Quizá usted también ha tenido la sensación de que cada fin de semana hay una procesión por las calles de Málaga. Cientos de personas que se congregan en torno a una imagen y que van recorriendo distintas zonas de la capital hasta llegar al punto de inicio: una iglesia o una casa hermandad.
Es posible que también tenga la percepción de que cada vez son más las cofradías que celebran algún tipo de aniversario, justificando así una salida extraordinaria. O que cada vez hay más santos fuera del tiempo inicialmente previsto para ello: la Semana Santa. Si tiene esa impresión, que sepa que está equivocado. Porque no una mera impresión, sino un hecho objetivo.
Desde finales de agosto hasta el 1 de noviembre han salido cerca de una treintena de corporaciones entre rosarios, traslados o festejando alguna efeméride, según recoge Málaga Cofrade TV. Y eso que en la lista no se incluyen las dos grandes magnas de la provincia: Antequera y Vélez-Málaga. De sumarse ambas citas al ranking, la cifra añadiría 32 tronos.
Estos 66 días que han pasado desde que la patrona, la Virgen de la Victoria, bajara del Santuario a la Catedral de Málaga, guardan un hilo conductor: no hay ni un solo fin de semana libre de descanso para los cofrades.
Septiembre cerró el ciclo con 11 procesiones (12, si sumamos Antequera), teniendo en cuenta que la salida extraordinaria de la Virgen del Gran Poder (Misericordia) tuvo sesión de mañana -rosario de la aurora- y de tarde -traslado de vuelta en las andas procesionales del Jueves Santo-.
Las cuentas de octubre no son muy distintas. 18 salidas (más la magna de Vélez-Málaga y el traslado previo a la extraordinaria del Amparo, es decir, 20) entre las que se incluye la maratoniana jornada del sábado 1, en que procesionaron cuatro tronos en distintos puntos de la ciudad: Mediadora, por el 25º aniversario de la Virgen; Agonía, por el 75º aniversario de talla; Lágrimas y Favores, en su tradicional rosario y el Rosario de Maqueda.
Para más inri, el ciclo procesional se ha adentrado hasta el mismo mes de noviembre. Así, a propósito del Día de Todos los Santos, el Cristo de los Afligidos salió por primera vez en Vía-crucis por el cementerio de San Miguel. Cerró la jornada la Virgen del Carmen del Perchel en su tradicional procesión por la feligresía. Dos citas más que se suman a al calendario.
Cansancio de cofrades
De algún modo, esta saturación está abriendo un debate en torno a la convivencia de las hermandades con el espacio público. Una controversia en la que también alzan la voz personas que forman parte del día a día de la Semana Santa. Es el caso de Miguel Gutiérrez, quien explica que la coincidencia en estos años de muchas efemérides se ha traducido en la abundancia de extraordinarias: "Se ha notado poca imaginación a la hora de conmemorar las celebraciones, que siempre tienen como colofón una procesión y el resto se convierte en un programa de actos de mero relleno".
"Lo extraordinario se ha perdido para dar paso, más bien, a procesiones ordinarias fuera del propio tiempo ordinario. Lo peor no es que la sensación de hastío, de lo repetitivo, alcance a los cofrades, sino que se extiende al tejido social de la ciudad, y con razón", apunta.
"De la penitencia, hemos pasado al externismo y exhibicionismo"
De esta forma, se centra en la necesidad de fijar unos criterios claros y concisos para la celebración de estas procesiones: "Este periodo de saturación de extraordinarias debiese espolear una mayor determinación para ello", subraya.
Misma línea la que defiende el comunicador del programa Con la venia, Jaime Moreno: "Hemos sobrepasado los límites del exceso. Somos como setas que crecen en la ciudad todos los fines de semana y solo parece que venimos a acompañar una oferta pintoresca, absurda, que no alimenta en nada a las cofradías. Es más, creo que las denigra. De la penitencia, hemos pasado al externismo y exhibicionismo", abunda.
Pese a que las procesiones suelen ser un motivo de alegría para la hostelería, no todos los establecimientos lo ven de la misma forma. Especialmente aquellos que se ven obligados a desmontar las terrazas al paso de un cortejo, afectando negativamente a sus clientes y a la caja de ese día. Es el caso de El muro Bar independiente, situado junto a la Agrupación de Cofradías.
Francisco Riofrío, al frente del negocio, defiende la neutralidad del espacio público frente a la presencia excesiva de tronos cada fin de semana, instando a mayor mesura y convivencia con los distintos colectivos de la ciudad.