Creo que ha surgido una nueva figura dentro del mundo cofrade. Un personaje trágico-cómico más cercano a Torrente que a la imagen irónica y moerna que pretende dar: el influenser englobado. Influencer porque cree que su opinión marca una línea de diálogo u opinión y englobado porque sólo sus palmeros o seguidores son los que lo mantienen en ese mundo irreal. Puede decirse que prácticamente es el opinador de toda la vida pero que por 5 corazones y 3 retuits se cree ungido en una línea de debate. Un debate que si se sale de su opinión se convierte en un grito de ira hacia ti que piensas diferente o si no le haces ni caso se convierte en un llanto y victimismo propio de edades infantiles.
Si los recursos del debate no funcionan suficiente termina de engendrar ese personaje que le supera como persona y le convierte en un pequeño tirano de las redes sociales. Si te enzarzas en su discusión eres devorado por su personaje o por las propias huestes y terminas sólo exponiendo tu debate en un descampado porque a nadie le interesa tu opinión. Realmente estos personajes no quieren escucharte, no les interesa lo que opinas, ni les importan tus ideas, ni aprender, ni tolerar, lo único que quieren es escucharse, oír sus voces adoctrinadoras subidos en su púlpito del 4G, les gusta como Narcisos del internet, verse reflejados en nuestros tuits y comentarios. Es fundamental para su imagen hacerse pasar por anónimos (con falsa humildad) para así justificar que su voz es la del pueblo y convertirse en lo que ellos creen que son: los nuevos mesías.