Desde hace unos meses, hay un rincón del distrito Carretera de Cádiz, en Málaga capital, donde la magia brota cada día. Se encuentra en la calle Luis Carreras y su aspecto es de lo más misterioso. Cuando accedes a su interior, una luz tenue te recibe para sumergirte en un ambiente donde reinan la ilusión y las ganas de dejarse llevar.
Se llama Sala Mirari y se trata de un proyecto dirigido por el ilusionista André Mirari, a quien muchos conocerán por su paso por Got Talent España, donde consiguió llegar a las semifinales; y su socia Mirian Gumiel, que se encarga de que todo en la sala funcione como un reloj suizo para optimizar la experiencia de todos aquellos que les visitan.
André Mirari es argentino, aunque gran parte de su familia es española; en concreto, sus abuelos y todos sus antepasados. Se vieron obligados a emigrar por diferentes motivos y al final fue en Buenos Aires donde echaron raíces. "Yo soy licenciado en Actividad física y Deporte, pero la magia siempre fue un hobbie. Hace años me topé con un mago que actuaba junto a una playa argentina en la calle. No aceptaba que le dieras dinero, sino que te preguntaba cuál creías que era el valor de su show. Cuando le decías algo, te decía que realmente era mucho menos. Era una tienda ambulante de magia, tenía mucho desparpajo... Y a mí me encantó", recuerda.
Así comenzó una fase de su vida que el propio Mirari define como "una obsesión". Comenzó a comprar objetos y otros artilugios para aprender a hacer magia, llegando incluso a acudir a tiendas especializadas, donde a su vez fue descubriendo que había maneras de formarse como mago. Sonríe pensando en que muchos creerán que empezar en este mundillo con 26 años es "muy tarde", pero para él fue "el momento exacto".
"Podía transferir al arte de la magia el resto de mi vida, había aprendido todo lo que me gustaba y podía mostrar la cultura que tenía. Si lo hubiese hecho antes, no me hubiera podido nutrir de todo ello", sostiene el mago, que creció rodeado de pósteres de Galicia y de Soria. Especialmente de Vinuesa, tierra de sus abuelos.
"Siempre me decían que algún día conocería su país. Ellos no pudieron volver, pero yo pude visitar España por fin, con la excusa de ser convocado por Got Talent, en el año 2019", declara el mentalista, que ganó popularidad en España gracias a su paso por el programa.
Vino sin billete de vuelta porque, si iba superando las distintas fases del programa, sabía que podía llegar a tener que quedarse al menos medio año en España. Como le fue bien, tuvo que mudarse en varias ocasiones, puesto que no contaba con un alquiler de larga temporada, y reconoce que su vida se volvió un poco "caótica". Pero aprendió mucho, de hecho, en esos días llegó a organizar una gira nacional aprovechando la fama de Got Talent.
"Acabado todo, volví a Buenos Aires, donde dejé, por supuesto, todo mal atado. Entonces, comenzó la pandemia, por lo que no pude volver de inmediato. Lo hice cuando abrieron los vuelos, creo que a mediados de 2021", recuerda. Se quedó un año en Madrid, donde estudió un máster en retracción de lesiones en la Universidad Politécnica --creía estar olvidando su faceta deportiva y pensaba que siempre tenía que tener un as bajo la manga--.
"Nunca se sabe qué va a ser de ti en un país nuevo. Mucho menos siendo artista. Es por ello por lo que decidí tirarme a la piscina, pero sin olvidarme de esa faceta que yo tenía ante lo que pudiera ocurrir", asevera.
No le fue sencillo compaginar sus estudios con los shows que daba, sobre todo los fines de semana. Principalmente porque, según sus propias palabras, para dar un buen espectáculo un sábado debes trabajar "de lunes a lunes". Para él, la parte más difícil de ser mago es sacrificar todas las posibles horas libres del mundo para ser el mejor en lo suyo.
"Dedicarme a ambas cosas era una tarea muy grande, así que decidí centrarme en la magia y mantener tres o cuatro alumnos a los que doy clases personalmente por la mañana. Pero en cuanto me salen nuevas propuestas tengo que decir que no, no doy abasto", lamenta.
