¿Es la astrología una ciencia?, la pregunta que ha dado a Maristas Málaga un premio nacional
- Ana Belén, Amaya y María, las tres alumnas que han realizado la investigación, conforman uno de los seis grupos que han llegado a la fase final del proyecto.
- El pasado 28 de septiembre presentaron sus resultados en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, en Alcobendas.
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Ana Belén, Amaya y María son tres alumnas que estudian 2º de la ESO en Maristas y que han ganado el concurso ‘Cazadores de mitos’, impulsado por la Fundación Española para la Ciencia y Tecnología (FECYT) con el propósito de dotar a la juventud de herramientas y conocimiento que les permita ser menos vulnerables a la influencia de falsas creencias.
El proyecto de estas alumnas, que conformaban el grupo E= mc2 ha sobrepasado con creces las expectativas marcadas por su profesor de Física y Química, Juanjo Buzón, que destaca su rigurosidad a la hora de trabajar y su especial cuidado a la hora de coordinar un trabajo que podría estar al nivel de los adultos.
En concreto, su investigación versaba acerca de si la astrología es una ciencia o una pseudociencia a través del efecto FORER. El estudio como tal pone de manifiesto que los seres humanos aceptan como propias generalizaciones que pueden llegar a ser válidas para cualquier individuo y tienden a tener mucho más en cuenta las coincidencias que los fallos.
Durante el curso experimentaron con todo el alumnado de secundaria y bachillerato del centro a través de unos formularios con los que extrajeron unos resultados acordes con su hipótesis: "la astrología es un mito que a día de hoy las personas siguen creyendo, porque se sienten identificados con las descripciones generales del tarot o cartas astrales". "Hicieron un gran trabajo", vuelve a repetir su profesor.
Como parte del premio, el pasado 28 de septiembre, los equipos con los mejores retos de cada modalidad que llegaron a la final (seis de los 230 equipos pasaron la primera fase en toda España) presentaron los resultados de sus investigaciones en el auditorio de la sede de Alcobendas del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (MUNCYT).
La jornada, que coincidió con la celebración del Día Internacional de la Cultura Científica, comenzó con una bienvenida y apertura del acto por parte de Inma Aguilar, directora de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT). Posteriormente se hizo entrega de sus diplomas a las estudiantes responsables de este reto y a los de otros colegios.
Así, los equipos pudieron disfrutar de diferentes talleres impartidos por el personal del museo en una jornada matinal repleta de ciencia. Además, tras el almuerzo, cada equipo presentó sus resultados al resto de seleccionados y se enfrentó a sus preguntas en un "minicongreso".
"Con este proyecto hemos trabajado para que nuestros alumnos sean menos vulnerables a la influencia de falsas creencias y puedan aplicar el conocimiento derivado de la evidencia para tomar decisiones formadas", dice el profesor Juanjo Buzón alegando que, según datos extraídos de la última encuesta de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología en España, elaborada por FECYT, casi 4 de cada 5 jóvenes de entre 15 y 24 años acude a internet para informarse sobre temas de ciencia y salud sin saber que en la red figuran muchos bulos y desinformación.
Otros grupos
Además de las tres ganadoras, otros grupos de alumnos de Maristas han trabajado en sus investigaciones sobre diferentes temas donde acaban con mitos. Uno de ellos ha estudiado si una moneda que cae desde un rascacielos puede matarnos, si es cierta la regla de los 5 segundos o si se le van las vitaminas al zumo (¡cuántas veces nos lo habrán dicho en casa!). La idea es que todos han buscado diferenciar la evidencia científica de lo que es la pseudociencia, fomentando el pensamiento crítico y potenciando el método científico desde la práctica.
"Si explicas en clase el método científico como una unidad teórica, los alumnos al final memorizan sus pasos sin saber por qué son importantes o qué repercusión tiene en el día a día", explica Buzón, que cree que no hay mejor forma que aprender que a través de la experimentación, a través del prueba y error.
Asimismo, el profesor muestra su inmensa alegría porque por esta actividad el trabajo cooperativo se ha visto potenciado a través de las TIC. "Cuando un alumno se divierte aprendiendo, en su cuerpo se segregan hormonas como la dopaminas, encefalinas, endorfina y otras más que terminan en “ina”, que hacen que el aprendizaje sea más rico", concluye.