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Se llama Carlos Torres y actualmente preside la Fundación Ciudadana Carnaval de Málaga. Aunque se encuentra inmerso en la organización del Concurso Oficial de Agrupaciones de Canto, que este domingo inicia su fase de semifinales en el Teatro Cervantes, logra sacar una hora de su tiempo para tomarse un café en una terraza, a apenas veinte metros de distancia del que dicen que es el templo carnavalero en Málaga.
Eso sí, llega de bulla y corriendo a la cita, pues además de organizar el Carnaval de Málaga, trabaja como coordinador de dinamización del Plan Comunitario Proyecto Hogar en Palma-Palmilla. Palmillero de nacimiento y de corazón, cada día, desde la sombra, trabaja por hacer de su barrio, el lugar que sus vecinos, a los que admira profundamente, se merecen. Hablamos con Torres de su distrito y de la fiesta del invierno cálido, pues sus últimos meses en el Patronato no han sido sencillos después de que se produjera la denominada 'rebelión del papelillo' desde sus bases.
¿Qué esperas de esta edición del Carnaval de Málaga?
Que salga bien pese a que este año las fechas han sido muy raras. Nos ha pillado comiendo mantecados mientras empaquetábamos papelillos. También entendemos que el Área de Fiestas no habían terminado con una cosa cuando ya se han puesto manos a la obra con otra tras apenas unos días de descanso.
De los caramelos en el aire… Al papelillo
Me parece un buen nombre para una comparsa.
Sé sincero. ¿Tú esperabas, después de todo el ambiente de incertidumbre que está teniendo el carnaval en los últimos años, que esta edición iba a suceder así?
No, yo pensaba que iba a ser ya una edición con un presidente nuevo y con un equipo nuevo, no digo que mejor, eh, lo recalco. Digo que nuevo. Pero bueno, las cosas han ido rodando como han ido rodando y nos encontramos en la misma casilla de salida que el año anterior. Justo llevo un año y algo al mando coordinando esta historia y yo pensaba que esto ya iba a estar superado. Pero bueno, este año ha tocado así. Me gusta decir que este año ha tocado gestionar un carnaval por responsabilidad.
Por y para Málaga. El otro día Máximo Gómez decía en una entrevista que la clave estaba en caminar juntos entre las partes.
Y estoy de acuerdo en ello. El que me conozca en mi trabajo y estas historias sabrá que yo soy muy de construir. Creo que debemos caminar de la mano sí o sí. Y estaba claro que con la marcha de Rafael esto tenía que pasar sí o sí, con revolución o sin revolución tenía que pasar y lo raro hubiese sido que no hubiera pasado.
Tenía que ocurrir. ¿Ha sido de esta forma? Pues ya está, no pasa nada. Estamos juntando muchas ideas nuevas, modernas, novedosas… con la forma de trabajar antigua. Todo tiene su cosa, todo tiene su aquel. Creo que el año pasado hicimos una muy buena edición, hemos sabido sumar, que es lo importante. Creo que restar hemos restado poquito, muy poquito. Y en esta edición que por responsabilidad, insisto, estamos organizando del Carnaval de Málaga nosotros estamos haciendo lo mismo, poner lo mejor que tenemos, entendiendo que se lo debemos a la ciudad y se lo debemos a los carnavaleros, a todos los carnavaleros.
Viajemos en el tiempo y pensemos que es marzo de 2024. Ha pasado ya el carnaval. ¿Se tendría la mirada puesta ya en las elecciones dentro de la Fundación Ciudadana del Carnaval de Málaga?
Te puedo decir que hay un compromiso de que después del carnaval debería haber. Se está trabajando y se va a trabajar para ello. Pero es el mismo compromiso que hubo el año pasado y que finalmente no salió adelante. Yo creo que entiendo que será este el año.
¿Y te presentarías?
Yo creo que no.
¿Por qué? Hay gente que dice que te quiere a ti como presidente, pero eligiéndote.
Yo no he valorado eso. Valoro lo que hay, que hay gente nueva, que hay gente que tiene ganas de hacer las cosas de una forma diferente. No veo nada malo en dar un pasito al lado y dejar a otros que pasen con la responsabilidad. Siempre entendiéndolo como que no se trata de una huida, se trata de dar un paso al lado, no atrás, al lado. Y si hace falta que asesoremos, estar ahí echando una mano en la medida que podamos.
Yo entiendo que la gente que ostenta la responsabilidad de coordinar equipos de trabajo en la asociación que sea, también tiene la responsabilidad de acompañar a la persona que toma el mando y no tiene por qué ser una pelea.
