En los últimos 25 años, la Semana Santa de Málaga ha vivido un constante proceso de evolución. Una transformación que no solo se ha manifestado en el plano estético. Más allá de la forma de procesionar y de preparar los cultos, el mundo de las hermandades está experimentado un cambio global que atañe a todos los elementos imaginables: comunicación, gestión, presencia, proyección...
Durante los encuentros cofrades de EL ESPAÑOL de Málaga en el restaurante Taró, los tres expresidentes de la Agrupación (del siglo XXI) estuvieron hablando de lo que acontece a la Semana Santa de nuestros días. En esta tercera entrega, analizan el presente y futuro de San Julián, el lado humano que subyace a los cargos de responsabilidad o la implicación de las generaciones actuales de cofrades.
¿Hacia dónde se dirige la Agrupación de Cofradías? El primero en tomar la palabra es Rafael Recio, presidente entre 2003 y 2012. Opina que la institución se ha desligado de las hermandades: "Se dice mucho la frase esta es la casa de los cofrades, pero no, es la casa de las cofradías. No sé si las corporaciones que la integran están al servicio del presidente o viceversa, pero sí sé que podrían tener bastante más poder que el que tienen. Creo que el futuro de la Agrupación pasa por volver a los orígenes, pero siendo conscientes del momento en el que estamos; es decir, organización de itinerarios, difusión de la Semana Santa y coordinación de aspectos económicos".
Ante una respuesta así, la siguiente pregunta es clara. ¿Cómo se consigue esa vuelta a los orígenes? "Eso tiene que decidirlo el que voten las cofradías, y no los 41 hermanos mayor ni los 205 delegados". Con este comentario, Recio se refiere al último cambio de estatutos, en el que se recoge que la elección del presidente ya no depende de los delegados designados por cada hermandad (cinco por cofradía), sino que son las propias corporaciones las que, en el órgano correspondiente, optan por uno u otro candidato: "Fue algo que ya se propuso en el mandato de Eduardo Pastor por el entonces fiscal, Manolo Carrión, durante una asamblea. Yo estaba presente ese día y un alto cargo actual de la Agrupación se levantó diciendo que cómo íbamos a quitarle poder a los delegados. La sorpresa ha venido cuatro años después, cuando se ha acabado produciendo", explica.
Por alusiones, toma la palabra Eduardo Pastor (máximo dirigente de San Julián entre 2012 y 2015): "Aquella elección se ganó, pero ninguno caímos en la cuenta de que eran necesarias tres quintas partes. Salió una persona al rato, un delegado, riéndose de la mesa, del fiscal, del presidente y de la Agrupación, diciendo que no habíamos ganado porque no habíamos conseguido el respaldo suficiente. Pues estaban en lo cierto, pero ahora se ha puesto de manifiesto que teníamos razón", apunta.
Recio añade que esa modificación de los estatutos venía del Obispado. Incide en que se trataba de algo con todo el sentido, ya que "no se puede echar a pelear" a dos partes de una cofradía por la elección del presidente de otro organismo: "Si una corporación decide que hay que respaldar a alguien, pues ya está", afirma.
No podemos considerarnos imprescindibles. No hay que pretender enraizarse en un mismo lugar y estar toda tu vida con un mismo puesto
Pastor recuerda que durante las elecciones de 2012 y 2015 (en las que se enfrentó su candidatura contra la de Pablo Atencia) se vivió una lucha "absurda y ridícula" entre delegados: "Como nunca antes se había visto. Por lo tanto, para evitar esto en un futuro decidimos modificar ese sistema". El razonamiento que subyace a esta propuesta reside en que, si un hermano mayor propone un delegado a su junta de gobierno, es porque es de su confianza: "Si no está de acuerdo con eso, que dimita o se le cese".
Eso sí, considera que "lo más sensato" es que el presidente se elija con el sistema actual: "Durante las elecciones del 12 y del 15 dimos de comer a los medios de comunicación. Fueron unos comicios reñidos y disfrutaron tanto la prensa como los tuiteros, pero el sentir de las cofradías no se sabía. Primero gané porque unos delegados me votaron a mí y luego perdí porque otros le votaron a él, pero no fue una cuestión de hermandades".
