Después del paso de una DANA por la provincia de Málaga en los últimos días, este sábado por la noche llegó un huracán al Palacio de los Deportes Martín Carpena de Málaga capital. ¿Su nombre? Huracán Bisbal. El artista almeriense aterrizó en la Costa del Sol lleno de energía, fuerza y vitalidad en el marco de su gira Volaré.
Y tanto que volaron sus seguidores. Muy puntual, a las 22.00 horas, la silueta de David Bisbal aparecía en el escenario. Chaqueta vaquera de color negro, pantalones ceñidos y botines con un leve tacón que le alzaba sobre las tablas del escenario que su equipo había colocado en el Carpena. Ni rastro del traje rojo que ha vestido en otros shows de esta gira.
Si bien comenzó con Tengo roto el corazón, uno de los sencillos de su último álbum, Me siento vivo, el público comenzó realmente a enloquecer al escuchar Torre de Babel, probablemente una de las canciones más urbanas del artista, lanzada en 2006, y que está más de actualidad que nunca. "Ciegos, estúpidos e indiferentes / Masa febril de ricos e indigentes /Pasto de cortar, que no sabe a donde va /Somos fichas de un ajedrez siniestro / Para apostar en pleno a nuestros muertos / Juego de poder, sembrar fuego por doquier", cantó Bisbal.
Así, tras este tema vinieron otros de los más históricos de su carrera como Lloraré las penas, Quiero perderme en tu cuerpo, Esta Ausencia o Dígale. Esta última fue, sin duda, la balada más coreada y sentida entre los seguidores del almeriense. En las últimas filas de la pista, una joven lloró desconsoladamente hasta el último acorde de la canción abrazada a su pareja. Después de veinte años de carrera, las canciones de Bisbal han creado historias en cada hogar que se reproducen sus discos.
"Así cantan mis malagueñas, como siempre", expresó Bisbal al percibir que las más de 8.000 personas que llenaron el estadio recitaron cada estrofa de Dígale. Y tras los llantos, la marcha, porque los conciertos del extriunfito son muy bailables. Si tienes pensado ir a uno pronto, déjate de zapatos incómodos como unos tacones y dale prioridad a las zapatillas.
"¿Vamos ahora a por una rumbita o qué?", adelantó el almeriense, que prometió "meneíto" a sus fans hilando las colaboraciones más populares que ha ido lanzando en los últimos seis años de la mano de grandes compañeros de la profesión. Del Vuelve, vuelve que canta con Danna Paola, pasando por la pandémica Si tú la quieres, con su "Aitanilla", como llamó a Aitana con cariño, y sin olvidar Dos veces, A contracorriente, Perdón o A partir de hoy.
Sin duda, es en este momento de la noche en la que el público más joven del artista se encomendó a cualquier Dios para rogarle estar tan bien a los 45 años como el de Almería. Sobre todo después de darse cuenta que este no había descansado ni un segundo uniendo tantas colaboraciones de golpe, combinando bailes --incluida su clásica vuelta--, carreras por el escenario y saltos. Impresionante.
Tras ello, llegó el cambio de outfit. David se enfundó un traje de cuerpo burdeos que desde la pista, con los focos, no se antojaba nada fresco. Así, cantó una canción que, pese a no ser de las más populares de su carrera acumula millones de visualizaciones en las plataformas digitales: Me enamoré de ti.
Precisamente agradeció a sus fans que lo hicieran parte de su rutina, que lo escucharan haciendo la comida o en la ducha. "Nuestro secreto no ha sonado en ninguna radio, pero la habéis hecho una de las más escuchadas en nuestro canal de YouTube", dijo. Se la dedicó a todos los clubes de fans que tiene por el mundo y revisó cada una de las banderas que estaban dispuestas a lo ancho de la primera fila. Almería, Granada, Castilla-La Mancha, pasando por Argentina o incluso Cuba. "La unión de banderas es lo más bonito que hay", dijo, esbozando una gran sonrisa.
Tras esta canción 'secreta', David demostró que si está bien de forma física, más lo está en cuanto a técnica vocal. Tras un último repaso a los temas más emotivos de su disco Me siento vivo, pasando por la canción que le da nombre al álbum, El mañana o De alguna manera, dedicó a esas personitas que todos tenemos en nuestro corazón aunque ya no estén físicamente la canción de El Ruido. Volvieron las lágrimas a las gradas.
Y la canción cumbre en la emoción bisbalera no podía ser otra que Mi princesa, una canción que el artista dedicó en su día a su hija Ella y que ya se ha quedado como un himno para su legión de seguidores, que se la cantan también a sus hijas. "¿Cómo no va a ser un milagro esto?", preguntó al aire, algo emocionado, tras ver que una pequeñita interpretaba el tema a viva voz en primera fila.
Haciendo gala de que no olvida a aquel chavalín de antes de Operación Triunfo que lo daba todo en las fiestas de la geografía española con su orquesta Expresiones, en la parte final del concierto convirtió el Carpena en una auténtica verbena. "Con esta empezamos todos", declaró, justo antes de que sonara la intro de Corazón Latino.
Como no podía ser de otra forma, le siguieron Bulería y Ave María, que interpretó con unos visuales de lo más simpáticos en las pantallas. En ellos, se podía ver al de Almería de joven, con sus rizos y camisa blanca abierta. Tras despedirse de su público, al que agradeció el cariño, y de sus músicos --sigue siendo un inseparable del gran Jordi Portaz--, se marchó del escenario para volver a cambiarse de ropa antes de los bises.
Con el mismo pantalón de cuero y una camiseta blanca con red de lentejuelas puso a todo el Carpena en pie con Ajedrez y Esclavo de tus besos. Como una auténtica estrella de rock, pero a la andaluza, pues sonaban los acordes de su canción Ave MaríaDavid Bisbal desapareció del escenario con un gran salto hacia la parte trasera de este. 23 años de carrera no son nada para él. Al 'huracán Bisbal' le quedan aún muchos recintos que arrasar.