Se llaman Falco Cabo y Sheila Paz y ambos fueron dos niños malagueños que desde el sofá de sus casas, en los barrios de Santa Cristina y Puerto de la Torre, vieron atentamente la película Aladdín. Ahora, ya de adultos, encarnan cada semana sobre las tablas del teatro Coliseum de Madrid a los personajes que Disney dibujó en su día para dar forma a esa bonita historia en Ágraba.
Para llegar al musical más exitoso de la temporada y cumplir ese sueño, los malagueños han tenido que trabajar muy duro, pues las exigencias que requiere una producción de estas características son muy altas. Los inicios de ambos fueron muy diferentes. Si bien Sheila siempre tuvo claro que quería ser artista, a Falco le llegó la vena artística pasados los veinte años y tras hartarse del trabajo que tenía: era vigilante de seguridad de la obra del Metro de Málaga.
“Puede parecer curioso, pero sí, he pasado de mirar que nadie se colara en las obras del Metro de Málaga a ser el genio de Aladdín”, dice con guasa Cabo al otro lado del teléfono en entrevista con EL ESPAÑOL de Málaga. Entró a la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga con 24 años, una edad algo “tardía”.
Pero Falco es de esos que cree que nunca es tarde si la dicha es buena. Siempre había amado cantar, se defendía en la interpretación gracias a los juegos de rol, que le apasionan desde siempre porque ha sido desde pequeño “muy friki”, pero el trabajo que tenía no acompañaba. “Hubo un día que me pregunté qué estaba haciendo con mi vida. Me vi allí, en la obra de la zona de Martín Carpena, 12 horas al día, con un perro, siempre en la zona del túnel, donde cantaba como un condenado porque había muy buena acústica, por cierto, y me di cuenta de que tenía que hacer algo, esa no podía ser mi vida. Me pasaba horas cantando e imaginando escenas”, declara.
El amor a la música le viene por parte de su padre, quien también toca la guitarra, por lo que sabía que si daba ese giro brusco en su vida iba a tener el apoyo de los suyos. “Y no me arrepiento de haber dado el salto, creo que no me ha ido nada mal”, dice.
Silvia Paz, en cambio, fue una de esas niñas que cada vez que veían un escenario se subían desde muy pequeña. Empezó en la academia de baile de su barrio, Puerto de la Torre, donde su hermana mayor estaba inscrita. Con solo tres años, su madre tuvo que convencer a la profesora para dejarla allí bailando. A los cinco, comenzó a cantar gracias a su prima, que era coplera. "Mi madre se creía que todo era un capricho, pero pasaron los años y yo más daba la tabarra, así que empezaron a enseñarme canciones y a los cinco me estrené como cantante. De hecho, mi nombre artístico es Sheila Paz, aunque me apellido Benjamín, porque la primera vez que canté fue en la caseta de la Feria de la Peña de la Paz", confiesa riendo la joven.
Y desde entonces, no se ha bajado. Aunque ahora está dentro del universo Disney, su pasado es muy folclórico. En 2013 formó parte de una miniserie dedicada a Isabel Pantoja. "Yo doblaba las canciones porque a actriz que lo hacía, pienso yo, no cantaba copla", declara.
El salto a Madrid
En el caso de Sheila, hizo Danza Española en el Conservatorio de Málaga cuando aún era menor de edad y deseaba con fuerzas marcharse a Madrid, donde veía su futuro. Su madre le paró los pies y le invitó a quedarse en Málaga agrandando su formación. Así que estudió en la ESAD Interpretación Textual. "Ya era más mayor cuando acabé, tenía 22, y me fui. Lo llevé bien por la ilusión, pero es cierto que yo soy muy casera y familiar, dejaba muchos amigos en Málaga... Y eso me costó", reconoce.
Y así empezó a hilar papeles como el de Pepa, en Mujeres al borde de un ataque de nervios, el musical, para la Factoría Echegaray; Jamila, en El tiempo entre costuras; Vetusta Morla en La historia Interminable, el musical o su labor como swing en El Guardaespaldas hasta llegar a Aladdín, que define como un musical que "deja sin palabras". Ahora forma parte del elenco y es cover de Jasmine.
En el último año de carrera, Falco tomó la decisión de marcharse a Madrid ya que unos amigos que estaban en un curso superior al suyo se iban a probar suerte. "Los contactos son claves en esta profesión y me di cuenta de que el tema de acabar la carrera, si no querías ser profesor, daba un poco lo mismo. Tenía que espabilar, ganar experiencia, hacer castings y llevarme 40.000 noes. Así que cogí la mochilita con lo que tenía y me fui para allá, porque en Málaga ahora Antonio Banderas está haciendo magia, pero antes no había apenas opciones", recuerda el actor.
Y así se hizo hueco como protagonista en el musical The Full Monty o ha formado parte de 33, el Musical, Magadascar o Rock of Ages. También fue miembro y creador del homenaje a Lin-Manuel Miranda Fiebre Hamilton, nominado a mejor evento teatral en los premios Broadway World Spain 2021. Respecto a sus trabajos frente a la cámara ha protagonizado el largometraje El Radioaficionado y participado como personaje en las series Madres y Centro Médico. En Aladdín es standby del genio principalmente, pero también del amigo de Aladdín y el Sultán.