Otra cuestión es conocer si hay gente suficiente para hacer este trabajo, porque la duda está. ¿Cuánta gente se ofrecería a ello? Lo veremos con el tiempo. Esto no es un “yo me voy, tú te quedas” o “Si tú entras nuevo, estoy en contra tuya”. Para nada. Creo que es fundamental la colaboración y estar a disposición de la fiesta. Si tanto queremos a la fiesta…
Que no quede la cuestión en un dilema de egos, ¿no?
Tenemos que ser capaces de dar un pasito al lado, de ceder nuestro espacio y de no escupir sobre nuestro propio tejado. Yo estuve cinco años fuera y me alegré de todos y cada uno de los éxitos que ha tenido la fundación y el carnaval. También me he entristecido por todo aquello que no me ha gustado, pero no lo he publicado en ninguna parte. Tampoco las he echado por tierra.
Creo que tenemos que alegrarnos de todo lo bueno y como todas las entidades y grupos de la ciudad, tenemos la obligación también de arreglar las cosas para dentro. Como decía bien Alvarito en su romancero el año pasado, la ropa sucia se lava en casa. Problemas tenemos todos en todos lados, lo que tenemos que ser es listos para resolverlos y estar a disposición de la fiesta. Al menos yo lo veo así.
¿El carnaval agota?
Más allá de todo eso que me estás contando, hay mucha gente que desconoce realmente la labor del Carnaval. Ve el Carnaval de una manera y se cree que los que lo organizan, llega febrero y lo hacen. No, el carnaval agota mucho y agota, se agota, se agota.
Y años como este, por ejemplo, que tú estás cenando en Nochebuena y ya tienes que estar pensando en llamar a Carlos Pariente, a Belén Caballero, a Luis Bermúdez, para cualquier cosa… Es difícil. Porque ya en diciembre estás pensando en el sorteo, que todo esté organizado, revisas un montonazo de trabajo… Lo mismo que ocurre en todas las fiestas del año.
Sin embargo, sí que es cierto que acabas llegando al carnaval como estresado, harto… Pasado el concurso ya sí que respirar un poco más en la calle, que para mí es lo más divertido. Quizá la parte menos estresante para nosotros. La batalla de las flores, sin duda, es el momento donde desde la organización mejor lo pasamos.
Desfogáis a bolsazos de confeti.
Es que creo que es fundamental no amargarte dentro de la fiesta que te gusta.
El carnaval amargado no es carnaval.
No está bien eso de convertirte en el Grinch del carnaval.
Como el Sheriff este año. ¡Qué porquería!
La verdad es que no es justo. Ni para la fiesta ni para nosotros. Es una tontería. Y nosotros trabajamos desde la organización. Cualquiera de las personas que trabajan desde la organización trabaja para que todo el que participa como actor principal en la fiesta brille. Y evidentemente nosotros no trabajamos para que nada falle. Trabajamos para que todo salga bien. ¿Hay fallos? Pues sí, tenemos que aprender.
Hay quien no lo sabe, pero yo por ejemplo surgí de una protesta. Yo he sido el tío más protestón del mundo cuando he querido. Yo también me planté en un congreso del Carnaval. Y se lo dije hace unos días a algunos de los nuevos. Me quejé de lo mismo que os quejáis ahora vosotros, de que no os dejan trabajar, de que está cerrado…
A mí me hicieron una invitación para trabajar y desde entonces aquí estoy liado. Yo creo que todo se trata de escuchar a la gente y reconocer qué nos cuentan, qué proponen. Es verdad que todo no se puede hacer de golpe, pero tenemos la obligación de dar cera y pulir cera, como decían en la película de Kárate Kid. Si ya lo tenemos hecho, lo que toca es sacarle brillo a nuestro concurso, a la gala drag, a la competición de los dioses… El otro día me preguntaron por qué motivo no teníamos un pregón del mayor. Pues todo es ponerse, igual que a alguien se le ocurrió sacar el pregón a la calle. ¿Por qué no íbamos a tenerlo? ¿Qué coste tiene eso? Todo es ponerse a proponer y trabajar.
Al final, desde la Fundación tenéis, evidentemente, el peso fundamental de la organización, pero también la buena coordinación con el Ayuntamiento de Málaga es importantísima. ¿Ha sido fácil tenerla con todos los problemas que habéis tenido? El pregonero alababa precisamente que no se han perdido, ni patrocinadores, ni el apoyo municipal…
Nosotros pedimos un montón de veces que no hubiera injerencias políticas en este problema. El problema de la Fundación lo resuelve la fundación y creo que ellos lo han entendido así; así lo han lo han hecho con los sponsors igual y no ha habido ningún tipo de injerencia. Ellos han estado informados, eso sí, en todo momento de lo que ha ido ocurriendo. Lo que hay que reseñar es que ellos siempre han apostado por apoyar al Carnaval de Málaga.
