Antonio Montiel, el pintor de Reyes y famosos obsesionado con Marisol que mandó callar a Fidel Castro
- El pintor tiene expuesta una retrospectiva en Málaga y asegura que le haría especial ilusión retratar a la reina Letizia y a Isabel Preysler.
- Más información: Un viaje a la arquitectura de Carlos Raúl Villanueva: la última exposición del Centre Pompidou Málaga
Antonio Montiel (Antequera, 1964) es uno de esos niños prodigio dotado con el arte de la pintura desde su infancia. Con apenas 10 años ya estudiaba donde lo hacía Picasso en Málaga y, a sus 60 años recién cumplidos, ha tenido una carrera profesional llena de éxitos y una vida de película. De hecho, ha retratado a reyes, los personajes más famosos de España y hasta a dictadores como Fidel Castro o la exprimera dama de Estados Unidos Bárbara Bush.
Tiene expuesta una retrospectiva de toda su obra en el Museo del Patrimonio Municipal de Málaga hasta el próximo 6 de enero. Dos plantas en las que hay una selección de varios de sus retratos más populares y una muestra de sus obras de arte sacro con un realismo que pone los vellos de punta.
"Dicen que soy el pintor del alma", señala Montiel en esta entrevista con EL ESPAÑOL de Málaga en la que desgrana con todo lujo de detalles cómo ha sido su vida profesional. Un libro abierto cargado de experiencias y hasta cotilleos de las personas más conocidas del país.
Sus padres eran de Almogía y Villanueva de la Concepción y, aunque vivían en Madrid, Montiel nació un 30 de agosto en unas vacaciones en Antequera. "A los tres años mis padres me compraron unos bolis Carioca e hice mis primeros garabatos", relata.
Obsesionado con Marisol
Su padre le llevaba revistas del corazón atrasadas y en una de ellas estaba Marisol en la portada con 19 años. "Solo tenía 3 años, pero me cautivó por completo. Empecé a intentar copiar muchas veces su cara. Me sabía la portada de memoria y se convirtió en una obsesión para mí, hasta el punto de que le decía a mi abuela que fuera al quiosco a buscar revistas en las que saliera Marisol y si no las encontraba me enfadaba", recuerda.
Con seis años se vinieron a vivir a Málaga y cuando Montiel tenía 10 ingresó en la Escuela de Bellas Artes de Málaga, donde fue perfeccionando su técnica.
Su obsesión por Marisol, lejos de desvanecerse, siguió creciendo. Con 13 años conoció a un señor que vivía debajo de los abuelos de la artista malagueña y se ilusionó con la posibilidad de conocerla en persona. Pero no fue posible. Marisol vivía en Altea (Alicante).
Montiel le pidió a su padre viajar hasta Altea para ver a su ídolo, pero éste se negó. Lógico. Era un viaje largo sin saber si quiera si estaría allí o si le recibiría. Pero Montiel, en plena adolescencia con 15 años, no se iba a rendir. Y cometió una locura propia de la edad.
"Con el primer dinero que ahorré una tarde de agosto de 1979 me escapé de casa, compré un billete de autobús y me fui a Altea. Llegué a las 11 de la mañana del día siguiente, fui a su casa, no me abrieron, yo no tenía alojamiento ni nada, me senté en un escalón y me puse a llorar", señala.
Una señora le vio, Montiel le contó lo que pasaba y ésta tocó el timbre de la casa de Marisol y "le dijo a Pepa (Marisol) que bajara. Yo ya le había mandado dibujos suyos, cartas, de todo. Cuando bajó me quedé muerto al ver que era ella porque pensaba que ese rostro no existía en realidad. Me preguntó con quién había ido a Altea, se ablandó al escucharme, le hice gracia y empezamos una amistad", explica el pintor.
Pepa Flores (Marisol) fue la primera gran musa de Antonio Montiel y la protagonista de su primera exposición de retratos, con apenas 14 años.
Para triunfar, a Madrid
Montiel hizo el servicio militar voluntario en Madrid y vio que, si quería triunfar como artista, tenía que vivir en la capital de España. En Málaga montó una academia, pero "sabía que si me quedaba en Málaga no iba a poder lograr mi sueño". Eran otros tiempos.
Vendió todos los caballetes y otros materiales que había adquirido en esa academia y con 22 años, en 1986, en fue a Madrid a la aventura.
