¿Se imaginan que las hermandades que conforman la Agrupación de Cofradías en Málaga no supieran lo que se hace con el dinero que se ingresa gracias a los abonos de sillas del recorrido?, ¿se imaginan un presidente del ente cofrade que no haya sido elegido por las distintas corporaciones nazarenas y que no consulte nada a las mismas? ¿Inimaginable verdad? Pues así funciona el Carnaval de Málaga. La fiesta de la libertad en nuestra ciudad no es libre ni democrática. Vaya paradoja.
La fuente más importante de ingresos propios del Carnaval la producen autores y componentes, gracias a las distintas taquillas y a la publicidad que genera el concurso de agrupaciones. Los que trabajan por amor a este noble arte cada año durante muchos meses de creación y ensayos, son precisamente, los que no reciben ni una sola explicación de en qué se invierten los ingresos que generan. Sabiendo, además, que los premios los paga el Ayuntamiento. No voy a desglosar todo lo que conlleva sacar una agrupación porque necesitaría diez columnas como esta y es de sobras conocido el enorme sacrificio personal y, en la mayoría de los casos económico, que supone.
Los autores y las agrupaciones deberíamos poder decidir en qué invertir el dinero y conocer cuáles son los gastos, porque somos los que lo generamos. Igual que una cofradía genera los de la Semana Santa. Pero aquí, eso no ha pasado nunca.
Meses de ensayo y creación para que alguien pueda vivir de ellos y aparezca solo para hacerse la foto en la entrega de premios, o para que se pague un pastizal a un medio de comunicación para que mal escriba sobre la fiesta y publique lo que haya que publicar para limpiar su nombre. Todo esto desde el sofá de su casa mientras unos nos quebramos el coco y otros ensayan. Así desde final de verano, otoño e invierno, noche tras noche. Año tras año. Una auténtica maravilla. Un retiro dorado.
Nos vendieron el cambio de fecha para aprovechar la semana blanca y así llenar de actividades el centro con niños. ¿Resultado? Hasta el viernes no habrá ningún acto programado por la organización en la calle.
¡La culpa es de la Semana Santa! Nótese la ironía.
Por cierto, el domingo, Álvaro Díaz hizo un maravilloso pregón infantil. ¿Lo vieron en algún lado? ¿Alguna foto o fragmento en redes sociales? Será que no interesa.
Todos los carnavaleros vemos la necesidad de llegar a los más jóvenes para que esta tradición perdure en el tiempo. Entrar en los colegios, institutos y universidades es primordial para asegurar el futuro de la fiesta. ¿Por qué no con esos beneficios subvencionar a profesores de carnaval que den clases extraordinarias en centros educativos de canto, instrumentos y composición sin coste alguno para los alumnos? ¿Por qué no premiar a los colegios o institutos que se disfracen y hagan sus propias murgas, comparsas o grupos de desfile? ¿Por qué no tener un archivo documental y audiovisual de cada año en condiciones? ¿Por qué no organizar Carnaval en la Noche en Blanco contratando grupos de Málaga? ¿Por qué no hacer campamentos de verano para fomentar la fiesta? ¿Por qué no elaborar entre todos un proyecto con visión de futuro? ¿Por qué no elegir entre todos quien lo lidere? ¿Por qué no podemos tener un plan de marketing y comunicación profesional? ¿Por qué no hacer una campaña de promoción para que no haya butacas vacías?
Hay muchos porqués sin contestar, pero ni una sola explicación del máximo responsable a pesar de que todo esto, se lo hayamos reclamado en varias ocasiones y desde varios frentes. Será que se vive demasiado bien escondido tras la máscara o que está embriagado de tanto éxito.
Llevamos una década escuchando que la fundación iba a cambiar. Once años desde que nos prometieron abrir la fundación para que entrasen nuevos miembros. Once años después, está más cerrada que nunca. Más oscura y menos transparente. Urge cambiar el modelo de una vez. Si no, seremos cómplices del negro futuro que se atisba. Momo, te lo vuelvo a suplicar, líbranos del mal.