Ni a una parte ni a la otra.
Eso es. Dándoles igual quién lo vaya a organizar. Me parece que es importante también que tengamos cuenta que la fiesta no puede depender de personas, de quién sea el patrocinador principal, quién esté en el Ayuntamiento o en la Fundación. Hay que saber que cuando tú trabajas para la fiesta, seas el primero o seas el último, organizarás eventos o barrerás y colocarás sillas. Da igual quien seas, pues lo importante es precisamente sacar la fiesta hacia delante.
Evidentemente, esta pregunta tenía que llegar. Ha habido mucha polémica con el tema de la celebración del concierto de bandas que coincide con el pregón. ¿Qué opinión tienes?
Bueno, pues yo entiendo que la gente se enfade. Nosotros también hemos manifestado nuestro enfado, pero hay cosas que no dependen de nosotros y tenemos que entender que la ciudad es grande para todos. Lo que tenemos que hacer es poner más énfasis en estar en los días principales de nuestra fiesta y ya está. Es cierto que procuramos por todos los medios, desde el Carnaval, desde la fundación, no pisar ninguna fecha importante, pues como ya se sabe dependemos de la Cuaresma.
Pero sí, creemos que igual nos tendrían que tener en cuenta a nosotros, pero también vemos que bueno, que todo tiene su público y nosotros esperamos que la gente esté el día 3 en el pregón y seamos capaces de llenar las calles.
También hay algún día que nos coincide el rodaje de una serie en medio de nuestras fiestas. La productora se ha puesto en contacto con nosotros para decirnos su horario y cómo coordinarnos con el fin de interrumpir lo mínimo posible el desfile. También nos ha pasado con las obras muchos años…
Ya podría haber metido Javier Castillo el desfile de carnaval en ‘La chica de nieve’, en vez de la cabalgata. Se hubieran ahorrado mucho dinero en figurantes y montaje (Risas)
Ya nos pasó en la primera, que justo tuvimos que desmontar todo lo que teníamos en la plaza de bulla y corriendo porque grababan al día siguiente…
No sabía yo ese detalle. Qué locura.
Eso es, eso es lo que no se ve. Yo muchas veces he pensado que el Patronato debería tener la posibilidad de cantar todas estas cositas. Aunque lo hagamos muy mal, pero estaría a favor de cantarlas para que la gente lo sepa.
Este año tenemos las fiestas muy seguidas, incluso con el festival de cine en medio. Hace un tiempo decías que tu pretensión era encontrar el lugar adecuado para el Carnaval de Málaga. ¿En qué lugar está en este momento la fiesta?
Yo creo que la fiesta está en un buen lugar. Es evidente que no es la fiesta más importante de la ciudad, pero también es evidente que mueve cosas que no hubiéramos pensado antes que se podían haber movido. Yo he tenido la suerte de ir viendo cómo han evolucionado las cosas, cómo ha evolucionado la batalla de las Flores, por ejemplo, desde la Alameda, con coches de caballo, carrozas… todos los intentos que se hicieron hasta que a alguien se le ocurrió plantarla en la calle Larios, donde ha pegado el pelotazo. Lo mismo que pasó con el pregón que era en el Cervantes y ahora en la Constitución.
Todos estos cambios los propuso gente que quiere aportar a la fiesta. Así es cómo lo que tenemos que seguir haciendo, con el fin de mejorar el carnaval. Ya hay empresas de viaje que nos preguntan por cuáles son las fechas y las actividades porque tienen paquetes para clientes que quieren venir a disfrutar del carnaval. Nuestra fiesta va en buen camino, eso es lo que hay que apuntar.
La noche de los 80 fue el año pasado uno de los éxitos.
Y va a repetirse, porque llevamos mucho tiempo diciendo que necesitábamos una noche de desahogo, además, porque tenemos que hacer un carnaval que le guste a todo el mundo. Tenemos un carnaval que tiene de todo. Desde las agrupaciones, a los dioses, los drags, los grupos de animación… Y ahora hacía falta salseo, un lugar donde la gente vaya a bailar y a pasarlo bien con su disfraz. Y lo han agradecido mucho.
