El Pito de Oro del Carnaval de Málaga es la máxima distinción que se le puede otorgar a un carnavalero en la capital de la Costa del Sol. Este año, según ha anunciado la Fundación Ciudadana Carnaval de Málaga, el seleccionado para recibirlo a título póstumo ha sido el recientemente fallecido Álvaro Siles, más conocido en el mundillo carnavalesco como "El Primo". Siles falleció el pasado mes de diciembre, justo antes del inicio de las fiestas navideñas, tras sufrir un grave accidente.
Los inicios carnavalescos de Siles vinieron ligados a Sergio Lanzas y la murga de Puerto de la Torre, una barriada donde “El Primo” se crio. “De hecho, el mote con el que todo el mundo le conoce viene precisamente de aquella etapa. Vinculados al grupo, de una forma u otra, estaban su primo Álex, su primo Rubén, su prima Sara… Total, que se quedó como El Primo para todo el mundo”, recuerda José Mari Valenzuela, uno de sus amigos.
Lanzas y Puerto de la Torre
El propio Sergio Lanzas se emociona recordando cómo conoció muy joven a Álvaro, en el año 1989, cuando se mudó al Puerto de la Torre desde Carlinda. “Fue de mi primer grupo de amigos, lo conocía por el campo de fútbol del Puerto. Su padre era el presidente del club. Después estuvimos en el instituto, en el carnaval...”, recuerda.
Si el carnaval fue importante para Siles, el fútbol, aún más; lo llevaba en la sangre. "Fíjate en lo caprichoso que es el destino, que si le hubieran dado a elegir, creo que evidentemente Álvaro no habría cogido esta fecha para morir, pero sí el lugar. Aunque murió en el hospital, su conciencia se quedó en un campo de fútbol, ese sitio tan importante para él y para su padre. Ha muerto como ha vivido, trabajando para los demás", prosigue Lanzas.
"El Primo" siempre quiso estar en la sombra carnavalescamente hablando. Aunque en 1997 ya estuvo involucrado con la murga del Puerto de la Torre en Los Buscavidas, echando una mano como un amigo más a Sergio; en la murga Los que están libres de pecado (2002), Lanzas consiguió convencerle para que se subiera a las tablas como componente y acabara viviendo una noche "de delirio".
"Con Pa' habernos matao (2001), que hizo el tío un pedazo de avión increíble, nos quedamos en preliminares y fue un desastre, pero al año siguiente casi ganamos el primer premio con él sobre las tablas. Recuerdo el Cervantes en la final... Increíble. Muy bestia. Pero después de vivir aquella experiencia, Álvaro dijo que prefería volver a la sombra. Eso hizo. Se convirtió en mi mano derecha, en el ejecutor", explica Lanzas.
Lanzas define a "El Primo" como un tío peculiar, en ocasiones, difícil de llevar, con carácter complicado y "enfermizamente tímido", pero con un corazón enorme y lleno de bondad en cuanto "le rascabas esa superficie". Misma opinión tienen todos los que le conocieron en sus años carnavaleros.
Tras pasar unos años ayudando a los del Puerto de la Torre, estuvo un tiempo con el grupo del Guti (1999-2000); volvió de nuevo con los de Sergio Lanzas en una nueva era. Mientras tanto, también ayudaba a la Murga del Benji en lo que eran los decorados y el atrezo. Precisamente, la murga de San Andrés ha sido la que ha visto con sus propios ojos cómo el primo se profesionalizaba en el carnaval de Málaga hasta el final de sus días desde el año 2006.
"Era muy guay porque el grupo de Benji y el mío en aquel entonces éramos competencia y teníamos muy buen feeling compartiendo, por ejemplo, la labor de Álvaro. No había agresividad entre los grupos. Él decoraba sus decorados y los nuestros. Luego, cuando yo me fui en 2006, él siguió trabajando con ellos", cuenta Lanzas.
