La Cofradía Nuestro Padre Jesús El Rico de Málaga ha retomado la tradición del Miércoles Santo -que data de hace 271 años- tras dos años sin Semana Santa y ha liberado a un preso de 29 años condenado por un delito contra la salud pública.
El reo, que ha procesionado frente a la Imagen Titular de Nuestro Padre Jesús El Rico, a la salida de la Catedral de Málaga, en cuya puerta principal se ha celebrado el acto de su liberación, había sido condenado por el Juzgado n°6 de Málaga a dos años de prisión y una multa de 1.000 euros por unos hechos cometidos en 2019.
Al acto de liberación ha acudido la ministra de Justicia, Pilar Llop; el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; el obispo de la Diócesis de Málaga, Jesús Catalá, y el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz González, entre otras autoridades.
El indultado, con iniciales J.E.C.H y con la característica túnica negra, ha sido el primero en firmar el acta, seguido de la ministra de Justicia, el obispo de la Diócesis de Málaga y el alcalde, entre otros representantes políticos.
Han intervenido además la directora del centro penitenciario Málaga II, Noelia Moreno, y la presidenta de la Audiencia Provincial de Málaga, Lourdes García, que ha señalado que la "buena conducta" del recluso le ha hecho merecedor del indulto y que este es un "apasionado" de la Semana Santa.
Cientos de personas se han acercado a ver el retorno de esta tradición en la que se otorga la libertad a un reo, ya que el año pasado -en el que no se permitían procesiones, pero si actos de culto- se liberó de manera excepcional a tres reclusos por primera vez en la historia, que no procesionaron posteriormente. Este indulto está condicionado a que el beneficiario no cometa delito doloso en el plazo de dos años.
Tradición
La tradición de liberar a un preso en Málaga se basa en una pragmática real de Carlos III, dictada tras una epidemia de peste en 1756 que incidió gravemente entre la población y ocasionó la suspensión de las procesiones de Semana Santa de 1759.
Ante esta circunstancias, los reclusos de la prisión pidieron al alcaide sacar ellos la imagen de El Rico -de la que se declaraban devotos- y, al serles denegada la solicitud, se amotinaron, escaparon y llevaron a hombros el cristo por las calles en la procesión más larga que se recuerda en la ciudad.
Tras acabar, los presos volvieron a sus celdas; lo que coincidió con la repentina desaparición de la epidemia -que se cobró numerosas vidas- y esto fue interpretado como un milagro que impresionó al rey, quien concedió el privilegio, ratificado por Juan Carlos I poco después de ser proclamado rey.