El día que anunciaron el nombre de Máximo Gómez Padilla como pregonero del Carnaval de Málaga 2024 las redes sociales se llenaron de comentarios positivos escritos por muchos de los compañeros que han compartido con él parte de sus 26 años de carnaval. La mayoría decía que se lo merecía, por buen autor, por buen carnavalero, pero, sobre todo, por buen amigo.
Y realmente se ha podido comprobar tras ver su pregón que parece que todos estos aspectos son ciertos. El pregón ha sido prácticamente coral, con más de una treintena de personas echando una mano, o incluso una guitarra a Maxi. Pocos pueden tener a tantos amigos juntos a la vez en un mismo lugar. Por lo que ahí se vio su calidad humana.
Además, más allá de su discurso, el pregón estuvo lleno de letras antológicas e inéditas, que demuestran, además, su calidad cuando coge la pluma y se planta frente al papel. Respecto a lo de buen carnavalero, el contenido de su pregón, de inicio a fin, es puro carnaval. De hecho, se despidió diciendo que "todos somos pregoneros". "Aunque no seas coplero, hermano carnavalero, eres carnaval y eres pregonero, porque un pregón es lo que hacemos todos levantando la voz, no es un maldito loco porque le tocó. Es la voz del pueblo que grita en silencio y que por febrero canta por no llorar. Todos somos pregoneros, todos somos carnaval", zanjó.
El pregón se dividió en once actos diferentes. En el primero se apoyó en un par de amigos que lo dan por muerto, porque no llega para el pregón. "Coño, sus cuplés son malos, pero no para matarlo", dijo uno de ellos. "Con las trampas que tenía, seguro que le puso su lápida a otro", le respondió el otro. Pero, al final, acaba apareciendo. No estaba muerto, estaba de parranda.
Y así es como se inicia el segundo acto, donde Maxi toma el timón del pregón para narrar al público la historia de sus 26 años de carnaval de un gaditano que, aunque no nació en El Perchel, en El Palo o en Sacaba, se siente malagueño, pero no solo de la capital, sino también de otros puntos como Arroyo de la Miel o Marbella. Porque Maxi ha puesto su granito de arena en muchísimas agrupaciones de nuestra fiesta.
En el acto 3 habló del presente de nuestro carnaval. Ante los ofendiditos, Maxi, que no tiene un pelo en la lengua, recordó que la crítica, el sarcasmo y el humor siempre tienen sitio en nuestro carnaval... "Y al que no le guste, que ponga en el GPS la venta el Nabo, que ya voy a comisión con ellos".
Y haciendo memoria en el cajón de sus letras desempolvó una muy importante de su comparsa del futuro que venía al dedillo. "Perdono a quien me dañó en el pasado, y condenó mi destino, porque el daño invita al olvido y en el presente no es dañino lo olvidado". Así, insistió en que "sin ira hay carnaval... y si no lo hay, muy pronto lo habrá".
Aunque empezó el pregón agradeciendo al Ayuntamiento de Málaga su apoyo a la fiesta, en su línea de no casarse con nadie, Gómez cargó contra el alcalde con mucha clase, porque le dijo "una gaviota" que a D. Francisco de la Torre le gustaba la poesía. Y así fue cómo le dedicó una letra donde le recuerda que en Málaga, o todos moros, o todos cristianos, respecto a las diferencias de trato entre la Semana Santa y el Carnaval de Málaga"Vienen los municipales, se nos acabó la fiesta... que pueden hasta multarte por cantar carnavales después de las doce y media. Que hay que respetar el sueño, del que vive por el Centro, que no son horas, cojones, ¿qué os creéis, majarones? ¿Qué tenéis más derecho que Cornetas y Tambores?", cantaron.
Y como no podía ser de otra manera, también hubo espacio en este recorrido por el Carnaval de Málaga para la mujer. Según Maxi, "el Carnaval de Málaga no tiene género ni sexo; está por encima y es ejemplo de toda Andalucía, pero nos queda mucho que hacer". Cree que sin las mujeres nos perdemos el 50% de nuestra fiesta. "Una mujer no puede saltar 8,70 metros, ni yo; pero una mujer puede parir, yo no; yo puedo escribir, y una mujer también; puedo dirigir, y una mujer también; puedo componer, y una mujer también. Yo soy carnaval... y una mujer también".