¿Desde hace cuánto tiempo se hace la batalla de las flores en Larios? ¿Lo recuerdas?
Creo que fue en 2011. Sin duda, un acierto. Hace más de diez años que se la llevó Acejo. El primer año estaba en la Alameda. Aquello sí que fue prueba y error, prueba y error. Ahora la gente viene de casa con su munición preparada, con sus bolsas de confeti de cualquier chino o de Carrasquilla. Esa es otra, ahora la gente tiene multitud de sitios para comprarse un disfraz o confeti. Antiguamente o ibas a Carrasquilla, o poco más.
¿Estás haciendo un llamamiento para que el personal se disfrace?
Y ya no es solo por lo baratos que son y la variedad que hay. Siempre defiendo que la acción principal del carnaval no es otra que disfrazarte con lo que tienes en casa. Esa es la clave.
Hablas mucho del prueba y error. ¿Hay algo con lo que aún tengas espinita y quieras hacer?
Yo creo que sigue faltando nuestra presencia en el ámbito cultural de la ciudad. Hemos mejorado muchísimo dentro de las circunstancias gracias, en parte, por ejemplo, al cambio que hemos dado en la comunicación. Pero creo que sigue faltando que la fundación del Carnaval o representantes de la Fundación estén presentes en todo lo que se haga en la ciudad y que se nos tenga en cuenta en todo lo que se haga en Málaga.
Aunque ha habido propuestas, también quiero decir que una tarea pendiente es saber qué hacer con la Casa del Carnaval. Las circunstancias, repito, de este año, no han sido sencillas, pero hay que darle un meneo al tema.
Es un eje que del que se ha hablado mucho.
Sí. La casa fue un regalo que nos llega de sopetón. Se hicieron un par de acciones, tres exposiciones, y luego llegó lo que llegó, se paró todo, y hasta ahí. Pero creo que la obligación está en quien gestione la fundación en su próxima etapa. Hay que conseguir que se convierta en un buen espacio para los carnavaleros o para la gente que quiera exponer algo… Existen ofertas que nos han hecho, pero que finalmente no han sido viables.
La presentación de los protagonistas cada año la deja más pequeña.
No te falta razón. Habíamos barajado otras opciones, pero finalmente dijimos “aquí y ya está”. Tendremos que ir aprendiendo. Vamos por los 40 y tantos años que no son pocos. Se ha avanzado mucho, mucho, pero también nos equivocamos. Yo cuando alguien se me pone muy pesado siempre digo “oye, os recuerdo que de los fundadores de la fundación más joven soy yo y he visto muchas cosas en el Carnaval de Málaga…”
Ese día se presentó el cartel. Ay, el cartel. Después de todo lo que se ha hablado, ¿qué piensas de él? Hay quien quiere un concurso con sus pertinentes votaciones.
Yo nunca he tenido problema de ello. De hecho, siempre he sido defensor de un concurso, como el que se hace en la feria...
¿Y el concurso de canto cómo lo ves?
Yo el concurso lo veo algo ya hecho, muy hecho y muy organizado. El otro día teníamos reunión con los jurados y me llamaba la atención que eran ellos mismos los que reconocían que es imposible que haya trampa ni cartón. La gente se cree que podemos columpiarnos y esto es imposible de amañar.
Yo misma fui jurado del concurso online de la pandemia y doy fe de ello.
Y me alegro, que la gente vea que hay formalidad, que hay transparencia, es fundamental. No hay ninguna intención de hacer fallar en nada. Evidentemente, se trata del gusto de cinco personas por modalidad y evidentemente ahí no podemos hacer nada. Pero es como todo.
Esta gente se pega dos semanas y pico encerrada en un teatro todas las noches. Eso tiene mérito. No es sencillo valorar una obra que tiene un trabajo que tú no conoces. A todos nos ha pasado eso de quedarnos alucinados con un veredicto, pero es la decisión del jurado y punto. Dicho esto, creo que el concurso va muy bien, hay mejoras a realizar, seguramente muchas, pero estoy contento.
Lo de decorar el teatro sigue siendo una tarea pendiente también.
Por ejemplo. No te creas que no hemos hecho ya intentos, pero es complicado porque el Cervantes tiene demasiada historia, es una pieza del patrimonio municipal donde no se puede clavar ni pinchar. Pero oye, ahí tenemos a nuestro amigo Luis. Espero que algún año lo consigamos.
Ya en el plano más personal. ¿Cómo llegas a la fiesta? ¿Quién es Carlos Torres carnavalero?