Clemente Solo de Zaldívar (al frente de la Agrupación entre 1997 y 2003) recuerda que durante los comicios en los que salió elegido presidente ocurrió algo similar: "Cambiaron a un montón de delegados porque no estaban de acuerdo con a quién iban a votar". Pero no es la única situación que responde a los intereses internos: "Suele aparecer el listo que te da su apoyo a cambio de un cargo para su hermano mayor", relata.
El lado humano de los cargos
¿Queda resquemor después de perder unas elecciones? Eduardo Pastor lo niega con rotundidad: "Para nada". Explica que todos los meses come con gente que no le respaldó en su momento: "Hay gente que me dice que me votó y yo sé que no es así, pero no pasa nada. Yo no puedo ser rencoroso. Lo pasé mal una semana o diez días, pero luego mi familia y yo fuimos los más felices del mundo porque hay vida después de esto", manifiesta.
Creo que el futuro de la Agrupación pasa por volver a sus orígenes, pero siendo conscientes del momento en el que estamos
"Es normal llevarse un disgusto, pero te das cuenta de que has salido ganando. Una vez que dejé de ser presidente, me ofrecieron seguir siendo delegado, estar en la junta, ser mayordomo de trono… Cuando fui a la primera reunión, me di cuenta de que este no era mi sitio. Creo que ya he hecho mucho y que hay gente a la que le toca. No quiero ser nada, simplemente estar al margen y ayudar cuando haga falta. No podemos considerarnos imprescindibles. Los que hemos estado ahí hemos hecho cosas bien y mal, igual que los que están ahora y los que vendrán en un futuro. Y no hay que pretender enraizarse en un mismo lugar y estar toda tu vida con un mismo puesto", razona.
Solo de Zaldívar critica una frase que suele repetirse con cierta frecuencia en el seno de las cofradías. "La gente llega diciendo me han echado. No, perdona. Tú tienes que dar gracias porque te han liberado. Lo que querías era tener un puesto superior al tuyo, que eso es otra cosa".
Rafael Recio coincide con sus compañeros en la necesidad de disfrutar del resto de cosas una vez que se abandonan las responsabilidades: "Después del paso de una persona por una cofradía, lo que hay es vida. Yo no he tenido absolutamente ningún cargo cuando he dejado de ser presidente y hermano mayor, pero eso no significa que haya dejado de ir por el Rescate", relata.
La gente llega diciendo "me han echado". No, perdona. Tú tienes que dar gracias porque te han liberado. Lo que querías era tener un puesto superior al tuyo
¿Es posible que se haya deshumanizado la gestión interna de las cofradías? Clemente es el primero en responde a la pregunta: "Las hermandades como institución son magníficas, pero en el seno de las mismas hay comportamientos muy criticables. A ti te puede caer mal un hermano mayor, pero no puede ir a atacar a la familia de un cargo con responsabilidad o de un presidente de la Agrupación", asevera.
Recio considera que mientras "ocupas un cargo, eres un referentes": "Cuando te vas tienes que entender que ese peso lo tiene que soportar otra persona. ¿Por qué decidí dejar la junta de mi hermandad? Porque después de 16 años de hermano mayor, cuando había algún debate la gente me miraba a mí. Con Joaquín (actual hermano mayor del Rescate) he debatido mucho siendo él teniente, y nunca ha pasado nada. Pero si llega a ser al contrario, las cosas hubieran cambiado. Y no por nosotros, sino por lo que hubiera dicho la gente", cuenta.
El cambio en la Semana Santa
Solo de Zaldívar subraya que ahora todo el mundo sabe de estética, música, alfileres... Pero nadie quiere comprometerse: "En cuanto al peso de las hermandades en la ciudad, cada vez es menor", reflexiona. Rafael se muestra contrario a esa afirmación: "Es verdad que se ha mejorado patrimonialmente gracias a la época del conocimiento en la que estamos, pero hay una parte de eso que no estamos valorando. La obra social ha crecido muchísimo gracias a la Fundación Corinto", expone.
Por su parte, Eduardo Pastor añade que actualmente se ve más como un espectáculo que como algo religioso: "Hay muchas modas, pero cada vez son menos los jóvenes ocupando puestos de responsabilidad porque no están dando el paso que tienen que asumir. Eso va en decadencia, y es duro que una hermandad tenga que convocar varias elecciones porque no se presenta nadie".
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