No es difícil encontrárselo entrenando en el gimnasio, comprando el pan en su barrio o pintando al óleo en su casa, porque pese a ser El Selu de Cádiz, ante todo, es "un tipo normal". Un tipo normal que está cumpliendo un sueño desde el pasado año, cuando presentó de manera oficial que haría de la mano de su grupo un musical sobre su obra carnavalesca. La avorágine del concurso y las actuaciones no les permitía desarrollar esa idea que llevaba años en la cabeza de Jose Luis García Cossío. "La pandemia llegó y como no hay mal que por bien no venga, nos pusimos manos a la obra", cuenta el chirigotero a este periódico. Llegarán al Teatro Cervantes de Málaga capital los días 20 y 21 de septiembre.
Llevan más de treinta paradas de esta gira musical y cree que en cada una de ellas consiguen asentar más los personajes. Asegura que el piropo más bonito que le han echado durante estos meses es que "el espectáculo es todo un musical". Selu y su chirigota ya estaban más que acostumbrados a recorrerse España de cabo a rabo con sus actuaciones después de cada concurso, pero reconoce que esta gira está siendo algo "más grata y relajada". "Estamos viviendo un éxito que no hemos tenido nunca. Me chocaba un montón ver cómo el teatro se venía abajo en la Gran Vía, frente al Rey León. Lo mismo pasaba en Sevilla o Barcelona. Un sueño", dice con emoción el artista.
Reconoce que si no llega a ser por la pandemia sabe que hubiese sido "imposible frenar a una chirigota imparable". De julio a septiembre escribe. De septiembre a febrero ensaya y el resto del año actúa con su grupo. "¿Cuándo iba a hacerlo?", se pregunta. En pleno confinamiento se le encendió la bombilla y empezó a dar una nueva vida a cada uno de los personajes que nos han hecho un poco más felices a todos los carnavaleros a lo largo de estos treinta años. Desde La Pepi al lacio o al enterao. Todos tienen su sitio. "En el musical los interrelacionamos. La creatividad ha fluido como nunca. La gente dice que el musical es sorpresa tras sorpresa", expresa.
De hecho, el propio Selu define el musical como "la precuela de su chirigota". El lugar donde el Universo Selu brilla en todo su esplendor y donde el espectador puede ver de dónde viene todo. "El concurso te encorseta a los veinte minutos. Nosotros le volvemos a dar un poquito más de vida a cada uno de los personaje. Les regalamos a los espectadores detalles actualizados, como por ejemplo ver a la Maruja hablar con Alexa en casa después de casi treinta años", explica.
El Selu se emociona cuando recuerda cómo una mujer le abrazó tras una actuación para decirle que superó la depresión gracias a su chirigota, que le hizo reír en sus peores momentos, "toda una muestra de que el carnaval también es terapia y merece su sitio".
José Luis y El Selu
José Luis García Cossío lleva toda la vida conviviendo con el mote de El Selu de Cádiz. El chirigotero y José Luis ya son uno. De hecho, bromea con que "la gente ya me dice que estoy hasta más guapo disfrazado". "Es que desencanto cuando me ven de normal. Yo creo que viene de que mis personajes siempre tienen algo mío o de mi entorno. Todos menos el rico", dice riendo. La Maruja fue un personaje que se construyó inspirándose en su madre y, el resto, mirando a la calle, a su barrio.
Joaquín Sabina un día dijo que El Selu era el Dios del Carnaval de Cádiz. "Yo no me creo nada, soy un tipo muy normal, pero fue todo un orgullo y honor viniendo de un Dios de la música como él", reconoce. Así, añade que "ni antes quería tanto odio como tuve al principio, cuando me decían que me estaba 'cargando' el carnaval, ni ahora necesito que me digan cosas maravillosas". "Me amen o no, voy a seguir haciendo lo que me dé la gana. El Carnaval de Cádiz es un mercadillo en el que cada uno vende lo que le da la gana y no hay que meterse con lo que vende el de al lado. Si fracaso, lo haré haciendo lo que me gusta", declara con rotundidad.
Este año el COAC del Carnaval de Cádiz se celebró de manera excepcional en mayo, pero El Selu no participó. "Ha sido un parón biológico que, sumado a los años que no ha habido concurso por la pandemia, me ha hecho descansar, poner la mente en blanco, para coger el carnaval con más ganas. Volver volveremos, pero no sé cuándo. Ojalá no tuviésemos que volver y todo lo nuevo lo fuésemos añadiendo a este musical, pero de momento estamos rodando y no miramos el futuro. Como se suele decir ahora, carpe diem", afirma.
Este parón le ha ayudado a llevar a cabo el sueño del musical, pero también a no dejar atrás una de sus grandes aficiones: el arte. Apasionado de Rembrandt y amante del óleo, no deja de practicar, pincel en mano, "como un aficionado más". También le da al carboncillo si hay que dibujar.
Así, lo que más valora de estos años de descanso es estar con los suyos, con su familia. Adora el carnaval, pero ha sido el que más lo ha retirado de ellos. "Me he perdido muchas cosas a lo largo de mi vida por el carnaval. De julio a febrero, día y noche, la inspiración siempre tiene la puerta abierta. Tengo que hacerlo muy bien si además quiero seguir viviendo de esto. Muchos viajes, muchos kilómetros, una vida muy grata, pero a la vez rara, lo que hace que me haya perdido parte de la infancia de mis niños, que los pobres cuando le preguntaban en el colegio a qué me dedicaba ya no sabían qué decir: si chirigotero, guionista... ni ellos sabían lo que era", confiesa.