"Mi primera gran oportunidad me vino con la revista Lecturas, que me encargó una serie de 36 retratos a mujeres famosas", comenta. Hizo cuadros de la Baronesa Thyssen, Rocío Jurado, Isabel Pantoja, Marta Sánchez... "Tuvo mucho éxito y se hizo una exposición itinerante por España".
Periplo por América
Empezó a ser conocido y en 1992 le invitaron a representar a España en el Festival de Arte de las Américas que se iba a celebrar en Washington. La exprimera dama Bárbara Bush era la madrina y le encargó un retrato, que Montiel hizo y que está en casa de la familia Bush.
"Esto me abrió puertas y me fui tres años a vivir a México. Iba a pintar a Luis Donaldo Colosio, que se presentó a las elecciones presidenciales, pero le asesinaron. Por otra parte, me apadrinó el presentador del programa más famoso de Televisa", recuerda. No obstante, Montiel indica que "México no le gustaba para vivir" y decidió volver a España.
Su encuentro con Fidel Castro
Hablar con Antonio Montiel es abrir una caja inmensa de anécdotas con varios de los personajes históricos más conocidos del siglo XX y XXI. Uno de ellos es el dictador cubano Fidel Castro, a quien fue a pintar a La Habana.
"La revista Andalucía en el mundo estaba hermanada con Cuba y le querían regalar un retrato a Fidel Castro pintado por mí. Era 1997, fui allí y me dijeron que no me podía mover porque me podían llamar en cualquier momento. Nunca en mi vida, incluso ni con la reina Isabel II de Inglaterra, he tenido tanto protocolo ni tantos registros para pintar a alguien", indica.
Montiel le hizo el cuadro en el Palacio presidencial y una anécdota es que Montiel le mandó callar, aunque éste no le hizo caso. "Lo estaba pintando al natural y Fidel Castro no paraba de hablar. Le tenía que pintar la boca y le dije que se callara, lo entendió pero seguía hablando. Así estuvimos 50 minutos", rememora.
La pregunta es obvia. Máxime cuando se está retratando a un dictador. ¿Le gustó el cuadro? Montiel dice que "le encantó". Un hecho a su favor es que, en esos 50 minutos de eterna conversación, hablaron mucho de Marisol y Antonio Gades, ya que Fidel Castro fue su padrino de boda.
Pintor de reyes y reinas
En el haber de Antonio Montiel está haber pintado a majestades como la reina Sofía, su hijo Felipe VI o la mismísima Isabel II de Inglaterra. A la reina Sofía la retrató en 1986 y la reina emérita lo tiene colgado en su despacho, aunque lo ha cedido para esta exposición retrospectiva en Málaga.
Esa experiencia previa con doña Sofía le permitió ganar puntos para retratar a Isabel II. "Era 2003 y tenía un representante en Inglaterra cuya tía era dama de corte de la reina y su abuelo había sido tesorero en la Casa Real 25 años. Le enseñaron mi trabajo a la reina Isabel y me llamaron para hacerle uno con motivo de su Jubileo de Oro", narra.
La pintó sonriente e Isabel II le dijo a Montiel que el cuadro "era una delicia". Ha estado expuesto y pertenece al patrimonio de la casa real británica.
En 2017 pintó a Felipe VI para que el retrato fuera expuesto en el Palacio de Buenavista, la sede del Ejército de Tierra. "Posó en la Zarzuela y luego quiso ir en persona al Palacio de Buenavista a verlo", recuerda Montiel.
Doña Letizia e Isabel Preysler
A lo largo de su carrera artística el pintor malagueño ha inmortalizado a numerosas personas conocidas. Montserrat Caballé, Celia Villalobos, Chiquito de la Calzada con su esposa, Alicia Alonso, Lola Flores, Sara Montiel, Curro Romero, la duquesa de Alba, Imperio Argentina, Ana Belén... El último que ha hecho es uno de un hijo de Jesús Gil.
"He perdido la cuenta de las obras que he hecho en mi vida", cuenta, aunque sí subraya que le haría especial ilusión retratar a dos personas: la reina Letizia e Isabel Preysler.
A doña Letizia por razones obvias y porque, según detalla, "es una mujer que engancha, con mucha personalidad y a la que se le puede sacar partido en una obra". A Isabel Preysler porque "es la reina de corazones". Todavía están a tiempo.