El casting
Pero aunque ya tenían bagaje, acceder al musical de Aladdín no es nada sencillo. Sheila siempre había soñado con formar parte de una compañía como Stage, conocida sobre todo por llevar más de una década con El Rey León en el Teatro Lope de Vega, y no dudó ni un segundo en apuntarse a las audiciones cuando se enteró de que se habían convocado.
"Todos nos hemos criado con esta historia. Todas las niñas hemos soñado con ser Jasmine y volar en la alfombra", dice la actriz con una sonrisa. Cuando comenzó el proceso de selección, Sheila tuvo que realizar un workshop --un casting muy largo que se divide por fases-- que duró un mes y medio y que fue "durillo" para ella. "Los directivos de Disney vienen al casting final. Ahí das el cien por cien después de haber demostrado tanto todo ese tiempo. Yo lo recuerdo como un momento tenso, pero bonito. Sabía que era lo que quería y era mi sueño", recuerda.
Por su parte, Falco reconoce que los castings de Aladdín son la prueba más "heavy" a la que ha tenido que enfrentarse como actor. Ha hecho muchos castings que ha trabajado duro, pero tiene claro que la suerte también le ha sonreído "y no está mal reconocerlo". Lo dice porque audicionó para ser Pumba en El Rey León, musical que lleva la misma compañía que Aladdín. Rozó el papel con la yema de sus dedos.
Sin embargo, la vida le dio una segunda oportunidad y poco después salieron los castings de Aladdín. Allá que fue él. "Yo iba a por otro personaje que nada tenía que ver con el genio, pero algo vieron en mí que dijeron que yo tenía que ser el genio. A mí me han tratado siempre muy bien, pero fue muy duro el arranque. En el workshop hice de todo. En cada fase me daban diferente material. Bailé claqué, bailé jazz, canté una canción, interpreté una escena... La cosa es que me quisieron dentro. Empezamos a ensayar todos en febrero de 2023 y estrenamos en marzo, pero los castings fueron en junio de 2022", expone el artista.
Ese proceso tan marcado, dice Falco, viene a darse porque estamos hablando de un formato de Disney, un musical donde se trabaja la perfección absoluta. "Los puristas desprecian la idea del musical Disney. A todos ellos les digo que yo no he echado tantas horas de trabajo en mi vida como he tenido que dedicarle a un personaje Disney como el genio. No todo es vestirse de azul: es estar conectado con el público, ser gracioso, bailar, saber claqué, tener todo clarísimo...", sostiene.
Una gran superproducción
El musical de Aladdín es un éxito desde marzo de 2023 gracias, principalmente, al capital humano que sube al escenario y el brillante montaje sobre las tablas del Coliseum. "A mí el vello se me pone de punta cada vez que me subo a la alfombra mágica, de verdad. Es una adrenalina tremenda, ya sea Jasmine o no, cada vez que me subo al escenario, el público nos acoge con mucha energía", comenta Paz, que da todo día tras día "como si fuera el estreno", porque sabe que esas butacas se llenan a diario de gente que ve el musical por primera vez y no puede defraudarles.
Aunque ambos tienen papeles protagonistas, siempre están en un segundo plano al no ser los actores principales. Como dice Falco, "estamos en el banquillo", lo que requiere un mayor esfuerzo. "Yo cubro a David Comrie, el genio principal, cuando descansa o le ocurre algo. Yo no tengo un día a día para hacerme al material. Cada vez que salgo doy el doscientos por ciento de mí, me mato, me dejo el higadillo las dos horas y media y luego gestiono la recuperación como puedo. Todo esto manteniendo guion y la forma", cuenta.
Su papel es divertido, porque aunque cubre a un genio, su manera de interpretar al personaje es totalmente diferente al del actor principal. Así se lo pidieron desde Disney. Si David hace a un genio "más panameño", él interpreta a "un genio malagueño". Le permiten meter muletillas y mantener sus dejes.
"Si él le da más latineo, más Celia Cruz, pues a mí me dejan tirar de mis raíces como quiera", comenta. Cuando David Bisbal dijo su ya clásico "¿Cómo están los máquinas?", un día decidió arrancar así su actuación. El público se partía de la risa desde sus asientos. "El día de Andalucía me tocó actuar. El público estaba lleno de andaluces porque cayó creo que en domingo. Bueno, aquello era una fiesta, no había visto nada igual en mi vida. Así que tuve que soltar un "¡andaluces, levantaos!"... Aquello se caía", confiesa entre risas el actor.
"Este musical hay que vivirlo, yo siempre lo digo. Para ver lo que es, hay que vivirlo", insiste Sheila Paz, que se emociona cada vez que lo ve desde la butaca, aun formando parte del show. "Creo que todo aquel que lo ve, vuelve a su infancia y, por tanto, en su gran mayoría, sale feliz del teatro. Se vuelve a esa época en la que sueñas despierta. Es un regalo hacer algo tan especial con mis compañeros, encima hay un montón de andaluces y eso se nota, pero es una compañía donde nos llevamos todos bien y eso se transmite, estoy segura", zanja.