Yo a la fiesta llegué en 1987, para que la gente luego piense que soy nuevo en la fiesta (Risas) Fui seleccionado en mi peña, que era la de La Virreina, en Palma-Palmilla, como aspirante a Dios Momo. Iba disfrazado de payaso. La que hoy es mi mujer también fue seleccionada para Diosa.
Luego acabamos los dos en la discoteca Zero, en la preselección de los dioses, y luego en la gala de elección en el Teatro Alameda. Evidentemente, ni fui primer caballero ni segundo, pero yo estaba contento porque ese año me dieron la opción de compartir carroza con los cantores de Híspalis.
Nos colocaron en la carroza a mi mujer y a mí y a mí con las hijas de Pepa Flores, con Tamara, Celia y María. Y al lado iban los Cantores. Curioso cuando menos. Aquello fue un año fantástico.
La peña de La Virreina siempre ha tenido tradición de carnaval, mucha tradición de carnaval. Nosotros teníamos entonces una murga que era la del Piyayo. Mi mujer salía, fue una de las primeras mujeres que salían cantando cosas que nosotros creábamos.
En aquel entonces empezaron los grupos de desfile y creamos, por si fuera poco, un grupo de desfile, Fantasías animadas. Yo era el director. Estuvimos saliendo doce años. Por eso sé qué es eso de comer en autobuses y cambiarte de ropa en la calle.
Eso hace que empatices más con los grupos hoy en día. Se te nota que disfrutas mucho en la calle.
Yo he vendido rifas, he pagado mi cuota… Soy carnavalero. A inicios de los 2000, creo que fue, el grupo decidió no salir más porque al final había personas mayores que empezaron a desaparecer por motivos de la edad. Así que decidimos no seguir, mejor, porque no estábamos enfadados ni nada, como suele ocurrir.
Yo ya había participado en algún congreso de carnaval, que creo que se han hecho dos ya. El primero fue en el Centro Cívico, allí en La Misericordia y yo, que siempre he sido muy rebelde…. Pues allí estaba. Empecé a plantear cosas cómo ahora plantean. Rafael Acejo me dijo que el martes fuera allí, y no sé si me esperaban o no. Pero yo me presenté. Y aquí estamos.
Quienes me conocen saben que no soy de postureo ni protagonismo. Si fui, fue para trabajar. Donde estoy es porque creo que tengo algo que aportar, porque en caso contrario no estoy. Trabajé con Rafael, después Rafael me pidió que trabajara con Pepelu. Estuve con Pepelu, estuve con Miguel Ángel... Y con Miguel Ángel tengo una anécdota curiosa.
Yo me he presentado varias veces a presidente y las he perdido todas. Cuando perdí contra Miguel Ángel Crespo llegamos a un acuerdo porque así me lo propuso él. Si él ganaba, sería presidente y yo vicepresidente. Y si ganaba yo, al revés. Fue cosa suya. Yo no quiero ponerme medallas que no me corresponden. Eso es un ejemplo de que solo quería aportar a la fiesta.
Luego perdí contra Rafael. Estuve siempre ahí, asistiendo a todos y cada uno de los actos a los que me invitaban como miembro de la fundación… Y a los que no, iba igual, por malagueño y por derecho. Me he comido pregones, desfiles y de todo.
Lo más reciente fue que Rafael me pidió en su momento que me incorporara a su equipo y así volví. No ha sido sencilla esta última etapa. Más allá de lo de la asociación de carnavaleros, hay que sumar que Rafael estuvo enfermo, la gestión de la pandemia… Ha sido muy chungo.
¿Y no te da curiosidad si a la tercera va la vencida?
No, me apetece dar paso a la gente que lo quiera. Si la gente me necesita para algo, que me lo plantea. Llevo un año y pico muy duro. Yo siempre quiero pensar bien de los demás y creo que hay gente muy apañada que trabaja bien, gente que en su respectivos terrenos se defiende muy bien. Luego también veo el panorama de quién podría representar la fiesta y no sé… ¿Con qué equipo? ¿Con qué rumbo? Eso es importante. No sé qué va a pasar, pero pido que seamos sensatos y seamos capaces de solucionarlo en condiciones. Hay que poner a la fundación al nivel de la organización. No hay que buscar fantasmas donde no los hay y ser capaces de sacar las fiestas hacia delante, que es lo que toca. Si queremos a la fiesta, insisto.
Todos sumamos, todos trabajamos para el Carnaval de Málaga, no solo desde un grupo. También pegando lentejuelas para los dioses, escribiendo en el periódico… Todos somos unos currantes del carnaval y hay que tratar de aportar, cada uno desde donde nos toque. Y luego Dios dirá.