San Andrés
José Antonio Padilla, director actual de la murga de San Andrés, reconoce que aún no ha superado su pronta partida. “Están siendo días muy duros, estar ensayando y mirar hacia la mesa donde él solía estar y verla vacía… Este carnaval irá por él. Hemos parado ensayos, le hemos dado muchas vueltas, pero lo hemos decidido hacer así por él, apoyándonos los unos a los otros, porque él ayudaba a todo el mundo, trabajando desde la sombra de una manera callada”, relata con emoción.
Así, es honesto y reconoce que aún quedan “momentos muy duros” este Carnaval, más ahora que han recibido la noticia de que Álvaro será el Pito de Oro 2024. “Cuando estábamos actuando, él siempre se preocupaba por que estuviésemos lo más tranquilos y despreocupados posible. Yo le miraba a él desde el escenario y me decía con la cabeza que todo estaba controlado. Cuando este año mire y no lo vea será complicado, pero seguro que estará allí con nosotros”, prosigue Padilla.
Una nueva figura
Sergio Lanzas cree que Álvaro significó un cambio en la manera de entender la parte entre bambalinas de cualquier agrupación. "De toda la vida ha habido grandes delegados. Pero eran delegados de la agrupación, con una capacidad política tremenda que iban a las reuniones, que tenían peso en el carnaval... Pero Álvaro ejercía de tesorero, de delegado, te vendía la lotería, te buscaba materiales, te construía un escenario y te ayudaba con el tipo. Álvaro era algo único que no se ha inventado antes. El mánager general de un club", relata con emoción. Era jardinero y sabía cómo organizarse su labor profesional para no fallar a nadie en los meses previos al carnaval.
José Mari Valenzuela, además, pone en valor su calidad como amigo y persona. Siempre que le pedía cualquier favor, ahí estaba Álvaro para ayudar, sabía que nunca fallaba, “ni haciendo una paella”. Junto a su padre y algunos amigos, “El primo” solía encargarse de paellas como la que se hacía en la previa del distrito Palma-Palmilla. “Si eras amigo suyo, nunca te iba a faltar nada”, insiste Valenzuela.
Los niños y cuartetos
La labor de Álvaro Siles también fue clave para el desarrollo de la murga infantil de Alberto Salas y Crespi, que este 2024 cumple diez años. "Tú le contabas de qué íbamos y él ya maquinaba todo. El primer año en la murga infantil fue súper especial porque no nos presentamos a concurso, porque era el primer año, eran muy pocos chavales y todo y no sabíamos si íbamos a hacerlo bien o no, entonces la Fundación nos invitó a la gala infantil y nada más que nos dijeron que nos invitaban, pensamos en ir a cantar, aún sin puesta en escena. De buenas a primeras el tío apareció con dos o tres botes gigantes de lacasitos que había hecho con gomaespuma sin decirnos nada", recuerda Salas.
También les echó una mano en el último cuarteto al propio Alberto Salas y a sus compañeros, Alberto Berdugo y Santi Torres. Los tres guardan un bonito recuerdo del año pasado gracias a Siles. El cuarteto llevó a las tablas tres repertorios totalmente diferentes, con tres puestas en escena distintas, que les hicieron llevarse el primer premio en su modalidad.
"Al finalizar el concurso, nos apareció con un trofeo para cada uno con alegorías de todos los tipos y los personajes que fuimos representando. Desde el gorro de De la Torre hasta las serpientes, el trono de los reyes... Ahí lo tenemos en casa. Y es un nudo muy gordo en la garganta cada vez que lo vemos", explica el cuartetero.
Salas reconoce que aunque de inicio tenía un pronto difícil, al poco tiempo de conocerlo te dabas cuenta de que tenía un gran corazón: "Valía para ayudarte con el carnaval, pero también para tomarse una copa contigo o hacerte una paella en la comunión de tu hija. Eso le hacía especial. Con cualquier grupo que ha topado siempre ha facilitado todo y creo que por eso nadie lo va a olvidar".