El tránsito por la calle es lento, casi estático. Pero poco a poco se va adentrando por los recovecos de la ciudad. La suya. La misma urbe que, pese a estar en constante transformación, vuelve a lucir sus galas de memoria y recuerdo para poder ser el atrezo perfecto cada 8 de septiembre.

Escribió García Lorca de Sánchez Mejías: "Por las gradas sube Ignacio / con toda su muerte a cuestas". La Virgen de la Victoria es el negativo de aquellos versos, de aquel drama taurómaco escrito con sangre. Ella avanza, sube y baja por su barrio, pero lo que lleva a cuestas es toda la vida, que a la postre es el resultado de compartir tiempos presentes con Málaga. 

La procesión de la Patrona vuelve a poner en marcha el calendario cofrade (porque el principio es septiembre, y no enero). Es la rutina de lo novedoso. De volver a empezar cuando parece que no hemos acabado. Hay unos aires cíclicos en todo eso, pero quizá es lo que forjan un espacio seguro en el que la memoria acaba dando sus frutos. 

Toda la jornada resulta frenética para los hermanos de la corporación. Tras nueve días de novena, llegó el pontifical, con el correspondiente despliegue protocolario que la Patrona de la Diócesis de Málaga acumula. Esto mismo se vio luego reflejado en la procesión, conformada por 27 secciones diferentes. 

La plana mayor de las cofradías estuvo presente, al igual que la sociedad civil, religiosa y militar. Los hombres con chaqué y las mujeres de negro, que escribía Pilar Quirós, constatando los aires decimonónicos que siguen exornando el contexto. Porque lo importante sigue presente. 

Este año, el trono fue exornado con rosas de distintos tipos, ocupando los nardos (más de mil varas) un papel más discreto. Sobre la cruceta, marchas clásicas y guiños a cada momento (de la Salve Marinera a los pitos rocieros tras pasar por Madre de Dios). 

Precisamente, el itinerario es otro aspecto a tener en cuenta. Tras el cambio de 2022, la propuesta de Casapalma y Cárcer se asienta en el seno de la corporación (aunque este año haya tenido que discurrir por el lateral norte de la plaza de la Merced por las obras). 

Sea como fuere, la Victoria llegó a su barrio arropada de malagueños, de los suyos, marcando el camino por el que los lugareños deberán transitar durante el año que se dispone a comenzar. Al menos, que no falte la luz que les guía.

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