Carlos Torres es carnaval, pero también Palma-Palmilla. Naciste en el distrito y ahora eres uno de sus pilares más importantes.
Sí, he tenido la suerte grande de haber nacido en Palma-Palmilla. Soy palmillero de nacimiento. Tengo la suerte de haber nacido en una familia de once personas. Yo soy el número 7 de un total de nueve hermanos y me siento afortunado de que mi familia sea así. Es una piña. Siempre nos han enseñado que a la gente que lo pasa mal hay que ayudarle, por muy mal que tú lo estés pasando. Eso lo llevamos a gala. Nos criamos sin mi madre, porque falleció siendo yo muy pequeño. Nos crio mi padre, conocido en la Palmilla como Pedro, el pintor. Yo era y soy Carlos, el de Pedro Pinto.
Y ahora trabajas para ese barrio que te ha visto nacer.
Sí. La vida me ha ido colocando en sitios para acabar trabajando en los servicios sociales, como Palma-Palmilla. He tenido la suerte de acabar coordinando un equipo de trabajo excelente. Ese que no se ve desde fuera, pero que los vecinos aprecian muchísimo. Ellos mismos lo conforman.
Cuando preparo el reparto de qué grupo de carnaval va a cada fiesta gastronómica, a cada previa, la gente siempre quiere ir a Palma-Palmilla, porque dicen que allí los tratan muy bien. Tenemos que poner un cupo y preferimos que vengan seis, pero bien atendidos, a más y que no hablen bien de nosotros. Gestionando los servicios sociales desde el barrio llevo desde 1992. Ahí es nada.
¿Y cómo es un día de trabajo contigo?
Pues mira, intenso. Mucho. Me acabo de incorporar como aquel que dice de las vacaciones y mi cuadrante semanal es tremendo. Yo trabajo en un proyecto con menores todos los días que me hace relacionarme con todos los centros escolares de Palma-Palmilla. Trabajo, además, en la prevención social, en colaboración con los educadores sociales de mi centro y, además, coordinamos la gestión de todos los centros ciudadanos de la Palmilla. Todas las actividades culturales las llevamos nosotros. Cuando hay problemas, los marrones me caen a mí, básicamente (Risas).
Todo eso lo hacemos junto con el distrito, junto con los servicios sociales del Ayuntamiento de Málaga. Y bueno, en mi caso, bajo la tutela de Paco Pomares, que es el responsable ahora mismo de mi distrito y Juanma García. Tenemos un equipo muy apañado. La idea por la que trabajamos es mejorar la integración, o más bien la participación ciudadana. Nos movemos para motivar al personal para que no solo participen en la fiesta, sino también en la toma de decisiones o en la puesta en marcha de actividades. No es sencillo, pero es precioso.
Yo siempre digo de cachondeo que nos han juntado a muchos “gilipichis” juntos que han caído aquí porque da igual que tengamos que echarle muchas horas, pasar mucho tiempo inventando y haciendo cosas… Al final nos gusta tanto que casi ni nos damos cuenta.
Masoquismo total.
Pues sí, pero es que cuando tú consigues que la gente con la que trabajas y el barrio está a gusto, es un regalo. La gente de Málaga tiene una imagen muy diferente de Palma-Palmilla a la real. Palma-Palmilla no tiene exclusividad de nada, de nada. Lo que sí tenemos es a gente trabajando para arreglar todo eso.
Allí tienes vecinos que te dicen que te vayas a sus casas a comer un puchero o callos o, si hay reunión, se plantan en ellas con un bizcocho. Está al nivel de la cercanía de un pueblo. Yo siempre digo que todo el que llega a Palma-Palmilla, al final se engancha, porque al final tú descubres estando dentro que hay otra cosa que es diferente. Y eso mismo también le pasa a nuestra fiesta. Mucha gente que llega, no la conoce y se queda enamorado de la fiesta.
¿Y crees que en algún momento se va a acabar ese estigma que hay sobre Palma-Palmilla?
Sin duda ese sería uno de mis sueños. Siempre me he preguntado cuándo llegará ese día. Estas navidades me preguntaron cuál era mi sueño para Palma-Palmilla y yo respondí que no necesitáramos ningún tipo de ayuda externa, que seamos un barrio normal y corriente. Se juntan muchas cosas y yo creo que el día en que los palmilleros se den cuenta del potencial que tienen y se den cuenta de que está en ellos la solución a todo lo que ocurre allí… ese día se acabaron las historias en el barrio.
