
Contaba la autora en una entrevista a Efe hace varios meses, que el motivo de que Picasso diese el paso para reclamar la nacionalidad francesa no era otra que su "miedo de ser asesinado por los franquistas, como le había sucedido a (Federico García) Lorca en 1936". El libro también recoge el poco conocido embargo por parte del Gobierno francés de 700 obras cubistas en diciembre de 1914 durante casi diez años.