Muchas veces se ha cuestionado si el sistema universitario es capaz de dar respuesta a las demandas formativas del ecosistema actual, atravesado cada día con más énfasis por los avances tecnológicos y por retos que hace tan solo unas décadas no existían como el demográfico o el climático.
Para dar a esto una respuesta y, sobre todo, para incluir en el itinerario formativo a las personas adultas, aquellas de entre 25 y 64 años, el Ministerio de Universidades va a impulsar las microcredenciales universitarias.
Esta formación se une, entre otros, a la oferta de grados, másteres y formación profesional ya existente, pero tiene sus propias particularidades. ¿Qué son? ¿Qué objetivos tienen? ¿Cuándo comenzarán a funcionar? ¿Dónde se impartirán? Estas son las claves del Plan Microcreds, el esquema de acción para desarrollarlas en los próximos dos años y medio.
¿QUÉ SON LAS MICROCREDENCIALES?
Son formaciones breves, de menos de 15 créditos, focalizadas en la adquisición de conocimiento, habilidades o competencias específicas que estén conectadas con las necesidades de los sectores productivos.
¿CUÁLES SON SUS OBJETIVOS?
La idea de fondo que se oculta bajo el impulso de la microcredencias, según explicó el ministro Joan Subirats este lunes, es “abrir la universidad a todas las edades”, “ofrecer oportunidades formativas de corta duración a personas de entre 25 y 64 años, un sector población poco presente actualmente”.
Subirats se refirió, además, al “desajuste entre las capacidades que el mercado laboral demanda y las que tienen los trabajadores” y, como respuesta a ello, estos cursos pretenderán responder “a las demandas sociales”. “No pensar lo que las universidades pueden ofrecer, sino lo que la sociedad necesita”, resumió Eva Alcón, presidenta de la CRUE.
En base a estas dos premisas, sobre el papel, los objetivos de las microcredenciales son: reconciliar las capacidades de la población con las nuevas oportunidades de empleo, promover una sociedad del conocimiento, ampliar y democratizar el acceso a la educación superior y promover la inclusión social.
¿QUIÉN PODRÁ CURSARLAS?
Las microcredenciales están enfocadas a la población de entre 25 y 64 años. Según los datos del Ministerio de Universidades, la presencia de personas adultas en las universidades públicas españolas es aún muy minoritaria: representan menos del 5% de estudiantes de grado. De la misma forma, menos del 20% de los de máster de las universidades públicas presenciales tiene más de 30 años.
¿HABRÁ REQUISITOS?
En palabras de Subirats, esta formación “puede ser la primera oportunidad para acceder a la universidad para personas que no cumplen los requisitos tradicionales de acceso”. La idea es que las propias universidades acrediten la capacidad de cada persona por su trayectoria laboral, aunque no cumplan con los condicionantes que ahora mismo se demandan como el título de bachillerato.
¿CÓMO SE VA A FINANCIAR?
Esta iniciativa "no es algo que se haya decidido en España de forma autónoma, sino que forma parte de una estrategia europea", precisó Subirats. De hecho, la financiación del primer plan de acción para los próximos cuatro años partirá de la última adenda que España ha pedido ya de los fondos UE. Será, en concreto, una dotación de 50 millones de euros para que las universidades puedan impulsar sus proyectos pilotos entre el 1 de enero de 2024 y 30 de junio de 2026.
¿CUÁNDO COMENZARÁN A FUNCIONAR?
Según Subirats, en algunas universidades las microcredenciales ya son una realidad. En otras, será el Plan Microcreds la herramienta que las impulse. La previsión es que durante el periodo de dos años y medio que contempla se impulsen un millar de formaciones y acreditaciones para 60.000 personas como "mínimo".
¿CÓMO SERÁ LA FORMACIÓN?
Se ofertarán en universidades, pero no en exclusiva, también en formación profesional, en empresas privadas o en las administraciones públicas.
Los cursos tendrán un formato flexible y adaptable a las diversas necesidades y limitaciones de disponibilidad del alumnado adulto, incluyendo el uso de la modalidad virtual o semivirtual.
La estructura será modular: cada microcrendencial tendrá sentido por sí misma pero, al mismo tiempo, podrá acumularse a otras y combinarse en credenciales más amplias, como grados o másteres, en el marco de un itinerario formativo personalizado.
¿QUÉ LA DIFERENCIA DE LA FORMACIÓN PARA EL EMPLEO?
Aunque ambas estén enfocadas a los adultos, las microcredenciales implican directamente a las universidades, a diferencia de la formación para el empleo. “La idea es poner a la universidad al servicio de la formación a lo largo de la vida, con énfasis en el que la recualificación puede ser necesaria para las personas en desempleo, pero también para otras que están trabajando y cuyas funciones van cambiando, o para empresas que requieren determinados perfiles y no los encuentran”, explicó Jaume Blasco, asesor del Gabinete del ministro de Universidades.