En el acto 4, Maxi quiso mirar al futuro, a la cantera, pues "no podemos permitir que nuestro carnaval se haga viejo sin avisar". Y apuntó con el dedo al carnavalero, responsable de "perpetuar la especie", de "inculcar el carnaval como herramienta de insumisión, de manifestación y de cultura en el más amplio sentido de la palabra". Y para ello, invitó a las tablas a su sobrina, Marta Montenegro. Al sinfín de invitados que llevó les dio la absoluta libertad para hacer y decir lo que les apeteciera, porque así es el carnaval, un lienzo blanco donde toda pincelada está permitida.
La letra fue el tema que abordó el quinto acto, porque el autor cree que la palabra es mucho más poderosa que la imagen. "Un ciego puede leer, pero un mudo no puede gritar lo que está leyendo", manifestó. Gómez expresó que cuando se escribe una letra de carnaval, se infringe una cicatriz en el pergamino de la conciencia colectiva, de la libertad de un pueblo".
Tuvo tiempo para reírse hasta de sí mismo. "De mí se dice que soy bueno con las letras, menos Unicaja, a quien debo algunas...", bromeó. Y después de recordar que en la Amada Invencible escribió los pasodobles en esdrújula, se alió con varios compañeros para cantar precisamente 'en esdrújulo'.
En el acto 6 habló de la música, tan importante para la fiesta carnavalesca. Contó que ha tenido la suerte de rodearse de lo más grandes comparsistas. No quiso nombrar a todos porque quería que todo pareciera un pregón "y no las páginas blancas o la lista del paro".
Ginés y Carmen Gómez firmaron una bonita actuación cantando al maldito loco. Gómez Padilla también quiso hablar del flamenco, porque, señala, el que ignore que el carnaval no se nutre del flamenco, ni sabe de flamenco, ni sabe de carnaval. "Qué bonito suena una bulería, una malagueña, una alegría, en una comparsa de quince tíos, haciendo a la vez lo que a veces cuesta trabajo hacer a uno solo", matizó.
Y en el 7, habló al amor, pero no solo al de un hijo o una pareja. Quiso recordar a los que algún día se fueron, rebuscando "en el desván de su memoria". "Allí arriba hay muchos carnavaleros mirando para este escenario, desde mi Mele, pasando por Miguel, José Manuel o Paco Gallego. También nuestro pito de oro 2024, El Primo".
Y si en el 9 defendió la figura del disfraz, donde Málaga falla bastante por carnaval --en la Gran Final hubo pocos disfraces entre los aficionados--, en el 8, uno antes, se hartó de cantar cupletinas, muy a la moda visto lo visto en el concurso que acaba de finalizar. Se acordó de todo el mundo, de Sánchez, de la Monarquía... Y también hubo su debida tanda de estribillitos: "¿Y si la Ayuso se lleva al alcalde a la Batalla de las Flores? ¡Por Dios no dejadme solo con Isabel Ayuso que a los ancianos, ella no nos quiere mucho!".
En el acto 10, amigos que no han sido pregoneros, como Juani, Guti, Kara, David Delfín, David Santiago y Chino, desvelan qué es para ellos el carnaval en unas estrofas. "Esto que yo te he cantado, no ha nacido en mis renglones, son trozos de corazones, envueltos en papel de regalo (...) Han merecido de sobra y se han ganado con creces, que en vez de cuatro renglones pa estos treinta pregoneros, Málaga de mis amores, te den un pregón entero".
Esta idea desveló el acto 11, la despedida. 30 pregoneros desearon a Málaga el mejor carnaval y pidieron que saliera a la calle para celebrarlo, "porque a muchos de nuestros abuelos y bisabuelos les costó mucho conseguir la libertad de la que disfrutamos". Sin duda, uno de los brillantes más completos que se recuerdan en los últimos años. Ha sido rebelión, amistad, sarcasmo y emoción a partes iguales: Máximo Gómez Padilla en estado puro.