Lágrimas, rabia e incertidumbre: un Martes Santo difícil para el Rescate, Nueva Esperanza y el Rocío
La lluvia hizo acto de presencia en la primera mitad de la jornada, haciendo que Nueva Esperanza volviera a su casa hermandad y que el Rocío y el Rescate suspendieran sus salidas. A las otras tres cofradías, la lluvia les sorprendió sobre las once de la noche.
13 abril, 2022 02:14Tristeza de principio a fin. Ese podría ser el título de una película que hablara sobre el Martes Santo vivido en la ciudad de Málaga. Todos los pronósticos indicaban desde hace días que la jornada iba a estar pasada por agua, con bastante inestabilidad, pero la esperanza, tras dos años de pandemia, lo podía todo.
Ni el acuerdo de retrasar horarios y cambiar itinerarios consiguió frenar lo inevitable. La lluvia consiguió robar el protagonismo a las seis hermandades que tenían que realizar su salida procesional y, las más perjudicadas, Nueva Esperanza, Rescate y Rocío, que no pudieron realizar su salida procesional. El resto sí lo hizo, pero sufriendo una gran mojada que les sorprendió a eso de las once de la noche.
La primera en sufrir los efectos de la borrasca Evelyn fue Nueva Esperanza, una hermandad que salía a la calle con alegría, acompañada de su barrio, como cada Martes Santo. Sin embargo, la emoción les duró treinta minutos de reloj cuando comenzó a caer una manta de agua que provocaba que Nueva Málaga se inundara de paraguas. "Es una nube, es una nube", decían. Pero no lo era, el chaparrón comenzaba a ser preocupante. Había que dar la vuelta.
La Virgen de Nueva Esperanza solo pudo avanzar unos metros desde su casa hermandad para acabar volviendo a su interior. El Señor tuvo que volver bajo la lluvia unos metros más. Al llegar a la casa hermandad, los hombres de trono bailaron al Señor frente a la Virgen y realizaron un saludo. "No ha sido el Martes Santo que queríamos, pero es lo mejor para nuestros titulares y todo el patrimonio", contaba una de las hermanas de la cofradía entre lágrimas.
La tarde en el barrio de Nueva Málaga estuvo marcada por la rabia, pero a la vez por la comprensión. Salir implicaba recogerse, al menos, sobre las cinco de la mañana, con todo lo que esto conllevaba.
Los hermanos de Nueva Esperanza estaban preparando la casa hermandad para las visitas cuando los hermanos de la cofradía del Rocío anunciaban que suspendían su salida procesional. El Martes Santo pintaba mal. El barrio de la Victoria no gozaría con el jolgorio y las bullas acompañando a la Novia de Málaga a las tantas de la madrugada.
En la casa hermandad, la noticia sentó como un jarro de agua fría. Lágrimas y abrazos, protagonistas. Algunos jóvenes se sentaban bajo los tronos aún sin creérselo. Trini, una de sus hermanas, no sabía cómo explicar sin llorar uno de los Martes Santo más difíciles de su vida. "Es inexplicable. No nos lo esperábamos para nada, al menos yo. Ha sido una tarde complicada. El 2023 será mucho mejor", decía, esperanzada.
Los vecinos del barrio de la Victoria esperaban en calle Victoria cruzando los dedos, que al menos pudieran disfrutar en las calles de los reyes de calle Agua. Pero tampoco. La hermandad retrasó un poco su salida, pero prefirió no salir. "Ha sido un día para olvidar", comentaba una vecina echándose las manos a la cara. "Pero es lo que el Señor ha querido", recalcó.
Calle Agua era un hervidero tras la decisión de la suspensión de la salida de Joaquín González, hermano mayor del Rescate, que no se separó de su túnica en ningún momento. Tanto la Vera+Cruz como San Lorenzo Mártir acudieron a la casa hermandad para tocar varias marchas delante de los titulares de la corporación, entronizados. La emoción se palpaba en el ambiente.
Entre el barullo, cientos de historias, como la de la pequeña Gala, con ojos azules y pelo rubio, miraba a sus titulares vestida de nazarena. Todo apunta a que era su primera Semana Santa. No levantaba un palmo del suelo. Un familiar le daba un beso en el moflete y le señalaba al Cristo y a la Virgen. Cuánto nos ha quitado la maldita pandemia. Qué estampa más triste.
Juan, en cambio, no paraba quieto. Porta al Señor del Rescate y solo le aliviaba pensar lo que vivió en la Magna. "Al menos pudimos disfrutar, pero un Martes Santo siempre es especial", responde otro compañero de varal, con tristeza.
Para Iván era su primera salida procesional acompañando al Señor del Rescate. Él es algo más mayor y consciente de lo que estaba sintiendo. "Después de lo del Covid, ha dolido. Pero bueno, puede llover luego...", decía el pequeño, casi de manera premonitoria.
Menudo contraste supone, sabiendo el final de la película, recordar cómo los hombres de trono del Rescate miraban al cielo lamentándose de lo decidido. "No va a llover más, es que lo sé", decía uno de ellos. Entre el público, se oían comentarios en contra de la decisión de la hermandad: "Yo no entiendo por qué no salen, si hace un sol brutal y el Rocío, que viene de arriba, ha cancelado ya la salida".
La jornada al final le acabaría dando la razón a Joaquín González, que pasó de ser el incomprendido por muchos, al héroe para otros. Al filo de las once de la noche, antes de la llegada sorpresiva de la lluvia, González declaraba a EL ESPAÑOL de Málaga que la cofradía guarda un gran patrimonio que no puede dañarse en las calles y que "aunque haya sido una decisión dolorosa era la mejor que se podía tomar después de haber intentado retrasar la salida todo lo posible". Parece que el tiempo le ha dado la razón con un Martes Santo lluvioso y triste que dejaba un silencio absoluto por las calles del Centro de Málaga cuando rozaban las dos de la madrugada.