Las procesiones malagueñas están consolidadas por una infinidad de ingredientes que dan como resultado una creación única. Una obra coral que nace de los pequeños universos que componen su todo. De la música a la estética, pasando por las calles por las que se celebra este simulacro pasionista. Sin embargo, ¿cuántos elementos comunes tiene el cosmos identitario de la Semana Santa de Málaga? Durante los encuentros cofrades de EL ESPAÑOL de Málaga en Taró Restaurante, tres conocedores de las hermandades de la ciudad reflexionaron sobre su ancla cultural y su relación social con la ciudad.
Jorge Bueno, cofrade de la Columna y colaborador de este periódico, defiende que esta celebración tiene un espacio y un tiempo compartido, pero "poco más": "Cuando empiezas a sacar componentes significativos, lo primero en lo que piensas es en la campana o en los tronos, pero son símbolos que están en más sitios. Creo que lo que más nos une es el territorio en el que nos encontramos".
Caye Villodres, también columnista de este medio, afirma que más allá del aspecto del barroco teatral, algo inherente en el procesionismo andaluz, el caso de Málaga es "más efímero" que en otros sitios: "En Sevilla viven en constante sevillanía durante todo el año", apuntilla. En este sentido, Unai Pardo Elordi, historiador del arte y cofrade de los Estudiantes, explica que el caso de la capital de la Costa del Sol ha resultado especialmente paradigmático en la evolución de sus semejanzas: "Nuestra ciudad no tiene nada que ver con lo que era hace 30 años porque sufre una metamorfosis constante cada generación, rompiendo con la corriente anterior".
Pardo Elordi sostiene que las hermandades, como reflejo que son de su tierra, comparten los pros y contra del lugar en el que se encuentran asentadas: "¿Hasta qué punto las cofradías no son 100% Málaga tanto en cuanto tienen sus mismos defectos y sus mismas virtudes?", se pregunta.
"Al final son microuniversos; pequeñas Málagas a escala", añade Villodres. Y esta afirmación, a su vez, es extrapolable a los órganos directivos de cada corporación: "Dentro de una junta de gobierno te encuentras los mismos grupos sociales y problemas del día a día". En su opinión, esa identidad sí que existe, pero hay que asumir cuanto antes que "somos minoría": "Llevamos mucho tiempo debatiendo sobre cómo responde Málaga, pero a lo mejor es que la ciudad no quiere responder porque la realidad de las Pirámides o Huelin no quiere ser la misma que la del Centro", argumenta.
Al respecto de la división territorial de la capital, Jorge Bueno expone que la Semana Santa sigue manteniendo en esencia el espíritu de los años 20; suntuosos desfiles procesionales que se vertebraban en el centro histórico: "Sin embargo, la ciudad ha crecido mucho hacia el este o el oeste, y eso nos lleva a despegarnos de las realidades sociales que existen allí".
Barrios y cofradías
La conexión que tienen las cofradías con una determinada forma de ser y entender la Semana Santa también se encuentra condicionada por la vinculación con su entorno. El día a día en los barrios moldea el carácter y la identidad de las hermandades malagueñas. Sin embargo, esto no es una tarea fácil de mantener, debido a la transformación urbanística que ha sufrido Málaga en las últimas décadas; un cambio que ha implicado la "desaparición" de espacios señeros como El Perchel.
A colación de este debate, Caye Villodres relata que cuando expulsaron a los gitanos de Triana, se produjo un expolio inmobiliario tremendo: "Los emplazaron a la zona de las chabolas, de los 3000 o al Polígono de San Pablo. Pero se llevaron consigo su cultura. Desde zonas que no son tan identitarias, consiguieron mantener su cultura y de allí salieron movimientos musicales y artísticos muy interesantes. En el caso del Perchel, se ha arrasado también con la población, y esa cultura se ha diseminado", alega.
Jorge Bueno reflexiona sobre la posibilidad de que "esa idea de barrio" nunca haya existido, pero sí excepciones en otros enclaves: "El sábado de Pasión, cuando el Cautivo sale en traslado, los hijos, nietos y bisnietos de familias que vivían en el barrio llenan las calles". Algo similar a lo que sucede con la Virgen del Carmen en julio, aunque en la mesa no llega a haber consenso sobre si esa respuesta popular se produce por la propia imagen o por la advocación marinera.
Sin barrio, pero con vida
Ante esta dicotomía, Bueno se pregunta: "¿Qué hacen las cofradías por sus barrios? ¿Cuántas realmente hacen barrio el día de la procesión? ¿Por qué con los traslados vamos por donde haga falta, pero en Semana Santa vamos buscando el recorrido oficial y volver rápidamente?".
En la mesa, surge la duda de qué ocurre con esas hermandades que, sin barrio y sin identidad, siguen perviviendo aun con los problemas derivados de la transformación de valores y reducción de natalidad. Unai defiende que también entra en juego el factor de la deslocalización, como ocurre en Estudiantes: "Tenemos la sede en la Constitución y la casa hermandad en Alcazabilla, pero los hermanos proceden mayoritariamente de una parte de Málaga en la que no hay hermandades. Y eso responde a nuestra historia. Por lo que fuera, la gente que conformaba la junta se empezó a mover y buscó jóvenes en otros lugares. Nuestra realidad física nos permite eso".
Y ese componente identificativo también reside en los integrantes de una cofradía: "Yo llegué a Estudiantes por mis amigos. Mi primo era albacea general y empecé a tener más relación con él gracias a la Semana Santa, ya que antes solo nos veíamos en las comidas de Navidad. Ahora, todos mis mejores amigos los he conocido a los pies de la Virgen. Durante el tiempo que he estado viviendo fuera, mi cofradía siempre ha estado presente. El arraigo a Málaga lo tengo gracias a Estudiantes. Allí la junta de gobierno no es especialmente capillita, pero sí son muy de su cofradía. Esa identidad de Málaga se nos queda grande y hemos buscando identidades en cada una de nuestras hermandades".
"¡Es que es eso!", exclama Jorge Bueno: "Te identificas con una cofradía; eso no ocurre con aquel que saca el trono de una cofradía con la que no tiene relación".
Los grupos escultóricos
La propia estética cofrade también ha vivido una transformación que no siempre ha seguido los "parámetros académicos": "En el momento en el que se normaliza que haya armados con medias rosas, se crea una estética que no responde a la iconografía religiosa artística. Estamos creando un metaverso en el que una imagen puede llevar sus atributos en función de lo que le parezca o no a la señora de turno. Hay cosas que exigen un poco de fidelidad a la pasión, porque todos esos elementos están repletos de significado y significante", argumenta Villodres.
En palabras de Unai Pardo, para poder desarrollar una imagen de marca hay que tener primero una idea: "Hay que saber transmitirlo y convencer de que es lo mejor, pero no todo vale. Soy de la opinión de que hay que escuchar a todo el mundo, pero no hacer caso a todo el mundo". Él defiende que parte de la identidad de Málaga pasa por el rechazo que existe en "numerosas cofradías" a los misterios: "Lo vemos en la Humillación, Estudiantes o el Rocío, aunque parezca que aquí se está abriendo el debate. ¿Cómo va a ir mi Cristo acompañado, si él lo llena todo? Se repite en muchos sitios".
Caye Villodres añade que, en el caso de esta última corporación, el Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario surge de la representación teatral del Vía-crucis: "Creo que en favor de esa representación y recuerdo a las imágenes que subían con el Señor, debería plantearse".