Tiene amigos que se están jubilando ahora, pero él no piensa jubilarse "de algo tan grato y creativo". Adora pelearse consigo mismo. Se construyó un estudio en casa para buscar la inspiración, pero al final siempre acaba cogiendo el coche para acercarse al mar y "que sean los personajes quienes se escriban a ellos mismos". "El Selu no creó a La Pepi, La Pepi se escribió ella solita, que era la que sacaba pa' fuera to' y llevaba esto pa'lante. Yo no he escrito nada en mi vida. De hecho, las Ketchup, después del Aserejé, vinieron a buscarme. También me ha pedido canciones India Martínez, pero no soy capaz de hacerlas. Por eso insisto en que los que escriben son los personajes", asegura.
¿Y qué sueños le quedan por cumplir a El Selu a sus 60 años? Pues según el chirigotero, a su edad tiene la suerte de poder haber cumplido todos los que tenía en mente. En el tema creativo ha estado 17 años trabajando como guionista para Los Morancos, ha estado en radio y televisión varios años, pero reconoce que no le importaría "un papelito" en el mundo del cine. "Todo lo que he hecho me ha dejado muy buen sabor de boca. Llevo toda la vida interpretando y me ilusionaría mucho ir por el cine o por el teatro. La creatividad que me queda prefiero dejarla ya solo para la pintura", confiesa entre risas.
Málaga
Mientras llegan las ofertas, se muestra contento de llegar en apenas una semana a Málaga, una ciudad que siempre le acoge muy bien, "tierra carnavalesca y muy creativa, con Picasso y Banderas como embajadores internacionales, exponente de las inquietudes de los malagueños". Así, alega que en Málaga saben reírse de lo mismo que en Cádiz. "Son dos provincias con gran sentido del humor", expresa.
Así, le hace especial ilusión pisar las tablas del Cervantes, porque pocas veces actúan en la capital, en lugar de en municipios como Torremolinos o Alhaurín de la Torre. "Llegar con nuestro musical a Málaga capital es un pelotazo. Tenemos un ansia constante porque llegue el día ya", sostiene.
Sobre el Carnaval de Málaga, tiene ganas de poder disfrutarlo en directo, puesto que casi siempre coincide en fechas con el de Cádiz. "Me pasa igual con Tenerife, son sitios a los que quiero ir para vivirlo. El concurso lo he seguido alguna vez", añade.
Más atención
En más de una ocasión, El Selu ha reconocido que ha podido cumplir el sueño del musical porque ha invertido "en tiempo y en dinero". "Nunca apoyan el concurso del Carnaval de Cádiz en financiación. Vas al concurso, si puedes, y luego te buscas la vida. Yo me he visto a veces sin local donde ensayar, que es muy fuerte, ni eso", dice indignado. Así, reconoce que "tampoco nos animan ni están pendientes de si vamos a presentarnos o no, con lo que movemos en cuanto a cifras turísticas" y está convencido de que "si otra ciudad tuviera esta fiesta hubiera luchado por asentarla aún más y conseguir muchas cosas".
"Aunque no nos apoye ninguna institución, lo que queda es que contra viento y marea estamos ahí, al pie del cañón. La gente viene a Cádiz desde fuera y te busca para verte, es muy especial y muchos aún no lo entienden", expresa.
Se siente afortunado de poder vivir ahora mismo del Carnaval de Cádiz. De hecho, recuerda sus principios con humor pese a la dureza de su testimonio. "Cádiz es la capital europea del paro. Aquí el que no está parado, está malviviendo o está en una situación precaria. Partiendo de la base de que yo cuando era chaval era una figura decorativa más de mi barrio, porque estaba la farola, el árbol y el Selu en una esquina, sin trabajo; vi el carnaval como una forma de ganarme un dinerillo para poder salir con los colegas. Yo vengo de una familia muy humilde. Y de ahí hasta ahora", relata.
Empezó con 17 años, en un momento en el que "el carnaval era toda una religión". Pasó un casting para una agrupación juvenil y no lo escogieron. Pese a ello, no se vino abajo. Tocaba la guitarra y comenzó a salir en un grupo adulto, con lo que cumplía "el sueño de cualquier chaval gaditano en aquel entonces". "En mi familia no había ningún antecedente carnavalesco. Fui yo quien enseñé a tocar la guitarra a mi hermano pequeño, El Búho", recuerda.
Con perseverancia y esfuerzo, consiguió poder vivir del carnaval. Nunca ha tenido reparo en decirlo a los cuatro vientos, pese a lo que piensan muchos de que "eso es de pesetero". "Yo he tenido la responsabilidad año tras años de crear un buen repertorio, una buena chirigota para poder cerrar un número concreto de actuaciones año tras año. Es un sacrificio y un esfuerzo que he hecho como tantos compañeros que nos lo hemos guisado y nos lo hemos comido con mucho trabajo en este mundillo que nos vuelve locos a todos", zanja.