Los titulares de Palma-Palmilla el año pasado fueron casi todos relacionados con tiroteos y apuñalamientos. ¿El problema de seguridad es el más grave ahora mismo en el barrio?
Pues fíjate. En Palma-Palmilla tenemos una mesa donde precisamente son los vecinos los que trabajan por la seguridad. Para todos los problemas, Palma-Palmilla tiene una mesa de vecinos, como, por ejemplo, la limpieza. Algo que preocupa mucho al malagueño. Un grupo de vecinos nos dice que en tal calle hay una montaña de muebles o que en otra hay escombros. Esto no lo tiene ningún distrito… No hay vecinos que trabajan por el empleo, la seguridad, la vivienda, la salud, la educación…
Y en materia de seguridad, ¿cómo se organiza?
¿La oficina en materia de seguridad? Nosotros estamos coordinados con Policía Local y Policía Nacional. Hay determinadas circunstancias que nos llegan y, ante el miedo de los vecinos, a nivel individual, de poder denunciarlas, el plan comunitario tiene la potestad de denunciarlo a nivel de plan comunitario.
Es interesante. Javier Salas dijo un día que el Gobierno no puede poner a un policía en cada vivienda.
Hombre, nosotros sabemos que un policía en cada casa no se puede poner, pero estoy convencido de que si al vecindario tú le dices “¡Abran sus puertas!” porque la policía va a registrar las casas… Pocos van a ponerte problemas. Estoy convencido de que muchísima gente abriría su casa para ellos porque no tienen nada que esconder. También te digo que lo que tienen que medir es que ese problema de seguridad, en gran parte, va unido a un problema de empleo, a un problema de formación y a un problema de vivienda.
Hace unos días comentábamos en la redacción que el CaixaForum va a revitalizar mucho la zona de Cruz de Humilladero, Los Corazones y Carranque. ¿Te hubiera gustado algo así cerca de La Palmilla?
Ojalá. Nos hubiera encantado que nos hubiera tocado el CaixaForum en Palmilla. Eso va a dar una fuerza tremenda. Y ya no pido un CaixaForum. Con que pusieran algún edificio donde la gente tuviera que hacer gestiones en Palma-Palmilla, como sacarse el certificado de no sé qué, la cosa cambiaría. Hay quien dice que por allí no pasearía. Yo no tengo problema para ello, y he de decir que vivo en el Centro de Málaga y, por determinadas calles, tampoco pasaría. Todo hay que mirarlo desde diferentes puntos de vista.
Que no estoy diciendo que no haya nada porque eso sería echar balones fuera, es la realidad. Pero que se da la circunstancia de que ahora mismo hay gente en el vecindario que quiere trabajar para arreglar la situación. Yo creo que es cuestión de que los escuchemos.
Si los vecinos pudieran dar un aplauso gigantesco cada vez que hay un control policial dentro del barrio, se oiría muy fuerte. Les dan igual que les paren 50 veces porque no tienen nada que esconder. Los que tienen más problemas, insisto, quizás podrían mejorar su situación si se abordan temas de empleo o de regularización y rehabilitación de la vivienda, de la rehabilitación de la vivienda.
Si no ha sido el CaixaForum, quizá sea otra cosa en el futuro…
Hay muchos proyectos interesantes que el distrito propone al resto de la ciudad. Por ejemplo, hay un plan de acción integral de Palma-Palmilla. Hay una ciudad joven que Palmilla propone a la ciudad para hacer en el parque periurbano de la Virreina, un proyecto que se llama La ciudad Joven. Se busca convertir un parque periurbano en un espacio de ocio ecológico. Y ojo, lo importante es que Palma-Palmilla no lo propone para el barrio, lo propone para Málaga y para toda esa gente que venga de fuera.
A ver si alguien me escucha. Nos hemos gastado dinero en hacer unos senderos y miradores muy chulos y creo que estamos perdiendo el tiempo no creando algo para que los jóvenes del barrio se conviertan en dinamizadores de esa ruta. Que se convierta en una forma de buscarse la vida para ellos. Podemos formar a jóvenes del barrio en temas de fauna o de plantas. Qué hay allí y qué se ve desde allí. Yo uso mucho aquella zona cuando vienen estudiantes de Trabajo Social o Integración Social de sitios como Granada o Almería. Me gusta explicar cómo trabajamos en el plan comunitario desde allí porque se ve todo el barrio. Ven la evolución de la vivienda, nuestros corralones en vertical…
Después han ido evolucionando a casitas de algo más de 40 metros. En una de esas me he criado yo con dos terrazas. Aquello era una casa bonita para gente que venía de vivir de la playa, de chabolas… Que veían cómo sus vidas mejoraban cuando tenían una casa con dos habitaciones, dos terrazas, tu saloncito, tu cocina… Eso era una pasada.