Ahora lo tiene aún más difícil con este proyecto que ha puesto en marcha en Málaga: la sala Mirari. Aunque no llegó a la Costa del Sol con la apertura de la sala como motivo, la idea siempre estuvo en su mente. Para él era “una fantasía” difícil de cumplir. Finalmente, se mudó a Málaga llamado, sobre todo, por tener el mar y la montaña, como le pasaba en Argentina, así como por su alegría y su gente. Y contra todo pronóstico, fue en el sur de España donde empezó a construir lo que siempre había querido.
La excusa fue sencilla. Un día decidió visitar los lugares de Málaga donde se hiciera magia en directo y se encontró de que prácticamente no existían. “No lo entendía, Málaga tiene a algunos de los mejores ilusionistas del mundo con campeonatos mundiales y todo. No entendía cómo Málaga no podía tener esto, tampoco Andalucía. Los magos actúan lejos del público en teatros, no existía un lugar donde pudieras ver magia de cerca”, cuenta.
Aplaude que lugares como La Cochera Cabaret apuesten por espectáculos de magia y mentalismo, pero reconoce que “no es igual” actuar para 20 que para 200. “Así que, con ayuda de Mirian, decidimos crear esta salita en el barrio de Las Delicias”, presume con una sonrisa Mirari, al que aún le cuesta creer que tras más de un año abiertos sigan “en pie”.
Abrieron justo antes del verano de 2023, “la peor época para empezar un emprendimiento”, dice, porque en Málaga, especialmente en agosto, todo está cerrado y la gente prefiere ir a la playa. “Pero sobrevivimos, este verano hemos tenido muchas funciones agotadas y nos alegramos de ello”, relata. Sus reseñas en Google suman una puntuación de 4,9 sobre 5, por lo que parece que todos los que van a visitarles, recomiendan sus shows.
Mirari lo agradece, pero tiene los pies en el suelo, sabe que a su sala aún le queda mucho para llegar a los “estándares” que él desea. “Pero bueno, al final los artistas que vienen son de una grandísima calidad y la gente está respondiendo bien. Creo que estamos haciendo que en Mirari la gente se sienta como en casa, lo que nos permite seguir creciendo, porque no hay público aficionado a la magia en ningún sitio, hay que crearlo”, relata.
Por ello cree que es primordial el trabajo que hacen algunos programas de televisión dejando tiempo para la magia en sus espacios. De esta forma, dice, cada vez más gente se interesa por el sector y quiere ver espectáculos de él y sus compañeros en vivo y en directo: “Siempre dicen que en la tele el mago le pidió al invitado que sacara una carta en concreto o que dijera un número. No se lo terminan de creer hasta que llegan a la sala y lo ven delante de sus narices. Que no hay compinches, que nadie habla con nadie”.
Es por ello por lo que cuentan con un aforo máximo de 35 personas, que quieren ampliar a 50 cuando puedan adaptar la sala. Es el número máximo para que todas puedan ver de cerca lo que ocurre sobre el escenario y se sientan cómodos disfrutando del show.
Por Mirari han pasado verdaderos profesionales como "Luis Olmedo, antequerano, campeón del mundo de magia. También Rubi Ferez o Luis Otero, referente de Latinoamérica" "Aunque a mí me alucinan también todos los magos locales que tienen su oportunidad en Mirari, en su casa, son una amplia lista de nombres como los de Juan Contreras, David Villalobos o Elías D'Sastre", recomienda.
En su sala hay espacio para todos los estilos. Magia con monedas, con cartas, pero también mentalismo. "Hacemos hasta hipnosis", dice. La programación de septiembre ya está disponible.
Academia
En Mirari también forman a todos aquellos que sueñen con ser como André Mirari y otros grandes ilusionistas. Después de haber pasado el verano enseñando, sobre todo, a los más pequeños, vuelven a poner a disposición del público malagueño un programa de cursos.
"He tenido alumnos de 65 años y más. No es una cosa para niños, todos hemos tenido alguna vez la ilusión de ser magos y la magia es algo que no necesitas mucho para sorprender. Con venir un mes a aprender, te llevas una maleta de juegos nuevos que dejarán sin palabras a tus familiares y amigos, es así", declara André.
En su caso, siempre ha sido muy tímido, pero la magia le transforma. Si normalmente guarda silencio, en los escenarios es como un papagayo. Se vuelve muy extrovertido porque sabe que todo lo que hace está bajo control. "La magia me sirvió para liberar parte de mi personalidad", dice. Es por ello por lo que anima a todo el que tenga esa espinita clavada se anime a probar. "Esto es para todos".