La Térmica ha sido desde hace más de dos décadas el castillo inexpugnable de la cultura malagueña. Sus baldosas hidráulicas han presenciado algunos de los eventos culturales más importantes y novedosos de la provincia. Polivalente, plural, variada y ecléctica. No caben más sinónimos para definir la idiosincrasia con la que la institución llevada por la Diputación de Málaga ha regido su programación desde que esta arrancó en el 2013 como centro cultural.
Algo distinto, como si fuera la primera vez, se está cocinando esta semana allí. Un trasiego continuo de estuches de instrumentos por los anchos pasillos del edificio se camufla entre los trabajadores. Algunos carteles en las habitaciones de la institución ya auguran lo que va a pasar. Durante el recorrido que lleva al final de una de las alas de la finca se va escuchando un armónico murmullo. La pared de donde sale el sonido anuncia “Quinteto de vientos metal”. Suena el Barbero de Sevilla de Rossini y al abrirse las ajadas puertas blancas que coronan los altos techos se desvela el secreto. Un grupo de músicos de cámara está dando una clase y ensayando la pieza.
El vetusto edificio de más de 100 años de edad acoge esta semana a 24 músicos de formación clásica procedentes de toda España bajo el programa Vivero Musical de Málaga (ViMMa). Una residencia artística donde los músicos conviven en La Térmica durante 8 días mientras asisten a clases. La formación, que empezó este pasado lunes 8 y que está bajo la dirección artística de José Luis López Antón, persigue la creación de grupos de cámara y la enseñanza de pautas sobre industria musical para que los alumnos puedan establecerse como un ensemble profesional tras salir del centro.
ViMMa cuenta con una privilegiada plantilla de docentes y coachs como el violinista Jesús Reina, el saxofonista Tete Leal, el compositor Eneko Vadillo, el flautista Carlos Cascales, el violinista Stijn Brinkman y el clarinetista de la Orquesta Sinfónica de Málaga Rafael García, entre otros profesionales. Este equipo busca indagar en algunas de las cuestiones musicales básicas como la composición, la improvisación o las agrupaciones, pero también pretende dar una visión más empresarial de lo que es una carrera musical con clases centradas en la integración al mundo laboral.
“Se busca facilitar las herramientas a los músicos para que puedan acceder al mercado laboral real. Si trabajas en una orquesta o eres profesor, el camino es más sencillo, sin embargo, los músicos de cámara necesitan mucho management y autogestión para proponer sus ideas y que eso los lleve a buen término”, manifestaba José Luis López Antón.
Los alumnos, con una media de edad de entre 18 y 20 años, son estudiantes de conservatorio que cursan grado superior o que ya lo han terminado. Gaditanos, sevillanos, jerezanos, pacenses y sobre todo malagueños, son los protagonistas de este privilegiado programa que ha descartado el 65% de las solicitudes recibidas. Los músicos convivirán hasta el próximo lunes 15 de julio en esta residencia artística que tanta leyenda encierra. “Es una auténtica fantasía. Es vivir la cultura por dentro”, reconocía David Gelo, flautista sevillano seleccionado para el Vivero Musical.
Además de las clases de música y marketing centrado en la industria que van a recibir durante la semana, los jóvenes músicos asistirán a conciertos, sesiones de grabación audiovisual y a masterclass de asesoramiento profesional que les enseñarán a crear redes de contactos, conocer a promotores, agentes y otros profesionales del sector.
Guillermo López, clarinetista malagueño seleccionado para el programa, admite que los conservatorios no te preparan para la vida real ni para “sacar tu proyecto adelante”. La educación tradicional está anquilosada en el pasado y se centra en cuestiones meramente técnicas de la música, pero deja de lado la parte emprendedora. “Está genial aprender a cómo tocar en cámara, cuestiones de armonía o entrenar el oído, pero nos falta esa formación de mercado que si no estuviéramos aquí en ViMMA no tendríamos”, comenta Guillermo.
El programa promovido por Tania Rut Schoham realizará dos conciertos en escenarios poco habituales como son la Casa Ronald McDonald y la residencia de la tercera edad Madre Carmen. También se ha programado otro recital académico en el Auditorio Edgar Neville para este próximo sábado 13 de julio. Por su parte, la Sociedad Filarmónica de Málaga hará una selección de algunos grupos para contratarlos en la nueva temporada de la Sala Unicaja de Conciertos María Cristina. “Aquí hay mucho talento, pero, a veces, es complicado verlo y hace que los músicos se vayan fuera. La Diputación tiene que hacer algo para evitarlo, al tiempo que da respuesta a una demanda de músicos que realmente existe”, añade Tania.
Vivir esta experiencia es única. Los propios alumnos de la residencia lo tienen claro. Habitar en un edificio con tanta historia y años al lado del mar y dedicar una semana entera a hacer música y ampliar los conocimientos es una suerte que muchos firmarían con los ojos cerrados. Incluso José Luis López Antón, director artístico del proyecto, siente envidia sana por “no haber tenido estas oportunidades en mis tiempos”. Las posibilidades que da La Térmica y la música “son inmensas”. “Es una suerte que todavía haya instituciones volcadas en estos proyectos tan esenciales para la cultura. Ojalá sea la primera de muchas ediciones”, cierra el talentoso dirigente.