El rodaje de Berta Vázquez y Lalo Tenorio en un pueblecito de Teruel: "Los vecinos se quedaban grabando en el bar con nosotros"
La localidad de Fuentespalda se convirtió en un plató natural para Un hípster en la España vacía, donde se creaban bonitos vínculos entre actores y locales.
3 marzo, 2024 05:00Noticias relacionadas
- La alfombra roja del Festival de Málaga vuelve a desplegarse: los gritos, solo para las 'influencers'
- La gala de inauguración del Festival de Málaga tuvo nombre de mujer: Lola Herrera, la gran protagonista
- Las mejores imágenes de la alfombra roja de la gala de inauguración del Festival de Málaga
- Antoñito Molina: "Mi madre aplaude igual que me den un Grammy o que me dediquen una levantá en Semana Santa"
La película Un hípster en la España vacía es la nueva comedia de Emilio Martínez-Lázaro que se estrenará el próximo 27 de marzo con Lalo Tenorio y Berta Vázquez como protagonistas. Tenorio interpreta a Quique, un chico que acaba metido en política en un pueblo perdido de Teruel, donde las horas del reloj parece que pasan más lentas. Con el paso del tiempo, percibe que está allí por un plan ideado por su novia (Macarena García) y el líder de su partido (Paco León), algo que no le sienta bien. Sin embargo, la ayuda de Lourdes, encarnada por Vázquez, que lucha por que no haga más el ridículo, le permite cambiar el rumbo de los acontecimientos.
Este sábado, el filme ha sido presentado en la 27 edición del Festival de Málaga en el marco de la sección oficial de largometrajes. Está basado en el éxito de ventas del autor zaragozano Daniel Gascón, que ha vivido de pequeño en varios pueblos de Teruel. Entre los actores secundarios, históricos nombres del cine español como Luis Rellán o Tito Valverde, así como noveles como Lucía Díez.
Los protagonistas confiesan a EL ESPAÑOL de Málaga que lo han pasado en grande grabando esta película. El rodaje comenzó en mayo de 2023 en localizaciones de Fuentespalda, un pueblo aragonés de la toscana aragonesa que no llega ni a 500 habitantes. Desde producción han asegurado que era el equilibrio perfecto entre que no fuera un pueblo demasiado bonito --para que no estuviera lleno de turistas permanentemente, porque "rodar es complicado-- y que tampoco fuera un pueblo que, estéticamente, en la pantalla quedara mal".
"Había veces que rodábamos escenas en el bar y había vecinos que estaban allí tomando algo y se quedaban encerrados con nosotros. Había veces que le decíamos '¡Sh!', que tenemos que rodar", desvela Vázquez con una sonrisa. Por su parte, Lalo sostiene que hizo "muy buenas migas" con la gente del pueblo, pero de momento no se plantea marcharse a vivir a uno.
"Yo soy de ciudad, alguna vez me ha dado esa cosa de ver si me iría a un pueblo [por la desconexión], pero luego recuerdo que también tienes que trabajar allí, sin contar con muchas de las virtudes de la ciudad...", opina. Vázquez no descarta plantearse la idea de irse a vivir a un pueblo antes de morir. "Como un retiro de cara al final de la vida, del declive", dice. A lo que su compañero añade: "Es cierto que la ciudad no aporta muchas cosas en ese momento trágico, ¿no?".
Juntos han trabajado bajo las órdenes de Emilio Martínez-Lázaro, que estrena esta película justo cuando se cumplen diez años de uno de sus grandes éxitos, Ocho apellidos vascos. Vázquez y Tenorio aseguran que es una auténtica gozada tenerle al frente del proyecto. "Me ha aportado´mucha confianza, estoy agradecido porque él quería que estuviese yo como protagonista [es su primer papel principal, pues viene del mundo del humor]. Además de buen director de actores, es buen director en general. Es muy agradable rodar con él en sentido artístico. Te da mucha libertad. Además, es una persona muy graciosa detrás de las cámaras", dice el actor.
Berta Vázquez cree que el cineasta trabaja con la energía de "una persona de 19 años". Lo define como una persona "muy viva, que tiene todo bajo control, su personalidad es súper vital". "Es una persona tan apasionada... A mí me ha inspirado un montón", reconoce.
Precisamente esa facilidad que les ha dado para trabajar ha permitido que el filme esté cargado de momentos espontáneos que surgieron durante el rodaje. "Con él era como que teníamos un cartel en el rodaje donde ponía 'Aquí lo permitimos todo'", confiesa Tenorio, que alucinó al ver la película montada y descubriendo que momentos improvisados o supuestos errores finalmente se han quedado en la pieza final.
Tenorio se ve algo reflejado en los ojos de Quique, un personaje que en ocasiones puede resultar "pedante", pero que, en sus propias palabras, también tiene "un punto de ternura que yo también tengo". Todo lo contrario ocurre con Berta, que asegura que no se parece nada a Lourdes. "Yo si me la encontrara por la calle le diría que siga así. Pero que se vaya a la ciudad y cierre el bar. Ella es un personaje muy blanco, muy amable. No tiene un lado oscuro, pero tiene mucho carácter e instinto maternal, algo que se ha hecho gracias al pueblo. La gente la quiere mucho, la respeta y eso es verdad que lo admiro de mi personaje", expresa la actriz.
Lalo Tenorio ha quedado encantado con el aprendizaje que le ha otorgado este rodaje en lo profesional, pero también en lo vital. Para Berta, lo mejor del conjunto es la mirada que tiene Emilio para unir los contrastes de "las microculturas o subculturas que hay en España", como ya ocurrió con Ocho apellidos vascos. "A mí me parece súper interesante, aunque esté en un contexto de comedia. Se reflexiona sobre diferencias que parecen irreconciliables, pero se muestra la realidad de que tienen muchas cosas en común", zanja Vázquez.