Yo creo que hay que verlo en esa clave. Habría que verlo como un centro de interpretación de nuestro barrio, un sitio donde explicar cómo ha evolucionado Palma-Palmilla urbanísticamente, cómo eran las casas, cómo se vivía. Para que la gente entienda mejor el contexto de un barrio. Algún día se lo dejaré caer al alcalde.
Si a Cruz de Humilladero le ha caído el CaixaForum, Carretera de Cádiz concretamente está viviendo el nacimiento de varias torres cuyas viviendas no tienen precios, precisamente, de barrio obrero. La Flex, Los Guindos, Torre del Río… Vosotros tenéis la de Martiricos muy cerca… ¿Qué opinas de la situación urbanística del resto de las barriadas de trabajadores malagueñas?
De urbanismo no sé si entiendo mucho. Es verdad que tú ves como va cambiando el horizonte de la ciudad y empiezas a ver cosas a las que precisamente no estamos nada acostumbrados. Para mí, los bloques más altos siempre fueron los de 13 pisos en La Palma y ya me parecía mucho. De hecho, veo la de 30 pisos de Martiricos y me parece más pequeña que alguna de La Palma, lo he comentado con compañeros y creemos que es por el efecto del monte.
Martiricos me pilla al lado, y la verdad es que no ha quedado otra que acostumbrarnos a ver una cosa que se ve desde todos lados. En mi opinión, con lo poco que sé, me gustan más las ciudades más equilibradas. Pero entiendo lo que están suponiendo estas torres: va a venir un personal que va a estar por encima del nivel de adquisición del resto de ciudadanos que vive en ese entorno. Hasta el Mercadona de la zona les va a parecer súper barato… Yo siempre mido el nivel de economía de una persona así. No falla.
Lo mismo pasa con la gran proliferación de hoteles… La ciudad se está poniendo a un nivel que no sé si todos vamos a ser capaces de poder tirar con ello, pero bueno, entiendo que es que será bueno para Málaga, será bueno para Málaga... No sé si todos tenemos la misma idea de cómo debe crecer Málaga. Parece que no, pero yo creo que si es bueno para Málaga. debe ser bueno para los ciudadanos.
Torre del puerto. ¿Sí o no?
La torre del puerto, creo que no, pero es que los edificios que ya hay tan largos por La Malagueta, tampoco. Son horrorosos. Si el problema es que se tapa la Farola, estos tampoco ayudan.
Y la última. Si fueras alcalde por un día, ¿a qué le meterías mano primero?
Esta es difícil y además tiene su gracia. Yo soy el séptimo hijo de un séptimo hijo y por ahí hay algo que dice que el séptimo hijo de un séptimo hijo acabará siendo alguien importante. Bajo este dicho, hay quien dice que soy el alcalde de La Palmilla, con mucho cachondeo, porque trabajo desde dentro.
Creo que si fuera alcalde por un día, trabajaría para que todos los ciudadanos de Málaga tuvieran los mismos derechos. Da igual el distrito en el que estén. En ese mundo perfecto tendrían las mismas fiestas, las mismas oportunidades, los mismos problemas… Creo que se puede mejorar la coordinación de trabajo entre los distritos para ampliar lo que podemos ofertar.
En la Gala del Cuentacuentos que cada Navidad presento en el Cervantes, un vecino de Palma-Palmilla levantó la mano y pidió permiso para hacer una pregunta. Se sintió con esa libertad y yo, que era el presentador, con Paco Pomares delante también dispuesto a oírle, le di la palabra- Me preguntó si en 2025 tendríamos cabalgata de Reyes como la tuvimos en el pasado y como tienen muchas otras barriadas. Ojalá que sí.
Yo creo que todos deberíamos de tener derecho a lo mismo. Es cierto que es complicado porque los presupuestos se mueven por población: distritos más grandes, más dinero; más pequeños, menos dinero. Pero un niño no entiende esto ni cree en ello, cree en los Reyes Magos. ¿Por qué no tener cabalgata? ¿Por qué no tener las mismas luces navideñas que el resto? Son cosas que, con coordinación, pueden tener solución. Nosotros, por ejemplo, hemos decidido repartir la decoración navideña más para que todas las calles tengan algún adorno. Cuando vienen los muchachos a montarlo… ¡Nos odian! (Risas)